Hace más de 15 años, Mario Marín Torres usó su poder como gobernador del estado de Puebla para encarcelar y someter a tortura a la periodista Lydia Cacho Ribeiro, quien se atrevió a denunciar una peligrosa red internacional de pederastia y pornografía con menores de la que participaban algunos de los políticos más encumbrados de México y magnates de fortunas estratosféricas.
Pero ha sido hasta ayer que el llamado “góber precioso” fue detenido para ser llevado a juicio por las vejaciones que, junto con otros cómplices, causó entre el 16 y 17 de diciembre de 2005 a la autora de Los Demonios del Edén, el Poder que Protege la Pornografía Infantil.
El exmandatario priista, nacido el 28 de junio de 1954 en Santa María Nativitas Cuautempan, una paupérrima junta auxiliar del árido municipio de Coyotepec, en la Sierra Mixteca poblana, fue capturado por agentes de la Agencia de Investigación Criminal de la Fiscalía General de la República (FGR). Se ocultaba en la casa que su hermana Alicia tiene en la colonia Cumbres de Figueroa, en el puerto de Acapulco.
Mario Marín huía de la justicia desde el 11 de abril de 2019, cuando el primer Tribunal Unitario, con residencia en Quintana Roo, liberó una orden de aprehensión en contra del exgobernador de Puebla, el empresario textilero, José Kamel Nacif Borge y el exdirector de la desaparecida Policía Judicial estatal, Hugo Adolfo Karam Beltrán, por la conjura en contra de Lydia Cacho.
Durante tres lustros Cacho Ribeiro llevó su demanda de justicia a foros y tribunales internacionales. En todo ese tiempo ha estado expuesta a atentados y amenazas de muerte que la tienen constantemente cambiando de residencia para salvar la vida.
En México, el caso fue analizado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), que el 29 de noviembre de 2007 decidió no solo no enjuiciar políticamente a Marín, sino que se negó a emitir siquiera una recomendación a las autoridades mexicanas para investigar la pederastia y la explotación sexual infantil.
Negada la justicia en su país, la autora trasladó su demanda hasta la Oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas (ONU), que ordenó al gobierno mexicano pedir perdón a la periodista y recomendó iniciar pesquisas contra sus agresores.
La disculpa ocurrió el 10 de enero de 2019, en el recién iniciado régimen del presidente, Andrés Manuel López Obrador. Luego se volvieron a emitir las órdenes de aprehensión contra los principales responsables de la conjura, que ayer tuvieron su primer fruto con el aseguramiento del prófugo, Mario Marín Torres, el primer ex gobernador poblano que está tras la rejas y sometido a juicio.
Al conocer la noticia, Lydia Cacho Ribeiro publicó este miércoles en twitter un escueto mensaje: “La @FGRMexico me avisó en cuanto detuvieron al ex gobernador #MarioMarin escondido en Acapulco. Llevo 14 años buscando justicia por haber sido torturada por este cómplice de redes de #PornografíaInfantil Vamos por todos”.
Artículo 19-México, la organización que en los años recientes ha acompañado a la periodista en su brega por hacer justicia, fijó su postura, también brevemente en el microblog: “Hoy fue detenido Mario Marín Torres, exgobernador de Puebla, por su involucramiento como autor intelectual en la tortura de Lydia Cacho cometida hace 15 años. Article 19 celebra este importante avance en la búsqueda de justicia, verdad y reparación del daño”.
Hasta el cierre de la presente edición, la Fiscalía General de la República no había confirmado oficialmente la aprehensión, aunque era un hecho.
Sorprendió que nadie en el Partido Revolucionario Institucional (PRI), el organismo en el que Mario Marín Torres ha militado toda su vida y con el cual alcanzó la cúspide del poder, también guardó un silencio sepulcral.
De igual manera, hicieron mutis los políticos que en Puebla integraron el grupo liderado por Marín en su auge y hoy se desempeñan -fuera del PRI, algunos integrados a la llamada Cuarta Transformación Pública del País- en altos cargos del Poder Ejecutivo y Legislativo
La probable sentencia
La noche de este 3 de febrero circularon en las redes sociales videos y fotografías de Mario Marín Torres esposado y escoltado por los agentes de la FGR, subiendo a un avión en el que, a la hora que están siendo redactadas estas líneas, volaría hacia Cancún, Quintana Roo, donde quedará bajo proceso por el delito de tortura, el cual está tipificado como grave y, por tanto, no le concede la garantía de defenderse en libertad.
Expertos abogados en Derecho Penal consultados por esta casa editorial consideraron que el juicio contra el ex gobernador podría durar hasta un año antes de recibir sentencia. Todo ese tiempo, el llamado “góber precioso”, permanecerá en el reclusorio de Cancún y su pena corporal iría de los tres a los 12 años de prisión, con el pago de una multa que podría ser de 200 a 500 días “y la inhabilitación para el desempeño de cualquier cargo, empleo o comisión pública hasta por dos tantos del lapso de privación de libertad impuesta”.
Las fuentes consultadas dijeron que las revelaciones que haga el exmandatario poblano podrían implicar a más personas en el juicio, además de las que están señaladas, en el entendido de que la tortura a la que sometieron a Lydia Cacho tenía el propósito de escarmentarla por haber exhibido a una red de pederastas y pornógrafos infantiles.
Uno de los letrados dijo que si en el proceso se da vista al Ministerio Público, se podría abrir otra investigación federal para dar con los responsables y participantes de la red que comandaba Jean Succar Kuri, el empresario libanés al que la periodista denunció en Los Demonios del Edén, y al que Kamel Nacif Borge quiso encubrir con la tortura que confabuló con el “góber precioso”, la cual fue exhibida el 14 de febrero de 2006 por La Jornada, a través de la publicación de una serie de grabaciones de conversaciones telefónicas entre el entonces mandatario y el mal afamado apostador.