Entre los enterados de los temas de inteligencia y grupos de presión, se dice que serían tres los sospechosos de haber sido los autores intelectuales del voluminoso robo de documentos oficiales a la UAP –ocurrido a mediados de la semana pasada, bajo una operación bien planeada– y ellos son: el principal estratega del grupo morenovallista Eukid Castañón Herrera; el ex secretario de Seguridad Pública de la capital, Alejandro Santizo Méndez; y el ex subsecretario de Gobernación de la Ciudad de Puebla, Mauro Nava Rossano.
Los tres son importantes operadores del morenovallismo, que tenían o tienen control sobre grupos que diseñan y ejecutan estrategias de espionaje, amedrentamiento político o sustracción de información.
Las fuentes consultadas indican que no se sabe si los tres habían actuado en bloque o por separado, pero la manera en que ocurrieron las cosas aparecen elementos que aparentemente los vincularían.
Quienes fueron consultados por este columnista ponen en primer lugar de la lista de probables autores del hurto al diputado federal Eukid Castañón Herrera, quien ya se deslindó de los hechos ocurridos en contra de los archivos de la UAP, mediante una carta que le presento al final de esta columna.
En segundo lugar a Alejandro Santizo Méndez, quien recientemente fue defenestrado como secretario de Seguridad Pública y Tránsito Municipal de la Ciudad de Puebla. Este ex servidor público es parte del grupo de operadores de Facundo Rosas Rosas, quien fuera secretario de Seguridad Pública en el sexenio de Rafael Moreno Valle Rosas y a quien se le atribuye haber permitido el desbordamiento del robo de combustible.
A Santizo en el ayuntamiento lo conocían como “el 5 por 1”, ya que ocurrían 5 hechos delictivos que eran atendidos por la Policía Municipal y siempre había un solo detenido, lo cual provocó que le perdieran la confianza por su falta de efectividad o por la sospecha de que no se perseguía a los presuntos delincuentes.
Un tercer personaje es Mauro Nava Rossano, con quien existe confusión de que si lo corrieron o renunció a la Subsecretaría de Desarrollo Político del ayuntamiento de Puebla –en febrero pasado–, luego de que en el Gobierno Municipal hubo enojo en la manera en que hacía acuerdos secretos con grupos de vendedores ambulantes, quienes también son utilizados como camarillas de presión política.
Los informantes consultados sostienen que se habrían utilizado grupos de choque político para perpetrar el robo en contra de la Universidad Autónoma de Puebla y que son facciones que estarían controladas por los actores antes mencionados, o eso es lo que se sospecha.
Estas “gargantas profundas” dicen que los mismos integrantes de esos grupos y hasta los vehículos utilizados en el robo de la semana pasada, no es la primera vez que se emplean en acciones agresivas contra la UAP, ya que en otras ocasiones se emplearon para desestabilizar la seguridad pública alrededor de las instalaciones de esta casa de estudios y como una manera de generar cuestionamientos contra las autoridades universitarias.
Y van más allá en su relato de lo ocurrido: dicen que luego del robo del miércoles de la semana pasada, los documentos hurtados habrían sido enviados –el jueves– a una bodega que se alquiló cerca de donde se ejecutó el hurto.
Ese mismo jueves, de dicha bodega que se arrendó para guardar los documentos sustraídos, una parte de la papelería fue llevada a dos edificios: uno ubicado en las inmediaciones de la avenida Juárez y el otro en la colonia La Noria.
Quiere decir que luego del robo de información de inmediato se habría procedido a clasificarla y hacer una selección. Todo con el propósito de que los documentos en un futuro puedan ser utilizados en campañas de desprestigio, chantaje o amedrentamiento contra miembros del gobierno central de la UAP. Dicha papelería –sustraída de una bodega ubicada en San Felipe Hueyotlipan– corresponde a una parte de la contabilidad de la universidad y a expedientes de obras, así como de licitaciones.
Ese modus operandi, que es sofisticado, se dice que se observó de manera similar en el robo que alguna vez sufrió en sus oficinas la diputada federal del PRI, Xitlalic Ceja García, así como otros críticos y opositores al morenovallismo.
Estos datos vuelve a replantear las preguntas: ¿Qué se persigue con este robo?, ¿de parte de quién viene la agresión?, ¿hasta dónde se quiere llegar?
Todo hace suponer que esta operación no tiene como único alcance influir en el proceso de secesión rectoral de la UAP, en el cual no hay condiciones para que se generen conflictos, sino se busca un propósito mayor: que la UAP no se mantenga neutral o lejana del desarrollo del proceso electoral de 2018.
Dada su influencia social y política, pareciera que se quiere obligar a la UAP a convertirse en una aliada electoral del morenovallismo.
Eukid Castañón se deslinda
“Aurelio Fernández Fuentes
“Director general de
“La Jornada de Oriente
“Con relación a la columna Cuitlatlán titulada ‘¿Robo en la UAP fue para influir en la sucesión rectoral?’, escrita por Fermín Alejandro García y difundida por el medio a su cargo, me permito realizar las siguientes aclaraciones:
“El diputado federal Eukid Castañón Herrera niega categóricamente los hechos que se le imputan; la información difundida es completamente falsa y carece de sustento.
“Como servidor público y empresario siempre se ha conducido con integridad y transparencia en todas las actividades propias de su cargo.
“Lamenta que se mencione su nombre en publicaciones que sólo atentan públicamente contra su integridad, tratando de dañar su nombre e imagen.
“Agradezco su atención a la presente y solicito la publicación de la misma en los espacios en los que se difundió la información.
“Atentamente
“Norma Patricia Corro Vázquez
“Directora de Comunicación”.