“Nos dicen que el mundo es lo mejor, pero cuando nos quitamos los anestésicos sabemos que es falso, porque vivimos la peor de las crisis climáticas y ecológicas, sociales y de explotación, que se reflejan en la mayor desigualdad social de la historia”, advirtió Víctor Manuel Toledo Manzur, durante el Primer Congreso Internacional de Comunalidad que organizó el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego” de la Universidad Autónoma de Puebla (UAP).
Al hablar sobre la crisis civilizatoria, Toledo advirtió que ésta significa un arrastre de todo: de la especie y del equilibrio global.
Explicó que desde la ecología política, el comunalismo es aquella práctica social generada en los 7 mil pueblos tradicionales existentes en el mundo, es decir, por unos 500 o 700 millones de personas. Aquellas comunalidades, expuso, “son fuentes de inspiración, reservas civilizatorias, reductos de la posibilidad, configuraciones premodernas” en las que se encuentran las claves para salir de la crisis actual.
Las comunalidades, agregó, existen y diseñan un futuro alternativo teniendo cuatro aspectos positivos. El primero histórico que ayuda a entender que la humanidad tiene unos 200 mil años de antigüedad, un “aliento real y largo” en el que el mundo moderno tan solo representa una pequeña parte: unos 300 años. El segundo, que por lo menos en México, de los 200 a 300 conflictos contabilizados, la comunalidad está con las resistencias. El tercero, que aquellos proyectos alternativos de lo común significan una vía para la vida, como lo constatan los aproximadamente mil proyectos existentes en el país. El cuarto es el futuro, y en él, el camino más viable para la nueva etapa civilizatoria es la emancipación territorial, algo como lo hecho por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, en Chiapas
De hecho, Toledo Manzur estimó que en el futuro, en la que será la tercera ronda civilizatoria, la sociedad se transformará por medio de varios procesos: vía la lucha armada, algo que es insostenible y reprobable; el camino electoral, a través de la llamada democracia representativa; o una tercera vereda ligada a los procesos comunitarios, es decir, a la emancipación territorial con la que se generará “un mundo mejor”.
Se refirió a la ecología política, un tema que no es común abordarse en actos académicos. De ésta dijo que es una disciplina que surgió a partir de la crisis epistemológica de las ciencias, que fue propuesta para superar las definiciones clásicas de la disciplina científica. Por ello, agregó, su naturaleza es la multidisciplina, es decir, la mezcla entre las ciencias naturales y las ciencias sociales.
La ecología política, abundó el miembro del Instituto de Investigaciones en Ecosistemas de la UNAM, llama a cambiar los paradigmas de estudio dando una mirada integradora. Asimismo, continuó, entiende al actual régimen civilizatorio desde una doble explotación: aquella que se da sobre la naturaleza y otra sobre el ser humano.
El autor del libro La Modernización Rural de México: un análisis socio–ecológico abundó que la ecología política, además, reconoce en lo humano dos aspectos, uno cultural y otro biológico, ya que el hombre es lo mismo humanidad que especie biológica.