Jueves, mayo 15, 2025

Zedillo sigue sin aprender economía

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El ex presidente Ernesto Zedillo dijo el 25 del presente en Acapulco en un encuentro convocado por la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), que México sin el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), sería más pobre. Tal declaración evidencia que no conoce (o no le importa) lo que ha pasado con la industria manufacturera, el sector agrícola, el empleo, los salarios, la economía formal, la balanza de comercio exterior, el crecimiento económico, entre otras variables, que han sido altamente afectadas por la apertura comercial y la disminución de aranceles que ha significado el TLCAN. México tiene hoy menos industria, menos agricultura, menos economía formal, menos empleos productivos, menos salarios, mayores presiones sobre la balanza de comercio exterior no petrolera que las que existía antes de la apertura comercial. El crecimiento es raquítico y depende del comportamiento de las variables externas (exportaciones, remesas y entrada de capitales), lo que nos coloca en un contexto de alta vulnerabilidad externa.

Asimismo Zedillo, rechazó la ampliación del déficit público propuesto por el gobierno federal, y defendió la política de austeridad fiscal. Dijo que es “peligroso prever un deterioro significativo en las finanzas públicas” del país, sino que habría que blindar la economía ante posibles turbulencias financieras externas que puedan desarrollarse ante la reactivación en Estados Unidos y Europa, que causarían daño a los mercados financieros. Parte del supuesto que habrá una reactivación en los países desarrollados, lo cual no hay evidencia que ello se de. La problemática de la mayoría de los países de la euro zona sigue. No han disminuido sus altos niveles de endeudamiento, ni las altas tasas de desempleo, no se ha mejorado el ingreso de empresas, individuos, ni de los gobiernos. No hay flexibilización de la política fiscal, por lo que no hay crecimiento de gasto público, ni del consumo, ni de la inversión del sector privado, ni de sus exportaciones, por lo que no hay perspectivas de crecimiento en dichas economías. Asimismo, en los Estados Unidos continúa la posición de los Republicanos de reducir el déficit fiscal, y los topes de endeudamiento, por lo que no hay perspectivas de que haya política fiscal anti–cíclica para reactivar dicha economía. Seguirá el contexto de desaceleración de la economía mundial, por lo que el blindaje propuesto por Zedillo, llevará a hundir más la economía nacional. No se da cuenta que en un contexto donde están cayendo las exportaciones, las remesas, el consumo y la inversión del sector privado, si a ello se le suma la disciplina fiscal, ésta pasa a actuar en forma pro–cíclica, y por lo que se contraerá más la ecónomía.

Zedillo cae en contradicciones, ya que reconoce que México tiene problemas serios de crecimiento que le impide generar cuando menos un millón de empleos al año y lo adjudica al hecho que las autoridades no han generado las bases para incentivar la creación de empresas, de que “no han elaborado políticas públicas para incentivar al sector formal, lo que ha generado bajo crecimiento”, y él a su vez defiende la disciplina fiscal, que es la política que ha venido predominando y ha contribuido, junto con el TLCAN, a que haya bajo crecimiento y baja generación de empleo.

Él está por la austeridad fiscal para que el gobierno siga vendiendo empresas y activos públicos, tal como él lo hizo durante su gobierno, y ahora defiende la participación de la inversión privada en el sector energético. El ha pasado a la historia del país, junto con Miguel de la Madrid, Salinas de Gortari, Fox, Calderón, y ahora Peña Nieto, como los que han enterrado el proyecto de nación, donde había una participación estatal en la economía, que salvaguardaba los sectores estratégicos bajo el control del gobierno para impulsar la dinámica económica, para fortalecer al gobierno en sus márgenes de negociación frente a la cúpula empresarial nacional e internacional, y en cambio con éstos gobiernos se ha procedido a ampliar la esfera de influencia de la cúpula empresarial nacional e internacional en la economía, y a subordinar al gobierno a los intereses de éstos, dejando de lado los principios de soberanía nacional, y de tener manejo de política económica para tener política industrial, agrícola, y de empleo, que de alguna manera se tuvo antes de estos gobiernos, y configuraron mejores niveles de crecimiento, que éstos. Si bien había desigualdades inherentes al sistema capitalista predominante, eran menos pronunciadas que las presentes.

En su conferencia Zedillo señaló “que los monopolios de empresas estatales no producen un desarrollo y es importante la concurrencia del sector privado en el sector energético”. Sigue el mismo discurso de la camarilla de presidentes antes mencionados que defienden la reducción de la participación del estado en la economía, y adjudican a la competencia y participación de la cúpula empresarial las virtudes de la eficiencia y el crecimiento. Con ese discurso defendieron el TLCAN, como las reformas estructurales de privatización y extranjerización de la economía, y los resultados han sido de que el país esté mas subdesarrollado de lo que estaba antes de dichas políticas, y con mayores niveles de centralización y extranjerización de lo que estábamos, y con mayores desigualdades de riqueza e ingreso, y más vulnerable.

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