Billy Álvarez y compinches, hoy prófugos de la justicia, fueron la gota que derramó el vaso. Lo que sigue, señaló en la semana Santiago Nieto Castillo, titular de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), es declarar al futbol un ente específicamente vulnerable por la delincuencia organizada. Y, en consecuencia, habrá que analizar con lupa los movimientos de dinero usuales entre los gavilleros pactantes que han enviado a pique al balompié mexicano desde las poltronas en la Femexfut, la televisión comercial y los gobiernos estatales. El triángulo de las Bermudas, como quien dice.
Mientras tanto, la autoridad puso las oficinas del Cruz Azul a disposición de la cooperativa cementera, cuya fracción aparentemente sana –es decir, opuesta desde hace tiempo a las sucias maniobras de Guillermo Álvarez y los suyos—se encontró con que gran parte de la documentación ha desaparecido por obra y magia de los mencionados pájaros de cuenta. Pero independientemente de lo que la Fiscalía pueda ir averiguando, la tembladera está yendo mucho más allá, a los sótanos de un deporte “profesional” que se ha especializado en mover cantidades indeterminadas de dinero en todas direcciones y a todas horas. No sería nada raro que palabras como lavandería, paraísos fiscales y evasión de impuestos fueran llenando dentro de poco con su lodazal noticieros, conversaciones y juzgados.
¡Aúpa, Puebla! Entre si son peras o son manzanas, el Puebla ha tenido un inicio de campaña como no soñaban ni sus más fieles partidarios. Invicto luego de tres fechas y compartiendo, con 7 puntos, la cabeza de la tabla. El sábado viajó a Guadalajara y le pegó al Rebaño a domicilio. Gran gol de Ormeño, de zurda y a la media vuelta (63´), y buen control de partido, firmes abajo y cerca del segundo tanto hacia el final. Claro que falta mucho camino por recorrer, pero por ahora sólo cabe felicitar a la Franja, entrenador y jugadores. Las Chivas, sin recursos para sobreponerse a la expulsión de Eduardo Torres por claro planchazo sobre Omar Fernández (35´). Al parecer JJ Macías jugó su último partido de rojiblanco, ya que esta semana podría concretarse su pase a la Real Sociedad.
Jornada 3. Comparten liderato con el Puebla el América (empató a uno con Necaxa), los Pumas (1-1 con Bravos de Juárez) y Cruz Azul (que despachó 2-0 al León en CU). Y pocos goles, apenas 15 en siete partidos, pendiente aún el intrascendente San Luis-Atlas. Mazatlán consiguió su primer triunfo en Primera (2-1 sobre el inocuo Toluca), y los millonarios cuadros de la Sultana siguen sin carburar (Tigres 0-0 en Tijuana y Rayados 2-2 de milagro con Santos, jugando en casa).
Una Champions versión B. Se completó la ronda de octavos de final con los encuentros de vuelta que quedaron pendientes a raíz del confinamiento por pandemia. Sin público y con más yerros que futbol. A éstos se apuntaron por igual equipos, jugadores y árbitros, el VAR incluido. Menos mal que tres de los que jugaban en casa se calificaron a cuartos, sobreponiéndose a todo ese cúmulo de vicisitudes, entre las cuales no era la menor desventaja el de no contar con el apoyo de sus respectivas hinchadas. Pero se jugó y eso era lo importante. Ahora, a partir de esta semana, a partido único, vienen la fase de cuartos de final y, semana de por medio, semifinales y final. Todo en canchas portuguesas, a partido único y a puerta cerrada. Peor es nada. De lo perdido, lo que aparezca. Mejor eso que renunciar a la lana de la televisión, habrán pensado los señores de la UEFA, otra gavilla de muchísimo cuidado. Menos burda, eso sí, que lo que tenemos en casa.
Lyon-Juventus (2-2). En Turín, el juez central Felix Brytch, alemán, le regaló un penalti a cada equipo. ¿Luego no influyó en el resultado? Influyó, claro que influyó. Porque al producirse empate global entre la Juventus y el Olimpyque de Lyon, entró en juego el valor del gol visitante. Y por ese detalle calificaron los franceses y quedaron fuera los italianos, con todo y Cristiano Ronaldo y ya sin Maurizio Sarri como entrenador, pues la derrota le costó el puesto.
Partido flojito, par de tantos del C7R portugués y cerrazón defensiva del Lyon que una Juve previsible y lenta fue incapaz de descifrar, pese al pírrico 2-1, pues se requería un tercer gol del que ni siquiera estuvieron cerca. Total, un año más de la Juve sobre su trillada senda: ganar el scudetto y fracasar en la Champions. Ya parece letanía.
Manchester City-Real Madrid (4-2). No necesitaron hacer nada heroico los ciudadanos: había un espía a su favor en el campo contrario que les aligeró el gasto y los depositó en los cuartos. El colado, francés por más señas, se puso la camiseta madridista para despistar pero en realidad no engañó a nadie. Jugó con el número y la fisonomía de Varane, pero era un oficinista sonámbulo que le obsequió gentilmente al City los dos goles en que se fincó su victoria. Algo colaboró también, en ambos, Thiebaud Curtois, el guardameta blanco (aunque esta vez los merengues se disfrazaron de naranjas). Como nunca, se extrañó a Sergio Ramos, castigado por la roja del partido anterior, y a Keylor Navas, defenestrado hace ya un par de años por Florentino Pérez en favor del arquero belga. De poco sirvió el gol de Benzemá que igualó el marcador fugazmente. El del viernes, porque el global nunca dejó de ser para los de Guardiola.
Tampoco este encuentro se perdió de vista, el Madrid parapetado atrás y los ingleses fieles al tikitaka que es sello de todo equipo dirigido por Pep. No dejó de ser un duelo entre equipos faltos de ritmo, desencanchados. Varane y Courtois como los dos mejores-peores ejemplos.
Barcelona-Napoli (4-2). Un Barcelona opaco y un Napoli inofensivo. Y sobrevolando el Camp Nou, Lionel Messi y su luminosa sombra (¡vaya oxímoron!). No es que el argentino sea, ni de lejos, el que fue. Incluso su gol –segundo del Barsa— fue un gol agonístico, notable por el esfuerzo desplegado pero carente de la gracia alada de sus jugadas más clásicas. Pero tras el 1-1 de Nápoles se trataba fundamentalmente de anotar, y eso el Barcelona lo hizo tres veces en los primeros 45 minutos. Y con eso tuvo. Los de Gattuso anotaron de penal sobre el cierre del primer tiempo e hicieron su luchita en el segundo, pero tan sosa y previsiblemente que el partido se hizo tedioso, entre largos e inútiles paseos de balón de los italianos, donde Koulibaly hizo de Varane –lento y errático a más no poder: irreconocible—y el Chucky Lozano entró a los 70´ sin que ningún “compañero” se dignara pasarle un balón en los 25 minutos que restaban.
También aquí se señalaron dos penas máximas, una por equipo, bien señaladas por el turco Chakir y convertidas por Suárez e Insigne, respectivamente. En cambio, ni el VAR y el silbante se enteraron de la elefantiásica falta de Lenglet sobre los centrales italianos en la acción del primer tanto catalán. Un yerro más, sin influencia en el resultado final.
Bayern-Chelsea (7-1). Casi sin proponérselo, el once bávaro repitió la goleada de Londres. Abismal diferencia entre ambos, nada que objetar, triste despedida de los blues y total superioridad bávara. El polaco Lewandowski, desatado, abrió y cerró el marcador, seguramente embravecido porque la bota de oro del año se la arrebató a última hora el Ciro Immobile, el artillero del Lazio y del calcio italiano, por encima incluso de Cristiano.
Entre unas y otras, el Bayern luce, lejos, como el equipo más en forma de cara a la fase definitiva que a partir de esta semana se juega en Portugal. En seguida, las combinaciones para cuartos de final.
Cuartos de final. Se jugarán esta semana en Portugal, con un Barcelona-Bayern Múnich (este viernes 14) como el platillo más suculento, aunque la balanza, tal como están las cosas, parece claramente inclinada en favor de los bávaros. Y muy interesante también, aunque de lejos no lo parezca, el PSG-Atalanta; el once parisino, que por nómina sería el obligado, viene de un largo paréntesis de inacción; los lombardos, en cambio, fueron la sensación del calcio durante la reanudación tras el paro por pandemia.
Menos dificultades debiera tener el ManCity para imponerse al Lyon (juegan el jueves), y es de esperar que, por experiencia y calidad, el Atlético de Madrid frene las aspiraciones del Leipzig, un equipo armado de coraje, justo el mejor argumento de cualquier escuadra dirigida por el “Cholo” Simeone.
Verstappen se destapa. Se veía venir. Cosa de que al menor descuido de los Mercedes Max Verstappen se les colara. Y ya sucedió. Ayer, el holandés se adueñó del GP conmemorativo del Aniversario 70 de la F1, en Silverstone. Pudo adelantar a las dos flechas plateadas gracias a una estrategia impecable de paradas para el cambio de llantas y relegó a Hamilton y Bottas al segundo y tercer puestos. Y en la tabla general ya supera al finlandés. Resulta que la apuesta de futuro por Max ya es apuesta de presente.