La comunidad Recek pide que el Teatro José Recek Saade abra y vuelva a ser ocupado por quienes no lo han abandonado en los últimos dos años de cierre por emergencia sanitaria ni en los tiempos de vaivenes y desaires administrativos y políticos. Que reabra y que, de paso, haya honestidad por parte del Instituto Municipal de Arte y Cultura de Puebla (IMACP) y la actual administración encabezada por el alcalde panista Eduardo Rivera Pérez.
Que haya honestidad, dice Liliana Olguín, miembro de la comunidad Recek, para saber si el IMACP y su titular Fabián Valdivia Pérez tienen interés de reabrir este inmueble que este fin de semana celebró 19 años de haber sido rehabilitado como un foro para jóvenes creadores y para la comunidad de los barrios que lo circundan.
Quien fuera la coordinadora cultural de este “teatro al aire libre” hace una pausa en medio de un jolgorio comunitario hecho por usuarios, extalleristas, artistas y vecinos. Durante una entrevista recuerda que el 3 de noviembre de 2021, parte de la comunidad Recek se reunió con Fabián Valdivia para saber si el IMACP tenía o no proyectos para el teatro o si permanecería cerrado. La respuesta del funcionario municipal fue que se trabajaba “en regularizar pendientes legales y documentos que hacían falta” y que los mantendrían informados. “Estamos en la incertidumbre, no tenemos noticias, no nos han informado, nosotros tratamos que no se desintegre la comunidad”, dice.
Con cierta tristeza, señala que la incertidumbre los ha llevado a la suposición: la de pensar que verdaderamente no hay interés para reabrir el teatro; o que los planes sean el convertirlo en algo distinto a un centro cultural. “Es difícil no hacer conjeturas cuando no hay información ni comunicación directa”. Incluso, nota que el ayuntamiento seguramente estaba enterado de la fiesta que armaría la comunidad, pero optó por omitir su presencia.
Olguín precisa que, como comunidad, están conscientes de la realidad del teatro a la que ellos se adaptaron –como las múltiples inundaciones ocurridas en tiempos de lluvia o los sismos-; y trataron de sortear –como los robos e intromisiones de extraños al espacio- a lo largo de estos 19 años. “Vivimos así, adaptándonos y viviendo la naturaleza del espacio”.
Por tanto, dice que para su reapertura saben que se necesita mucha voluntad del ayuntamiento y otros niveles de gobierno, pues el espacio está en el abandono, como ya lo estuvo y salió, y aparentemente hoy no puede salir, lo cual es una “tragedia, pues parece que se va a repetir esa historia”.
Con toda la incertidumbre, Liliana Olguín afirma que para la comunidad no es difícil pensar lo que podría ocurrir en el Teatro Recek: desde poner fuentes en su interior y plantar una cafetería, como se planteó hace tiempo, hasta derrumbar su estructura para dar paso a otro tipo de edificaciones. “Si ya esto no se va a volver a abrir, si va a hacer otra cosa, si se va a derrumbar porque es peligroso y es imposible para las autoridades rescatarlo que lo digan”, concluye rodeada por varios miembros de la comunidad.
Cabe recordar que el Teatro Recek fue abierto en 1976 en honor al poeta José Recek Saade, quien tenía fascinación por la tauromaquia por lo que la construcción del teatro evoca a una plaza de toros. En 2003, tras permanecer abandonado por varios años, fue reabierto para funcionar como un teatro al aire libre: con el tiempo, ha presentado daños por sismos e inundaciones, además de que la llegada del Covid-19 provocó su cierre: ahora el Recek está abandonado, polvoso, lejos de la ocupación y la “vida” que le daban sus asistentes.
No obstante, no han sido sólo daños estructurales lo que lo han afectado. En las pasadas administraciones municipales, su comunidad se ha visto afectada por las decisiones y omisiones del IMACP. Ejemplo de ello, fueron los despidos hacia maestros suscitados a finales de 2020 e inicios de 2021 que se dieron en condiciones no muy claras, tras varias reuniones y explicaciones burocráticas de su entonces titular Gerardo Oviedo Aguilar.
Este sábado 12 de febrero, afuera del recinto que permanece oscuro y cerrado con gruesas cadenas y candados, la llamada comunidad Recek –integrada por profesores, alumnos, asiduos asistentes y vecinos- se dieron cita para recordar el “primer rescate” de 2003 y pedir “un nuevo rescate” este 2022.