Tlacuilo, el que escribe pintando, es el documental que, a casi 40 años de su estreno, ha sido restaurado para comenzar su recorrido de exhibición por diversas salas cinematográficas, así como su transmisión por canales de televisión pública del país, e incluso redes sociales.
Tlacuilo, estrenado en 1984, es una investigación del antropólogo Joaquín Galarza, con el apoyo en la narración del locutor Claudio Obregón y el nahuatlato Alfredo Ramírez, que innovó al ser una de las primeras producciones documentales animadas, cuadro por cuadro, en México.
En este documental, que muestra el modo en el que funcionaba la escritura ideográfica mesoamericana, particularmente la de la cultura mexica, sufrió el desgaste natural de su soporte en celuloide.
Por tal motivo, el filme acreedor en 1988 al Premio Ariel Especial de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas, fue restaurado y remasterizado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en conjunto con Estudios Churubusco, en 2023.
Los resultados de dicha colaboración fueron presentados días atrás en una función especial en la Cineteca Nacional de las Artes, con la presencia del director del INAH, Diego Prieto Hernández, y del cineasta Erwin Neumaier de Hoyos.
“Tlacuilo es el término nahua que designa ‘al que escribe’, ya sea un hombre o una mujer”, explicó el antropólogo al aplaudir la restauración del filme y el hecho de que su remasterización permitirá proyectarlo en canales de televisión pública, e incluirlo en la cartelera de espacios de proyección.
La intención de este documental, abundó Prieto Hernández, es brindar las claves para entender, de forma didáctica y amena, la escritura antigua mesoamericana, en particular la del mundo nahua.
Para ello, prosiguió, se recurre al Códice Mendoza, un documento de tipo mixto que al haberse creado en el siglo XVI, durante los primeros años del dominio virreinal, incluye elementos del mundo prehispánico y glosas en castellano.
En su época, la intención del códice, cuya manufactura fue ordenada por el virrey Antonio de Mendoza -del cual toma el nombre-, era servir como un informe al rey de España, Carlos V, acerca de la historia, economía, sistema de tributos, orden político y vida cotidiana de la recién conquistada Tenochtitlan.
“Fue un gusto acompañar este trabajo de restauración, el cual implicó, entre otras labores, la estabilización y el escaneo del material original”, explicó Erwin Neumaier al agradecer al INAH el interés en recuperar esta obra, de 56 minutos, que no solo resulta importante para la divulgación del patrimonio, sino para la propia historia del cine en el país.
“Restaurar no solo es devolverle su mejor calidad al material, sino ponerlo a disposición de nuevas generaciones en las mejores condiciones posibles”, concluyó Neumaier de Hoyos al coincidir con el titular del INAH en la voluntad de proyectar el filme en la mayor cantidad de plataformas: cines, televisión o, incluso, redes sociales.