Tehuacán. La basura se ha convertido en uno de los problemas sin resolver no solo en este municipio, sino en varios otros, que se han quedado sin un sitio para la disposición final de sus residuos sólidos, lo que se complica por el rechazo de las poblaciones para que en sus zonas se instalen rellenos sanitarios y exigen la clausura de aquellos que ya están en funcionamiento, lo que obedece a un muy mal manejo de esos espacios que los han convertido en focos de contaminación. Entrar ahí es llenarse de malos olores, caminar sobre basura que está esparcida por todos lados y entre los líquidos lixiviados que de ningún modo deberían tocar el suelo, pero lo hacen porque en la mayoría de esos lugares todo es una simulación que pone en peligro al medio ambiente y a los habitantes que claman por una solución a esos riesgos, tal es el caso de Tehuacán, Tepanco de López y Santiago Miahuatlán.
En casi ningún relleno permiten actualmente el ingreso, en el de Tehuacán, que supuestamente recientemente se concluyó la primera etapa de saneamiento, no se sabe si realmente se cumplió con todos los procesos para garantizar que los lixiviados no se sigan filtrando al subsuelo ya que la basura acumulada en algunos sitios se encuentra a 60 metros de profundidad y sin que en su base se haya colocado la geomembrana correspondiente, así lo hizo notar Octavio Sentíes Guraieb, quien fue regidor de Ecología y el encargado de llevar a cabo la gestión para que ese proyecto se llevara a cabo, en el trienio 1993-1996, siendo Luis Donaldo Colosio Murrieta, secretario de Desarrollo Social y quien aprobó la creación del relleno.
No fue un asunto improvisado ni de ocurrencia, se cumplió con muchos requisitos, se analizaron diferentes zonas que fueron descartadas por el riesgo de colapso y contaminación de galerías filtrantes, una búsqueda exhaustiva que llevó a encontrar el único lugar en todo el territorio municipal con características idóneas; se hicieron estudios de fallas geológicas, sondeos geofísicos para determinar la estratigrafía, se analizaron los estratos de formación y fue así como se encontró quizá la más valiosa característica del sitio que es una formación de calcio y arcilla de 65 metros de espesor que le mantienen casi impermeable.
Aun con ese factor a favor, se cumplió con todo lo que las normas exigen para un relleno sanitario, se colocó la geomembrana base para impedir que los lixiviados llegaran a tocar la tierra, se le dotó de su correspondiente tanque hacia donde se concentraban los lixiviados, tenía sus terraplenes, su pozo de control, asimismo toda la basura se compactaba antes de ser cubierta con tierra, estos dos últimos pasos se cumplían diariamente, recordó Octavio Sentíes.
Pero eso se hizo solo durante ese trienio, en el que estuvo al frente de la presidencia municipal, Arturo Barbosa Prieto; llegó luego a la alcaldía el panista René Lezama Aradillas y a partir de ello todo se trastocó, sabedores de que había en esa formación una capa de calcio y arcilla que hacía casi impermeable el sitio, decidieron ahorrarse el trabajo y el recurso de la geomembrana, así que en la siguiente celda, que quedó a 60 metros de profundidad, simplemente se echó ahí toda la basura, ya sin cubrirla con tierra, se formó pues un tiradero a cielo abierto, explicó Sentíes Guraieb,, quien asegura que a partir de entonces el resto de los ayuntamientos siguieron en esa dinámica causando un grave problema ambiental para Tehuacán, pero sobre todo para Santa María Coapan, la junta auxiliar donde se ubica el relleno.
No solo se incumplieron las normas ambientales para el manejo del relleno, también se ha violentado sistemáticamente el reglamento de creación del Organismo Operador del Servicio de Limpia de Tehuacán (Ooselite) que establece que el cambio en la dirección debe hacerse a la mitad de cada trienio y que quien ocupe el cargo tiene que haber estado, por lo menos tres años previos dentro del Consejo Administrativo, esto con el fin de garantizar su autonomía, pero desde el gobierno de Lezama Aradillas ese nombramiento se da al inicio de cada trienio, convirtiendo a ese órgano descentralizado en solo la caja chica de la Comuna.
Octavio Sentíes pisó nuevamente el relleno sanitario en el anterior gobierno municipal, cuando llegó como presidente de Tehuacán Felipe Patjane, quien nombró director del Ooselite a Ricardo Ocaña Barrientos, a su vez el nuevo directivo llamo al ex director de Ecología, para hacer un rescate paulatino del relleno, pues lo recibieron convertido en un tiradero a cielo abierto, pero otra vez la corrupción se impuso al bien social.
Ricardo Ocaña presentó su renuncia, un mes después, al ser presionado para firmar cheques que no correspondían al Ooselite; Octavio Sentíes se fue a los tres meses, intentó dejar un relleno en mejores condiciones, pero era difícil corregir el mal manejo de decenas de años, así que el tema de los lixiviados quedó pendiente.
Un año y medio después la gente Coapan comenzó sus movilizaciones para exigir el cierre definitivo del relleno, el Comité de Bienes del Pueblo, encabezado por Diego Olivares mantiene a la fecha una lucha para que realmente se haga un saneamiento del lugar. Los integrantes de ese órgano comunitario han advertido que el gobierno de Pedro Tepole Hernández, actual presidente municipal de Tehuacán, solo ha simulado un trabajo de saneamiento que es superficial y deja un problema de contaminación grave para la comunidad.
Al igual que en Coapan, en San Andrés Cacaloapan, donde se ubica el relleno sanitario de Tepanco de López, los habitantes mantienen su lucha para que el relleno sanitario que se utilizó durante más de 20 años se saneé, es prácticamente la misma historia que el caso de Tehuacán, solo el primer montículo tuvo el tratamiento adecuado con geomembrana, lo demás sigue siendo un tiradero a cielo abierto donde hay una acumulación exagerada de arena sílica desechada por maquilas y lavanderías textiles que son altamente contaminantes que es el único material que se ha utilizado para cubrir la basura, lo que significa mayor riesgo de contaminación ya que el aire y las lluvias la esparcen en toda la zona.
En un recorrido que La Jornada de Oriente hizo en el sitio fue posible percatarnos de que en ese lugar se tiraron cientos de bolsas con desechos de hospitales, a decir de los integrantes del comité comunitario para la clausura del relleno y su saneamiento, todo ello corresponde a la época de la Covid–19, que no tuvo el tratamiento adecuado.
Los montículos de basura tienen sí sus mangueras para sacar los lixiviados, pero curiosamente la alberca de recolección de esos líquidos está seca, pero hay un espacio sin protección al suelo donde se acumulan esos desechos, la razón es evidente, esas mangueras no están conectadas para llevar su contenido al lugar correcto; otra vez la simulación se hace presente, así lo hizo notar Osvaldo Luna, presidente del comité.
Cada vez los montículos, pierden más su forma, el motivo es que la basura no fue cubierta con tierra, simplemente la fueron amontonando y el aire y la lluvia hacen que bajen los desechos; caminar ahí es pisarlo todo, desde trastes, zapatos, vidrios, hasta cubrebocas, jeringas, frascos de medicamentos, equipos intravenosos y desechos de animales; el olor es fuerte, la sensación de que la suciedad se queda en la ropa y en la piel es inevitable, a pesar de que no se toque ningún residuo.
En temporada de lluvias el agua corre entre la basura arrastrándola hasta un canal; al no contar con muros de contención toda esa agua que lleva lixiviados llega hasta terrenos de cultivo y pasa por el centro de San Andrés, lo que preocupa a los pobladores, pues al igual que en Coapan, señalan que en el municipio ha incrementado los casos de leucemia, lo que atribuyen a la contaminación generada por el relleno.
La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) clausuró ese lugar desde el 2017, sin que obre documento alguno que indique la aprobación de su reapertura, el presidente municipal, Eusebio Martínez Benítez, lo volvió a utilizar hasta 2021, cuando los pobladores de Cacaloapan se movilizaron para impedir que se colocará ahí más basura.
Fue una inconformidad que se generó ante el ingreso constante de camiones que llegaban desde otros municipios, el comité del que forman parte, además de Osvaldo Luna Beristaín, Jorge Hernández Trisantos, Francisco Martínez Benítez, Fernanda Martínez Bautista, Rubén Rivera Flores y Marcos Martínez Castillo, ha mantenido una lucha legal incansable, logrando el año pasado una nueva clausura del relleno, pero hasta la fecha no se consigue el saneamiento, lo que podría implicar un incumplimiento de parte del gobierno de Eusebio Martínez a las indicaciones de la dependencia federal.
Otros asuntos que salieron a la luz a partir de la lucha de los pobladores fue que en ese lugar que era para el servicio de Tepanco y de Tlacotepec de Benito Juárez, se autorizó el depósito de la basura de otros municipios, a cambio de lo cual había un importante ingreso económico del que no se sabe el destino. De acuerdo con los datos recabados, ese comité logró documentar alrededor de 20 millones de pesos, aportados en general por municipios como Juan N. Méndez, Vicente Guerrero, San Simón Yehualtepec y Tlacotepec, pero se sabe que del sitio hicieron uso Tehuacán, Santiago Miahuatlán y Tecamachalco.
En octubre de 2023 la Profepa ordenó el cierre definitivo y el saneamiento del sitio, de esto segundo el gobierno municipal debe informar a la dependencia en el estado el avance que se tiene, pero en el relleno no se observa ningún trabajo al respecto, por lo que el comité pide que se aplique la ley para obligar al alcalde a cumplir con esa obligación, toda vez que ya le resta muy poco tiempo en el cargo.
No hay en ese lugar ningún tipo de vigilancia, lo que ha facilitado el robo de la malla del cercado, los delincuentes se han llevado hasta el portón e incluso la lona con el sello de clausura.
Fernanda Martínez dio a conocer que en meses pasados llegaron estudiantes universitarios a realizar análisis sobre el agua y el suelo, lo que dio como resultado que hay contaminación, indicativo para los habitantes de que los lixiviados del relleno están afectando el medio ambiente.
Los campesinos que tienen sus tierras alrededor ya no siembran, ahí están los surcos marcados, pero en ellos solo crece maleza, nadie quiere arriesgarse a producir alimentos por el miedo a que se contaminen sus productos, observó Marcos Martínez.
El otro relleno sanitario de la región, considerado como tal, es el intermunicipal de Ajalpan, que recibe la basura de Chilac, San Sebastián Zinacatepec, Coxcatlán, Altepexi, San José Miahuatlán y San Antonio Cañada. A finales de abril pasado sufrió un incendio que duró varios días y que generó inconformidad entre los vecinos ajalpenses, quienes también denuncian que ese sitio se ha convertido en un foco de contaminación y peligro para el subsuelo.
Santiago Miahuatlán, que no cuenta con relleno sanitario, tiene dos tiraderos municipales a cielo abierto, ambos ya fueron clausurados y hay la exigencia para que el gobierno de Omar Eulogio Toledo Balderas trabaje en el saneamiento, a lo que no ha dado cumplimiento, se desconoce si tiene un proyecto para ello ya que es uno de los alcaldes que logró reelegirse en las recientes elecciones.
En la región han ido creciendo las inconformidades en las comunidades que lidian con rellenos sanitarios o tiraderos clandestinos, por lo que las manifestaciones impiden que esos lugares operen, de ese modo Zapotitlán Salinas, Santiago Miahuatlán y Tepanco de López llevan sus residuos sólidos hasta el relleno sanitario de Ciudad Serdán, donde también se lleva la basura de Tehuacán que debe estar depositando diariamente, por lo menos, 150 toneladas.