Estamos a dos años de que la Organización Mundial de la Salud declaró el 11 de marzo de 2020, al Covid-19 como pandemia; desde entonces, la vida cambió por completo para millones de familias, el mundo daría un giro en su historia y nada volvería a ser igual.
En su declaración de aquel 2 de abril de 2020 desde Palacio Nacional, el presidente López Obrador quiso darle “confianza y seguridad” al pueblo de México señalando que la pandemia se trataba “de una situación pasajera, una crisis transitoria de salud pública”, que incluiría también lo económico; de ahí su expresión: “Nos vino esto como anillo al dedo para afianzar el propósito de la transformación del país, saldremos fortalecidos”. Seguramente no hubo dolo ni mala fe en esa declaración; sin embargo, las críticas de la oposición no tardaron. Pero ¿Qué ha sucedido en estos 2 años de pandemia?
La emergencia sanitaria se declaró en México ya con una crisis económica encima, con una población polarizada y una clase política que continúa poniendo por delante sus aspiraciones y ambiciones. La pandemia saca a la luz un sistema de salud precario y saqueado, un sistema educativo anacrónico y un modelo económico colapsado.
La pandemia ha llevado al país a uno de los momentos más complejos de su historia económica. Creciente desigualdad, 10 millones de desempleados, 42 millones en la informalidad, persistente pobreza, economía familiar agobiada, carestía, niveles de corrupción que no tiene fin. Se distorsionaron los modos de trabajo, de convivencia e integración familiar, puso el reflector sobre las carencias más profundas de la población mexicana y sus instituciones.
El combate a la corrupción sigue siendo el discurso predilecto de la clase política desde espacios proclives a la corrupción; de modo que, “a más de un gobernante, la pandemia le cayó como anillo al dedo”. Algunos gobernadores y alcaldes con pretexto o justificación han usado la pandemia para sustituir importantes proyectos de infraestructura carretera, obras hidráulicas, medio ambiente, desarrollo agroalimentario, educación, servicios públicos, etc. afirmando que el recurso se está invirtiendo para atender la pandemia; lo único cierto es que, al 27 de febrero, México ha vacunado a 85 millones 179 mil 352 personas, del cual, el 93 por ciento tiene su esquema completo de vacunación. En cuanto a sus dudosas declaraciones, no se tiene certeza de nueva infraestructura hospitalaria, equipamiento, ni suficiente personal médico contratado por gobiernos locales, pero la bandera de gasto se sigue siendo la pandemia. La certeza más lamentable son los 318 mil 086 fallecimientos al día de hoy, muchos murieron por no contar con un espacio o una atención digna en un hospital.
Los grandes ganadores han sido las multinacionales farmacéuticas, y aquellos simuladores gobernantes que siguen medrando en nombre de la pandemia.
La salud es un derecho y el don más maravilloso de la vida, basta reconocer que somos seres frágiles y que el dinero no puede aumentar un codo a la estatura del hombre por más riqueza que acumule; por ahora, urge se quiten el anillo del dedo.