Debido al gran deterioro que registra, sanear el río Atoyac tomaría cuando menos 40 o 50 años, siempre y cuando se establezcan condiciones saludables en la cuenca; aunque, hay daños que ya son irreversibles.
Así lo indicó Alejandro Torres Jaramillo, investigador del Instituto de Ciencias de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (ICUAP), quien en entrevista con La Jornada de Oriente, manifestó que el deterioro ocasionado en el ecosistema, provocado por las descargas residuales y contaminantes que conllevan, ya han causado pérdidas considerables de especies y afectaciones a la salud humana.
“Hay daños a la biota del ecosistema, hay especies animales que han desaparecido, plantas que ya no existen, todo lo que se conoce como vegetación riparia, que es la que existe en los ríos, en los lagos, ya no existe en la actualidad, la original ya no existe… en cualquier rio de Huejotzingo ya no hay peces, ya no hay ranas, ya no hay batracios, ya no hay serpientes que eran nativas del lugar; ese daño ya es irreversible porque la especie está extinguida”.
La contaminación que ha provocado graves daños, indicó, es multifactorial. Por un lado están las industrias y lavanderías de mezclilla; y por otro, los municipios, la agricultura protegida y negocios que operan en la clandestinidad, como las lavanderías.
Explicó que, por ejemplo, empresas de la industria metalmecánica, que en su proceso incluyen el lavado de piezas, sacan agua de pozos que le fueron autorizados por la Conagua, la procesan, ensucian y luego la descargan.
Las mismas, resaltó el investigador, deberían contar con su planta tratadora que elimine grasas, aceites y todos los contaminantes orgánicos que utilizan.
Por otra parte, la agricultura protegida también está contaminando los afluentes, ya que en los invernaderos se ocupan agroquímicos, fungicidas, nutrientes que son conducidos por agua en las plantas; los excesos de los mismos van a parar a los ríos, mediante las lluvias o las mismas descargas de esos cobertizos.
El doctor Alejandro Torres destacó que esto es todavía peor porque las moléculas orgánicas son muy grandes y pueden reaccionar con otros ácidos como el nítrico o sulfúrico, que ya existen en el torrente del agua, generando otros componentes como benceno, tolueno o estireno.
“Son los que muchas veces olemos en las tardes o en las mañanas, cuando hace calor, cuando pasamos por los ríos nos llega un olor desagradable. El que huele a huevos podridos es ácido sulfhídrico, pero hay un olor que no podemos identificar claramente, esa es la mezcla de todos los componentes orgánicos y lo que estamos respirando y no necesariamente se generan en el río por sí mismo, sino que vienen los precursores de diferentes lados, son los contaminantes que nosotros conocemos como contaminantes secundarios”, explicó.
Más de 5 mil tubos están conectados directamente a ríos en zona de Texmelucan
El primer punto para comenzar el saneamiento de la cuenca del Atoyac es aplicar la normatividad establecida, porque aunque las industrias deberían apegarse a la misma, lo cierto es que hay una opacidad legal y administrativa, indicó Alejandro Torres Jaramillo, investigador del ICUAP.
En segundo lugar se deben atender las descargas municipales, pues se ha detectado que hay más de 5 mil tubos de drenaje que están directamente conectados a los ríos en la zona de Huejotzingo y Texmelucan que, dicho sea de paso, junto con la capital poblana, son las demarcaciones más contaminadas de toda la cuenca, en la parte que corresponde al estado de Puebla.
El investigador fue claro en mencionar que la solución no está toda en la construcción de grandes plantas de tratamiento, que solo operan el día en que son inauguradas.
Expuso que la cuenca del Atoyac debe de empezarse a tratar en la parte alta, con lagunas de oxidación, fosas sépticas y tratamientos muy sencillos, porque ahí lo único que hay son zonas habitacionales pequeñas.
Más abajo, donde hay mayor población, pero sin industrias, lo viable sería un sistema de tratamiento elemental primario.
“Que nosotros conocemos, separación de sólidos, separación de grasas y aceites y biofermentación, con las mismas bacterias que lleva: se degrada todo lo orgánico y el agua está en condiciones para ser incorporadas al río, no antes. Conforme va a avanzando la complejidad, entonces es ahí donde ya metemos las plantas de tratamiento, pero es sencillo, eso es lo que por miles de años ha hecho el ser humano”, comentó el doctor.
PNDU de los 70 llevó a un daño ambiental en Huejotzingo
El Plan Nacional de Desarrollo Urbano (PNDU) fue dado a conocer en 1979 y, mediante el Programa de Estímulos para la Desconcentración Territorial de las Actividades Industriales (PEDTAI), buscaba disminuir la migración del campo a la ciudad e industrializar algunas zonas del país para impulsar el crecimiento económico y desconcentrar el crecimiento de la población en el Distrito Federal.
Huejotzingo fue una de las elegidas, pero a la postre esa estrategia le acarreó un daño ambiental no previsto.
La presencia de las empresas ha impactado en los volúmenes de agua, de consumo y de descarga; también en la necesidad de dotar servicios a la población, tales como transporte, luz y telefonía.
Todavía más, el uso de suelo cambió drásticamente, al grado de que de ser netamente agrícola, ahora solo se destina a esa actividad 23 por ciento, 60 por ciento ya es de uso industrial y el resto es habitacional, refirió Alejandro Torres Jaramillo.
Interrogado sobre si ya no deberían instalarse más empresas en ese municipio, comentó que la decisión tiene que estar basada en función del consumo de agua, si este es alto, es mejor evitar su arribo.
Refirió que también se debe evaluar correctamente el balance hídrico del acuífero, puesto que los niveles de este último han disminuido porque ha perdido su capacidad de recarga, debido a que ya no hay superficies verdes, bosques y, por tanto, no existe retención de humedad.
“Entonces, si va a llegar una empresa refresquera, por decirlo, se la va a seguir succionado, aunado al índice de población. El índice de población que tiene Huejotzingo es impresionante, cada ser humano necesita una dotación de agua diario y todo eso va mermando, a raíz también de la cuestión de la variabilidad climática, consistente en las nieves eternas de los volcanes”.
Participación social, indispensable para limpiar los ríos
Si la sociedad no tiene conciencia de es en gran parte responsable del problema y de la solución a la contaminación de afluentes, esto va a seguir igual, consideró Alejandro Torres Jaramillo, investigador del ICUAP.
Por ello, manifestó que las personas tienen que estar involucradas en la operación de los sistemas de limpieza del agua, incluyendo las plantas tratadoras.
Ellas harían una labor directa en campo, pues serían responsables de verificar el funcionamiento, que no les falte el agua y que el sólido se esté separando.
“Cuando la sociedad, cuando nuestros núcleos sociales tomen y hagan propias las medidas necesarias para el cuidado de su vida, porque realmente lo es importante es su vida, la gobernanza del agua, la gobernanza de la cuenca, va a funcionar”.
