La empresa de origen francés Veolia, antes Vivendi, es la que se encuentra detrás de Concesiones Integrales SA de CV y la privatización del agua en Puebla, denunció el investigador de la UNAM, Andrés Barreda Marín, quien además forma parte de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad (UCCS).
La organización no gubernamental Greenpace informó que la empresa líder mundial cuenta con varias demandas por incumplimiento de contrato del agua en Europa, incluido París, donde Veolia fue desterrado, mientras en otros países han cancelado contratos por la contaminación del plomo que tuvo el agua en Flint, Michigan.
Junto a la filial Proactiva, la transnacional ofrece cuatro áreas de servicios públicos que tradicionalmente son gestionados por las autoridades: el abastecimiento y la gestión del agua, la gestión de residuos y los servicios energéticos y de transporte.
Hoy Veolia tiene presencia en 40 países de los cinco continentes, y en México llegó hace 25 años. Actualmente gestiona en 20 ciudades mexicanas 2.3 millones de toneladas de residuos sólidos en tratamiento y 800 mil en recolección; y potabiliza aproximadamente 500 millones de metros cúbicos de agua.
En Chiapas, Veolia fue demandado por el ayuntamiento de Tuxtla Gutiérrez por la presunta contaminación de mantos freáticos por escurrimientos de lixiviados del Relleno Sanitario de la capital.
Durante su visita a Puebla, como coordinador del ToxiTour “México”, Andrés Barreda expuso que el despojo de agua en el estado lo emprendió en la década de los 70 la planta de automóviles alemana Volkswagen.
Sin embargo, enfatizó que la privatización del agua en la ciudad de Puebla y 25 municipios más fue un duro golpe a la ciudadanía.
“Volkswagen consumió las ciénegas en la región. Actualmente el espejo del agua subterránea baja año con año, y en la ciudad el gobierno de Puebla otorgó el servicio de agua a otra empresa europea, a Veolia, la compañía que antes se llamaba Vivendi”, denunció.
El experto en temas ambientales expuso que la capital poblana crece sin planeación y, de paso, explota los acuíferos sin control.
Con el dedo, el académico señaló que esta era una de las regiones de mayor riqueza hídrica de México, que comprenden los límites entre Puebla y Tlaxcala y que estaba poblado por chinampas.
Actualmente, informó que esta agua se está perdiendo por completo y Volkswagen no reporta, no permite inspección real del agua que toma.
“No hay datos reales y es algo que hay que establecer, cuál es la ‘huella de agua’ que deja la producción de cada automóvil, que va del consumo de 500 mil a un millón de litros de agua para cada ensamble”, afirmó.
El científico mexicano precisó que dicha agua se toma del subsuelo limpia y la regresa como aguas negras al río Atoyac, en tanto, los acuíferos se están secando.
“Se podrá decir que esta planta cumple altas normatividades ambientales, pero lo cierto es que cada automóvil que sale de aquí no se produce solamente con las operaciones industriales de la Volkswagen, sino que recurre a 18 parques industriales que rodean a este complejo”, enfatizó.
Terminando el plantel de la armadora, dijo que existe una empresa alemana que se llama Group, que se encarga de las operaciones siderúrgicas que deja “una huella de agua”.
Andrés Barreda remató que a raíz de la instalación de la Volkswagen, a medio siglo de su apertura en Puebla, ha contaminado el río Atoyac, lo cual ha generado graves problemas de salud y enfermedades crónicas a quienes habitan en las inmediaciones al afluente, el segundo más tóxico del país.
“No somos esclavos de los alemanes de Volkswagen y Audi, tienen que ofrecer condiciones de vida, porque no pueden ofrecer economía, destruyendo el agua”, concluyó.