Resultan preocupantes las declaraciones del obispo de Tehuacán, Gonzalo Alonso Calzada Guerrero, quien señaló que la problemática de adicciones ha crecido en las comunidades rurales, indicando que es un fenómeno social preocupante en regiones de la Sierra Negra de Puebla, por lo que se buscan estrategias para que desde la labor pastoral se pueda abordar esa situación con el fin de evitar que siga avanzando, ya que el fenómeno va creciendo de forma exponencial, lo cual siembra preocupación por el impacto en las comunidades.
Si bien anteriormente el crecimiento de la utilización de drogas se asociaba a un mundo más urbano, incluso a sectores de la población con mayores recursos económicos para adquirirlas, eso ha cambiado a partir de la producción y comercialización de sustancias más baratas y de fácil acceso. Hoy las drogas llegan a todas las zonas, ya que el narcomenudeo se ha extendido territorialmente a las zonas periféricas y rurales, siendo los adolescentes y jóvenes los más vulnerables.
Reconocer el problema sin duda es el primer paso para actuar, así como emprender acciones donde a diferentes niveles y con la participación de diversos actores sociales, como la propia Iglesia Católica se puedan fortalecer los núcleos familiares y de convivencia social para prevenir las adicciones, principalmente en la población joven.
La situación en las comunidades de la Sierra Negra de Puebla que se está evidenciando no es privativa de esa región; por ello las políticas de prevención y atención se vuelven fundamentales, así como el desmantelar a los grupos delictivos dedicados a la producción y comercialización de drogas que controlan territorios propiciando todo tipo de violencia en su operación y que buscan por diversos medios conseguir nuevos consumidores ya que de ello depende su negocio, teniendo como resultado el incremento de las adicciones.