Que penoso es el juego perverso del poder, al interior del gabinete del gobierno estatal, el cual afecta la marcha de la administración que encabeza la mandataria Lorena Cuéllar. Las facciones al interior de su equipo de trabajo están muy marcadas, confrontadas y divididas, lo cual ha tenido repercusiones en áreas estratégicas, como seguridad pública, desarrollo económico, turismo, educación y salud.
Muchas cosas que ocurren al interior del gobierno deberían permanecer ahí, en ese ámbito de confianza de los funcionarios de primer nivel, quienes, se supone, no deberían tener más jefa que la propia gobernadora. Sin embargo, esto no es así.
La prueba más clara de ello se vive desde la remoción de quien cobraba como directora de Comunicación del gobierno, quien ahora, buena para la intriga, no tiene empacho en hacer “filtraciones” a sus amigos e incondicionales para golpear a sus compañeros de gabinete.
Ahí está el caso de Gabriel Gutiérrez Morales, encargado del IMSS-Bienestar en Tlaxcala, ya que su nombre se mueve como posible sucesor del secretario de Salud, Rigoberto Zamudio Meneses, a quien, por cierto, se le ha tratado de etiquetar como “foráneo”.
Pero la cosa es sencilla: A pesar de que el nuevo esquema de salud IMSS-Bienestar no opera como se prometió, lo que para el ciudadano de a pie es una burla, el actual titular de la Secretaría de Salud ha logrado contener inconformidades, particularmente los del propio sindicato de Salud.
Sin tener facultades, el actual titular del IMSS- Bienestar quiere hacer funciones de súper delegado, y por lo visto aspira a ser súper secretario, alentado por intereses ajenos a la institución, lo que ha generado múltiples conflictos en el sector salud.
La grilla propiciada por intereses y para cubrir ineptitudes está a la orden del día y en prácticamente toda la estructura gubernamental, y la gobernadora es quien termina por pagar esas pugnas internas. Sin duda, las intrigas de la titular de la Coracyt ya no le van a ayudar cuando llegue el momento de rendir cuentas, porque para los de casa, ya es de poco fiar.
Penoso también fue ver la forma en que un grupo de diputadas, lideradas por la presidenta de la mesa directiva, Mónica Sánchez, redujeron su investidura para hacer las veces de “cadeneras” y “salvar” de la prensa al Secretario de Gobierno; penoso que mujeres protejan a quien ha sido señalado por violentar a la madre de su hijo.