En la región de Tehuacán, los habitantes de San Gabriel Chilac, San Francisco Altepexi y San Sebastián Zinacatepec han alzado la voz y tomado acciones contundentes. Durante casi tres horas bloquearon la carretera federal Tehuacán–Teotitlán en protesta contra la instalación de invernaderos chinos cerca del manantial La Taza. La razón de su movilización es clara: estas empresas representan una amenaza latente por la cantidad de agua que planean extraer.
Los pobladores han señalado que estos empresarios ya han negociado la renta de terrenos con propietarios locales por un periodo de hasta 10 años, abarcando una extensión aproximada de 20 hectáreas. Ante la inminente llegada de estos invernaderos, los vecinos han decidido actuar, pues existen precedentes de los efectos negativos que tales instalaciones tienen en otras zonas donde ya están presentes.
Las experiencias de Tlacotepec de Juárez, Tepanco de López y Tehuacán son ejemplos palpables de cómo la presencia de invernaderos chinos ha llevado a la escasez de agua. Estos invernaderos perforan pozos para obtener grandes cantidades del recurso, reduciendo así el nivel de otros pozos, galerías filtrantes e incluso manantiales. La protesta de los habitantes no es solo por el agua; es también por la vida y la sostenibilidad de sus tierras.
El agua es un recurso vital y finito, y su uso indiscriminado amenaza no solo a las comunidades rurales, sino también al equilibrio ecológico de la región. Los manifestantes han expresado que estos proyectos son, en esencia, de muerte, que dejarán la tierra sin nutrientes y afectarán la biodiversidad local.
Es imperativo que las autoridades y la sociedad en su conjunto reflexionen sobre el uso y la gestión del agua. El desarrollo económico no debe ir en detrimento del medio ambiente ni de las comunidades que dependen de él. La protección de nuestros recursos naturales y el bienestar de nuestros campesinos deben ser prioritarios en cualquier decisión que se tome.