Una red de agiotistas pretende aprovecharse de la crisis económica derivada de la pandemia y ofrece créditos inmediatos solo a campesinos y comerciantes, que van de los 25 mil a los 250 mil pesos, con tasas de interés que rayan en la usura: del 25 al 40 por ciento mensual.
Los prestamistas operan en la región comprendida entre Atlixco, Huaquechula, Tlapanalá e Izúcar de Matamoros y exigen en prenda las escrituras de terrenos o facturas de vehículos con un máximo de antigüedad de 2 años.
Algunos de estos usureros se anuncian en las redes sociales como facebook, confiaron a esta casa editorial fuentes que tienen tratos con ellos, pero que pidieron la gracia del anonimato, porque tienen temor a que los prestamistas los identifiquen y tomen represalias.
–¿Además de abusivos, son gente peligrosa? –se le preguntó a una mujer que empeñó un lote.
–No, no son violentos –contestó la entrevistada, pero sí son mañosos. Si quieren quedarse con la propiedad de uno, van sacando pretextos, cosas que uno firmó en el contrato pero que con las prisas o la urgencia no ve, lo que llaman letra chiquita, y entonces sí la pueden hacer cansada, pedir más dinero o poner un tiempo más largo para el pago.
Las personas que brindaron su testimonio para este reporte, aseguraron que antes de la cuarentena determinada por las autoridades para contener la curva de contagio del coronavirus, los agiotistas tenían tasas de interés que iban del 15 al 20 por ciento cuando mucho.
“Ahora dicen que los intereses aumentaron porque mucha gente está pidiendo prestado y que por eso el dinero está escaso, por el coronavirus”, manifestó un hombre que empeñó su camioneta modelo 2018, con un valor comercial de 400 mil pesos, por un préstamo de 55 mil pesos.
“Eso sí –apuntó el mismo varón del vehículo empeñado– el dinero te lo dan al ‘chaschas’ (sic), de contado y luego, luego, tú solo tienes que llevarles el coche y el terreno y las facturas o las escrituras”.
Las fuentes consultadas coincidieron en que los usureros no prestaron dinero durante las primeras tres semanas de la cuarentena, pero para la cuarta comenzaron a llamar por teléfono a sus clientes y a quienes se les habían acercado durante la emergencia, para ofrecerles los préstamos, pero con las tasas de interés desbordadas.
“Pues sí, la verdad es que nosotros vivimos de la venta diaria y con eso de que había que estarse en la casa no pudimos salir a vender y no teníamos ya ni para comer, por eso fuimos a empeñar el terreno, nos dieron 20 mil pesos, pero el terreno cuesta como 250 mil pesos o más”, dijo otra mujer.
–¿Y cuánto va a pagar de interés? –se le cuestionó.
–40 por ciento mensual –respondió la mujer.
–¡8 mil pesos de interés mensual por un préstamo de 20 mil! –se le dijo.
–Sí señor, así es, lo que pasa es que la tasa va bajando si lo que se pide de préstamo es más. De todas maneras es difícil, pero es peor no comer –finalizó.