Puebla ocupa el segundo lugar a nivel nacional con 109 municipios que concentran una alta presencia de población indígena, donde al menos el 60 por ciento de sus habitantes vive en situación de pobreza, de acuerdo con un reporte del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
El análisis “Pobreza y población indígena en México” sitúa a Puebla como la segunda entidad federativa con la mayor cantidad de municipios que comparten estas características, solo superada por Oaxaca.
Entre las demarcaciones poblanas que enfrentan esta situación se encuentran Acateno, Acteopan, Ahuacatlán, Coyomeapan, Cohuecan, Honey, Francisco Z. Mena, Huatlatlauca, Hueytamalco, Huitzilan, Naupan, Nicolás Bravo, Ocotepec Olintla, Pantepec, Quimixtlán, Chilac, San Sebastián Tlacotepec, Tecomatlán, Tenampulco, Tlaxco, Totoltepec, Xayacatlán, Xochitlán de Vicente Suarez, Zacapoaxtla, Zapotitlán de Méndez, Zaragoza, Zihuateutla y Zoquitlán.
El organismo Coneval advierte que la simultaneidad de condiciones de pobreza y alta concentración de población indígena en un municipio tiene implicaciones significativas en el acceso a bienes y servicios públicos.
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Además, el Coneval señala que en estos contextos, la población enfrenta redes de apoyo debilitadas para afrontar situaciones de riesgo, dado que el resto de los habitantes tampoco dispone de recursos económicos o en especie para ofrecer ayuda.
A nivel nacional, un total de 889 municipios en 22 estados de la República Mexicana presentan esta convergencia de alta concentración de población indígena y al menos un 60 por ciento de su población en situación de pobreza. De este universo, 782 municipios (el 88 por ciento) se distribuyen en seis entidades: Oaxaca (44.9 por ciento), Puebla (12.3 por ciento), Yucatán (7.7 por ciento), Veracruz (7.4 por ciento), Chiapas (6.8 por ciento) y Guerrero (4.2 por ciento).
El Coneval subraya que estos casi 900 municipios con una gran cantidad de personas en situación de pobreza deben considerarse un eje de actuación prioritario para cualquier estrategia que busque revertir las profundas desigualdades que persisten en el país.
“Esto incluiría mejorar el acceso por vía terrestre con caminos rurales bien construidos, a la educación, salud, vivienda y la generación de fuentes de empleo, así como a fortalecer las redes comunitarias y la infraestructura local. Además, al diseñar estrategias que respeten y potencien las particularidades culturales y sociales de la población indígena, se pueden generar soluciones más efectivas y sostenibles”, indica.
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