Ocupar es tomar posesión de un territorio, de un lugar, de un edificio, invadiéndolo o instalándose en él. Ocupar es, para un grupo de cinco artistas radicados y/o nacidos en Puebla, no solo asentarse en un recinto como el Museo Internacional del Barroco (MIB) sino ejecutar una acción que los lleva a “conciliar” las relaciones que han mantenido en los últimos tiempos con las instituciones encargadas del renglón cultural en Puebla.
Denominada Ocupación, esta colectiva “da testimonio de algo que no es un acto de fe, sino que pretende romper los viejos patrones de trabajo y de relaciones interinstitucionales entre los gobiernos y los artistas”, como distingue la fotógrafa de larga trayectoria Ángela Arziniaga González (Xalapa, Veracruz, 1960).
Ella, al lado de Arturo Elizondo, Catalina Galván, Mónica Muñoz Cid y Kena Enríquez, conforman esta muestra que abre en paralelo a la exposición Picasso: el erotismo de La Celestina, que exhibe la Colección 347 hecha por el artista español Pablo Picasso entre 1968 y 1971, a partir de La Celestina, pieza clave de Renacimiento y la literatura española escrita por Fernando de Rojas hacia finales del siglo XV.
Acompañada por la grabadora Mónica Muñoz Cid (Puebla, 1970), Ángela Arziniaga, reconocida artista nacida en Veracruz, pero activa en esta ciudad desde hace unas cuatro décadas, señala que precisamente los artistas “son los actores del fenómeno cultural”.
Para ambas artistas, Ocupación es un proyecto expositivo que marca una nueva etapa “de apertura hacia el trabajo” que realizan como creadores y su relación con las instituciones y los encargados de la cultura, en este caso el Organismo Público Descentralizado Museos Puebla y la propia Secretaría de Arte y Cultura.
En Ocupación, afirma Arziniaga González, “está depositada nuestra certeza de que se pueden hacer las cosas distintas y de mejor forma en el binomio de institución y artistas”. Incluso, confía, es una “apuesta a que los vínculos pueden estar bien, a que puede ser sanos y dignos, y a que los artistas poblanos que hemos hecho trabajo aquí podemos ser tratados dignamente”.
Su llegada al MIB, cuenta Mónica Muñoz, ganadora en 2022 de la Bienal Nacional de Grabado “Alfredo Salce” y seleccionada en la convocatoria nacional de arte sonoro Ecos Sonoros que en 2021 emitió el Centro Nacional de las Artes y la Red de residencias artísticas del proyecto Chapultepec, Naturaleza y Cultura, se da por invitación de Mariana Romano, actual directora del MIB.
Ello, continúa, porque Mariana Romano, arquitecta de profesión, es una gestora activa en la escena de Puebla, conocida por ser la primera directora del Museo Taller Erasto Cortés. “Nos conoce como artistas que hemos estado produciendo más de 20 años en Puebla”, apunta.
Muñoz Cid acota que el estar en el MIB significa la oportunidad de contar con recursos –museográficos, de montaje, de luz y dimensiones- que no tienen otros recintos.
“Traigo obra que difícilmente podría ocupar otros espacios; el MIB es digno y marca la necesidad de que artistas poblanos puedan ocuparlo”, considera la autora de la Matrícula de Puebla, un documento que atañe a la Matrícula de tributos de Huejotzingo, que en lugar de un listado de tributos e impuestos indígenas, contiene un listado de más de 700 mujeres que han sido asesinadas en Puebla.
En Ocupación el gran hilo conductor es la forma en cada artista “trabaja con su intimidad y su inquietud”. Así, Kena Enríquez habla sobre la construcción y deconstrucción en la ciudad; Arturo Elizondo da muestra de la “preciosidad y magistralidad” en el manejo del pincel hablando de identidad y de Juan Rulfo; Catalina Galván propone una “estética muy suave, muy bella, que encaja con las demás lecturas”; Mónica Muñoz Cid, muestra sus códices contemporáneos que dejan ver problemáticas como la desaparición y los feminicidios, a través de su sentir femenino; y Ángela Arziniaga hace un ejercicio de vínculo profundamente emocional con las ausencias.