En Puebla, alrededor de 2 mil 900 personas mueren al año por enfermedades relacionadas con el consumo de tabaco, indicó Eduardo del Castillo Valadez, coordinador nacional de la asociación civil Comunicación Diálogo y Conciencia (Códice).
En entrevista para el programa Las Reporteras, de La Jornada de Oriente, refirió que por esa razón es importante el avance en las nuevas restricciones contenidas en el reglamento de la Ley General para el Control del Tabaco, mismas que entraron en vigor el pasado 15 de enero.
Asimismo, manifestó que los argumentos que han dado los empresarios en contra de las prohibiciones y el anuncio de los amparos, no hablan muy bien de su moralidad, ya que el mensaje que están dando es que les importan más las ganancias que la salud pública.
Comentó que cuando menos desde 2008 se han endurecido las políticas para la venta y consumo de tabaco, por lo que a estas alturas no deberían decirse sorprendidos de que se les haya acotado todavía más; por el contrario, dijo, debieron tomar sus previsiones.
“Ya sabían que esto venía y que esto se iba a ir aplicando gradualmente mayor firmeza, mayor control. Por lo tanto, no deben llamarse a sorpresa, estamos hablando de 14 años desde que se implementó eso”.
Sobre el reclamo de la iniciativa privada de que su opinión no fue tomada en cuenta para la modificación del referido reglamento, Del Castillo Valadez expuso que en principio una Ley de salud no se consulta con un sector específico para ver si le conviene o no, y si en algún momento se le ha permitido externar su punto de vista, ha sido por cortesía.
Por su parte, Brahim Zamora Salazar, coordinador de Desarrollo Institucional del Observatorio Ciudadano de Derechos Sexuales y Reproductivos (Odesyr) y líder local de la Códice, refirió que a nivel nacional los costos de atención a personas que padecen alguno de las cuatro principales padecimientos vinculados con fumar (enfermedad pulmonar obstructiva crónica, infarto al miocardio, eventos cerebrovasculares y cáncer de pulmón), ascienden a aproximadamente 80 mil millones de pesos al año.
En ese marco, indicó que en todo el territorio nacional hay alrededor de 17 millones de fumadores.
Al respecto, Eduardo del Castillo, añadió que la industria tabacalera solo paga impuestos por el orden de 40 mil millones de pesos, es decir apenas la mitad de lo que se invierte en tratar a los pacientes fumadores.
También declaró que una vez que entraron en vigor las nuevas disposiciones se debería aumentar la carga tributaria a las empresas de ese ramo, así como emprender campañas contra el cigarro y las consecuencias de consumirlo.
El líder nacional de Códice aprovechó para alertar sobre la práctica de fumar cigarrillos electrónicos, ya que pueden ser mucho más dañinos que los tradiciones y posiblemente contener drogas.
“Obviamente va a haber una confrontación más porque a la industria tabacalera quiere vender sus productos sin que los usuarios sepan cuál es el grado de daño. Los cigarros electrónicos, que son a los que se les cargan distintos productos, distintas combinaciones, pueden ser tan dañinos como si tú te fumaras 20 cigarros en uno o más aun, le pueden meter cocaína, le pueden meter heroína, marihuana, lo que sea… la población debe saber que no son productos inocuos”.
Cabe decir que este tipo de cigarros ya no deberían venderse en el país, pues en mayo del año pasado, el presidente Andrés Manuel López Obrador firmó un decreto que prohíbe la comercialización de los mismos, así como de vapeadores.
Por último, Brahim Zamora manifestó que es de llamar la atención que los empresarios que aspiran a vivir en países de primer mundo, ahora se opongan a las políticas que se aplican en las naciones desarrolladas.
“Es curioso que mucha gente de la clase empresarial aspira a vivir como en países del primer mundo, pero cuando se implementan políticas de esos países en nuestro país, no les gusta; hay una contradicción muy fuerte ahí”.
Consideró que deben ser más creativos para mantener sus niveles de ventas, tal como lo han hecho algunas empresas que han mejorado las fórmulas de alimentos, a fin de no tener sellos de advertencia en sus empaques.