En vísperas de que se votara la sede nada parecía estorbar la designación de Inglaterra, la primera en postularse. Pero a la hora buena, el presidente Putin hizo su parte y el rublo devoró a la libra esterlina en la carrera del dinero, ante la complacencia de doña FIFA y de la masa de votantes debidamente estimulados por el obsequioso mandatario ruso. Lástima, porque Ios ingleses disponían de una interesante generación de futbolistas y tal vez el cuarto lugar finalmente conquistado habría podido mejorarse al calor de su público. Rusia, en cambio, pasaba por uno de sus momentos futbolísticamente más bajos y bastante tuvo con llegar a cuartos de final y llevar hasta penales al futuro finalista croata (2-2 y 3-4), misma resolución por la que había eliminado previamente a una España muy superior en el papel pero constreñida por el extraño cambio de su DT Lopetegui en favor –flaco favor– de Fernando Hierro (1-1 y 4-3).
La marcha de los ingleses incluyó un 6-1 sobre el debutante Panamá —tres de Harry Kane e insólita fiesta canalera con el pretexto de su primero y único tanto mundialista, obra del veteranísimo Felipe Baloy (Nizhny, 24.06.18)—; para los anglos era su segunda victoria consecutiva tras el 2-1 a Túnez; lo malo fue que Bélgica terció en la discusión para aplacar al equipo de la rosa (2-1). En la pugna por el tercer puesto, los belgas les mejorarían la nota y suyo fue el bronce (2-0).
Alemania se despide sin gloria. Empezó a ceder el título el día de su presentación (México 0-1) y perdió por completo los papeles ante Sudcorea, que despidió abruptamente del torneo al campeón defensor (0-2), fenómeno que se daba por tercera vez consecutiva. En ese grupo F el vencedor fue Suecia y el segundo clasificado el equipo azteca que, fiel a su costumbre, no pasó de octavos. Tampoco lo hicieron una España ni el siempre gitano Portugal —el choque entre ambos fue un vibrante 3-3 con triplete de Cristiano—, ni una Argentina tan cohibida como Messi, que venía de ser apaleada 3-0 por Croacia y sufrió lo indecible para clasificarse a costa de Nigeria (2-1) luego de mísero 1-1 con Islandia—, ni la alegre Colombia, que había dado un segundo tiempo soberbio contra Polonia (3-0) pero, sin James Rodríguez, lesionado, se atascó en los penaltis ante lnglaterra (1-1 y 3-4).
Brasil y Uruguay. Dieron la cara por el futbol latinoamericano resistiendo hasta los cuartos de final. Los charrúas, con un equipo curtido y la mano firme del maestro Oscar Tabárez, casi repiten su bravo desempeño de Sudáfrica; por lo pronto pusieron quietos a los rusos ante los suyos (3-0) y pasaron a octavos con puntaje perfecto; allí superaron a Portugal con mayor claridad en el campo que en el marcador (2-1), y para frenarlos hizo falta que Francia tuviera el sol de frente y la Celeste, sin su goleador Cavani, de espaldas (0-2).
La verdeamarelha vio cómo Neymar, su estrella máxima, caía en inconsistencias y se ganaba la mofa universal por su insistencia en fingir faltas. Tampoco la dirección de Tite resultó muy convincente, su victoria sobre Costa Rica llegó en tiempo de compensación (2-0), a México, en octavos, se lo quitaron de delante con cierta facilidad (2-0), pero la versátil y talentosa Bélgica resultó demasiado para los amazónicos, que ni con su mejor rendimiento consiguieron evitar la eliminación (1-2). Casi al final, Courtois evitó el empate con una desviada de antología a remate angulado de Neymar.
El campeón, de menos a más. Se sabía que Francia disponía de un equipo de respeto, pero se desconfiaba del pragmatismo de Didier Deschamps y las intermitencias de Pogbá y socios; ambas cosas estuvieron presentes en la ronda de grupos, donde el VAR se estrenó aclarando el dudoso penalti que endulzó el gris debut de los galos (2-1 Australia), que derrotaron por la mínima a un Perú sin gol para, de últimas, empatar a cero con Dinamarca, que no era ningún monstruo. Su despertar empezó en octavos con la revelación de Mbappé, que hizo cera y pabilo de la defensa argentina y marcó doblete (4-3, marcador engañoso), en los cuartos contó con la ausencia de Cavani y complicidad de Muslera —arquero menor donde los haya— para dejar fuera a Uruguay (2-0), y su victoria en semifinales sobre Bélgica (1-0 con gol del central Umniti a los 50´), se basó sobre todo en un notable equilibro de líneas, sobresaliendo la fundamental aportación del silencioso pero incansable Kanté, que hizo en 2018 el mismo impecable trabajo de contención que su DT Deschamps veinte años antes. Futbolísticamente fue el mejor encuentro de la Copa.
Así llegó el día de la final, el 15 de julio en Moscú. Contra Croacia, un justo pero sorpresivo adversario. Los croatas llegaban con dos eliminatorias de 120 minutos en las piernas —a Rusia le ganaron desde los 11 pasos, a Inglaterra la superaron en juego (Mandzukic, 108´)—y a Francia le jugaron sin complejos. ¿Una Gran final? Más bien un partido loco, con Croacia lanzado en tromba al frente y el martillo galo golpeando metódicamente hasta poner las cosas 4-1 (penalti de Griezmann, Pogbá y Mbappé) con media hora por delante. Una pifia parvularia del guardameta Lloris —quiso gambetear a Mandzukic y acabó regalando el gol— aminoraría la derrota croata (4-2). Francia fue mejor pero la favorecieron la fortuna y el árbitro argentino Pitana, que ya había tenido un trabajo detestable en el Suecia-México. Como remate, durante la premiación se desató un chubasco épico, del que diligentes ujieres protegieron con sus paraguas a Vladimir Putin pero no a las demás personalidades, entre otras la presidenta de la república de Croacia.
El Tri, de más a menos. Mucho antes, la publicrónica había decretado la muerte civil del DT colombiano Juan Carlos Osorio y su sistema de rotaciones. Debutar contra Alemania, el vigente campeón, no presagiaba nada bueno, pero el Tri, crecido después del golazo de Hirving Lozano (34´), mantuvo autoridad sobre el terreno y resistió a pie firme un cierre ciclónico de los teutones —con la contribución como pieza de remplazo del veteranísimo Rafael Márquez, en su quinta Copa del Mundo. Ya ante Sudcorea el panorama no lució tan esplendoroso (2-1, sostenido con apuros), y solamente la sorprendente victoria coreana sobre una Alemania obligada a vencer o morir —el 2-0 llegó a última hora en dos afortunadas contras— permitió que los Verdes pasaran a octavos de final tras la paliza recibida de Suecia (0-3). El adversario allí era Brasil, y con eso queda dicho todo (0-2). Osorio, que había dejado sus rotaciones por la paz, se mostró limitado de respuestas con los cotejos en marcha.
Por la significación histórica del triunfo inicial sobre Alemania vale la pena recordar la alineación de esa tarde en Moscú (17.06.18): Ochoa; Salcedo, Moreno, Ayala, Gallardo; Layún, Guardado (Márquez), Herrera, Vela (Edson Álvarez); Chicharito y Lozano. Todos rindieron a tope, pero hay que destacar las actuaciones de Ochoa, Salcedo, Vela y Lozano.
Equipo ideal y otras figuras. Un repaso al once “ideal” de Rusia 2018 revela muy pocos jugadores que, pasados unos cuantos años, hayan sobrevivido a una fama fugaz, señal inequívoca del muy discreto nivel de este Mundial. Veamos: Courtois (Bél); Vrsaljko (Cro), Tiago Silva (Bra), Umtiti (Fra) y Laxalt (Uru); Modric (Cro), Griezmann (Fra) y Eden Hazard (Bél); De Bruyne (Bél), Mbappé (Fra) y Perisic (Cro). Como mejor DT merece destacarse al catalán Roberto Martínez (Bélgica).
También lucieron, entre los porteros, el inglés Pickford, el croata Subasic y nuestro Memo Ochoa; los defensores Varane (Fra), Mina (Col), Meunier (Bél) y Augustinson (Sue), y del medio campo en adelante Kanté (Fra), Brozovic (Cro), Pogbá (Fra), James (Col), Mandzukic (Cro) y Douglas Costa (Bra), único extremo no postizo en Rusia. ¿El mejor “9”?: sin duda Edinson Cavani (Uru) por encima del inglés Kane, campeón de goleo (con 6) y de Cristiano Ronaldo (que anotó 4).
El Toluca se cae. Y el Pachuca lo aprovecha, al grado de convertir en una mera formalidad la “finalísima” de ayer en el Miguel Hidalgo. Todo el armazón cuidadosamente levantado por Ambriz para eliminar al América quedó hecho trizas por los Tuzos en un abrir y cerrar de ojos: a los 12 minutos ya ganaban 2-0 y el final del primer tiempo sorprendió a la diablada choricera con la losa de un pesadísimo 0-4 encima. Derrumbe, demolición total. El 1-5 final —dos de Romario Ibarra y uno por bota Cabral, Isaías e Ibáñez— deja poco o ningún margen a la especulación. Pocas veces los primeros 90´de una final convirtieron el juego de vuelta en una simple mascarada.
Españoles a la baja. La nota fuerte de la penúltima fecha de grupos de la Champions la constituye no tanto el Madrid y su pérdida del invicto en Leipzig (2-3, con un pésimo desempeño defensivo) como las eliminaciones del Barsa y el Atlético de Madrid (la del Sevilla ya estaba sentenciado, así haya sido el único que sacó esta vez la cara por el futbol ibero con su sorpresivo 0-3 en Dortmund).
El Barcelona ya estaba en la lona desde antes de jugar, dado que el Inter se merendó sin problemas el manjar que representaba la visita del débil Viktoria Pilsen checo (3-0). Pero la zarandeada sufrida en Camp Nou a pies del Bayern (0-3) le agregó veneno a su fracaso. Sólo hubo un equipo en la cancha, los bávaros jugaron cuándo y cómo quisieron y sus goles fueron cayendo como fruta madura, vista la obnubilación e impotencia blaugranas. Los germanos hicieron 8 disparos entre los tres palos contra ninguno de Lewandowski y socios. Y en ese G—C ya están calificados el Bayern con 15 puntos, marcha perfecta, y el Inter con 10, por apenas 4 del Barcelona y cero del ultraderrotado Viktoria.
Lo del Atlético de Madrid fue dramático. Recibía en su estadio al sotanero Bayer Leverkusen y contaba con que el Porto caería bajo el hechizo del Brujas, líder invicto del G—B. No sólo no sucedió así (Porto saldó la visita a Bélgica con un rotundo 0-4) y los teutones siempre fueron por delante en el Wanda y el Atlético sudó para empatarles (2-2); lo trágico es que, en tiempo de compensación, un penal señalado en área del equipo de la aspirina y pateado por Carrasco fue rechazado por el arquero Hradecky, contrarremató De Paul al larguero y un tercer disparo pegó en el primer ejecutor y se perdió fuera del campo. Total, Brujas 10 puntos, Porto 9 y el Atlético (5) eliminado.
Mexicanos. Sólo el Napoli del Chucky navega con velas desplegadas —líder invicto del A, dio cuenta del Rangers sin problemas (3-0)—, porque en ese mismo grupo el Ajax de Edson Álvarez y Jorge Sánchez cayó en casa ante el Liverpool (0-3) y está eliminado. Como lo está también la millonaria Juve, que hizo un esfuerzo titánico en Lisboa pero no consiguió impedir la victoria del Benfica (4-3) en el mejor y más emotivo encuentro de la fecha.