Domingo, abril 20, 2025

Puebla, la ciudad que comerció esclavos durante la Colonia

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Cada 23 de agosto, desde 1998, se conmemora la abolición de la esclavitud y trata de esclavos con el objetivo de inscribir dicha tragedia en la memoria colectiva del mundo y comprender el papel fundamental que jugó este crimen de lesa humanidad en la construcción de las economías internacionales. La fecha fue elegida por el inicio de la revolución de los esclavos que se alzaron contra sus opresores en 1791, en Haití

En México, la esclavitud se estableció en la Colonia cuando los españoles conquistaron los territorios de Mesoamérica a través de la fuerza y el terror y comenzó la explotación de mano de obra para la extracción de minerales, la construcción de ciudades como Puebla, los obrajes, la vaquería, y la agricultura de productos de fuerte demanda en los mercados europeos como lo fueron el azúcar, el cacao, el añil, el tabaco, y más tarde el café y el algodón.

La Ciudad de México y Puebla fueron las urbes más importantes de la Nueva España, incluso formaron parte de las metrópolis con mayor peso político y económico en todo el imperio español, por lo que ambas compartieron el flujo y comercio de esclavos negros y, en menor medida, asiáticos. 

Después de que las enfermedades y la severa explotación de los pueblos originarios mermeó su nivel poblacional, lo cual quedó registrado en la Brevísima relación de la destrucción de las Indias de Fray Bartolomé de las Casas, la monarquía española emitió leyes nuevas en 1542 que prohibían la esclavitud de estas comunidades provenientes de todo el continente americano, incluso se planteó la ejecución a aquellos que se negaran a este cambio. 

La corona española declaraba durante el siglo XVII que en sus dominios no existía la esclavización de personas, lo cual fue una manipulación de la realidad ya que, aunque los españoles no tuvieron una enorme presencia en el rapto de personas negras en África como los portugueses, el imperio español compraba y comerciaba con esclavos comprados a los negreros portugueses.

Sin embargo, para que esta modificación legislativa se plasmara como una realidad tardó varias décadas; el cabildo de Puebla a principios del siglo XVI impugnó en varias ocasiones esta medida. 

En las Actas del Ayuntamiento quedaron registradas las declaraciones de los dueños de obraje, los cuales tenían importantes posiciones al interior del cabildo, quienes aseguraron que no había suficientes españoles para reemplazar la mano de obra de los esclavos indígenas. 

Sostenían las siguientes declaraciones: 

“los negros no son a proposito porque son torpes y no tiene la abilidad y felma que se requiere y no se pueden tener tantos como son menester porque valen muy caros y se mueren muchos y si faltan los yndios totalmente faltaran los obrajes…” (sic)

Con los años, los indígenas encerrados y reducidos a esclavos traspasaron a pertenecer a la servidumbre, clase social que no podía ser comprada o vendida pero aún estaba sometida a la voluntad de una autoridad para ejercer trabajos forzosos. 

Estimaciones históricas sostienen que para 1560 en la Ciudad de México habían 10 mil esclavos negros, provenientes de los países hoy conocidos como  Senegal, Gambia, Guinea, Guinea-Bissau, Angola y el Congo, y 4 mil blancos. El comercio llegaba a la capital de la colonia y luego se dirigía a otras urbes como Puebla; el historiador Pablo Miguel Sierra Silva sostiene que en la ciudad de los Ángeles se vendieron a miles de esclavos negros y sus descendientes. 

La comercialización se realizaba en lo que hoy conocemos como el zócalo de Puebla, prueba de ello fueron las denuncias de comerciantes de esclavos como Manuel González que levantó una queja ante el cabildo de Puebla en 1620 porque en las lluvias los vecinos de los Portales no permitían que los esclavos se protegieran de la inclemencia al expulsarlos a fuerza de golpes con palos. 

En dicha querella, retomada en las investigaciones de Sierra Silva, se asienta que Manuel González recriminó al cabildo este trato a los esclavos, recordándoles que este comercio dejaba una gran cantidad de pesos por los impuestos. Se estima que entre 1600 y 1700, por lo menos, se vendieron a 20 mil esclavos y cada venta generaba un ingreso a las arcas reales que fluctuaba entre el 2 por ciento hasta el 6 por ciento. 

Cada esclavo era vendido entre 300 a 400 pesos de la época, lo cual, sostiene Sierra Silva, era una cifra muy elevada ya que el ingreso de un arriero era de 120 pesos anuales. Por ello, la deuda podía ser liquidada en un promedio de 9 meses, para los ingenios azucareros de Izúcar, Xalapa y Cuautla se les ofrecía un plazo de hasta 18 meses para saldar el precio acordado. 

Los archivos del cabildo registran que el apogeo de la comercialización de esclavos en el zócalo de Puebla fue en 1630 cuando se registraron más de 400 ventas anuales. 

El clero poblano tuvo una importante participación en estos hechos ya que el obispo Don Alonso de la Mota y Escobar poseía 42 esclavos. Asimismo, los curas de diversas parroquias compraban esclavos para las labores de limpieza de los templos. 

Se tiene registro que los jesuitas compraron esclavos africanos para sus haciendas, colegios e ingenios. Mientras que los conventos de monjas, documenta Sierra Silva, contaban con comunidades de negras, morenas y mulatas esclavizadas. 

Para la segunda mitad del siglo XVII, el comercio de esclavos negros no sólo provenía de los flujos transatlánticos sino que se vendían a los descendientes de los esclavos que, por el hecho de nacer en territorio de Puebla, eran poblanos. 

Rebelión de esclavos en la Nueva España

A pesar del constante flujo y comercio de esclavos africanos y sus descendientes en Ciudad de México y Puebla para ser trasladados a otras regiones del país, existieron revueltas de negros en varias zonas de la Nueva España contra el yugo de los españoles para alcanzar su libertad. 

Los antecedentes de estas rebeliones provienen del rapto masivo de africanos por parte de ingleses y portugueses. Hubo comunidades y grupos de resistencia que crearon motines para tomar control de las naves, aunque hubo casos en los que terminaron por naufragar como lo narró Prosper Mérimée en el Cargamento de ébano.

Los hechos demuestran la resistencia de los pueblos por defenderse a toda costa, incluyendo el suicidio, para evitar ser sometidos a la reducción de sus vidas a mercancías.  

En Nueva España, las revueltas surgieron desde el siglo XVI, muchas de ellas fueron en alianza con los pueblos originarios de Mesoamérica, tal como lo sostiene el investigador Martínez Montiel en regiones que hoy pertenecen al Estado de México o las huidas de esclavos de las minas que se encuentran actualmente en Pachuca, Hidalgo. 

El registro más temprano de una rebelión de esclavos fue en 1537 cuando se organizaron en la capital y en Amatepec, cercano a las minas de plata de Zacualpan y Sultepec, lo que es ahora el Estado de México, para conformar un movimiento revolucionario con el propósito de tomar las tierras y asesinar a los blancos. Los rebeldes negros eligieron entre ellos a un rey que dirigiría el movimiento y varios indígenas nativos se unieron a este llamado. Sin embargo, la fuerzas reales se adelantaron a la ejecución del plan, por temor al número de rebeldes, y aprehendieron a varios negros, los descuartizaron y los salaron como advertencias a futuras revueltas. 

Una de las estrategias de rebelión era la huída y el establecimiento de poblados y comunidades en zonas montañosas, selváticas o pantanosas para aplicar lo aprendido por los ancestros africanos, así como lo heredado de los pueblos originarios y de los europeos. 

San Lorenzo de los Negros, en Veracruz, es una historia viva de esta lucha centenaria, al ser una revuelta dirigida por el revolucionario Gaspar Yanga que dirigió a un grupo de rebeldes a asentar un pueblo en las montañas en 1570. Por 30 años lograron mantener la gestión de su pueblo sin intervenciones militares de los españoles y se hacían de las caravanas que cruzaban por Veracruz

Sin embargo, casi cuarenta años después, en 1609, las autoridades reales intentaron retomar el control del territorio, lo cual fue una lucha que desgastó a ambos bandos pero que terminó con la victoria del pueblo dirigido por Yanga y el gobierno colonial aceptó negociar bajo los términos de la rebelión. 

Hasta nuestros días, el pueblo de Yanga sigue establecido cerca de Córdoba y se recuerda como el primer pueblo libre de América y contra la esclavitud. 

Mientras que la figura del líder de la rebelión fue consagrado como héroe nacional cinco décadas después de la independencia de México por la gestión de Vicente Riva Palacio, nieto del expresidente Vicente Guerrero

En Ciudad de México existieron motines en 1624 y 1696, incluso las clases poseedoras tuvieron que ocultarse para resguardarse de la violencia revolucionaria. Ambas rebeliones fueron sofocadas por las fuerzas coloniales y provocaron que centenares de revolucionarios negros fueran degollados en la Plaza Mayor

Previamente, en 1612, comenzó la organización de negros provenientes del Congo, aunque la rebelión no logró consolidarse, el temor de las autoridades ibéricas fue tal que capturaron a todos aquellos que estuvieron implicados en la planeación para luego ser ejecutados, dichos hechos quedaron registrados por el cronista indígena Domingo de San Antón Muñon Chimalpahin.

En otras regiones cercanas a las minas de Taxco, Zacualpan, Sultepec, Temascaltepec, Pachuca, Atotonilco así como las que se iban estableciendo en el norte del territorio, se organizaron revueltas de esclavos que quedaron plasmadas en los reportes de las autoridades coloniales que enviaban a la metrópoli. 

Muchos de los esclavos que lograron huir en grupos establecieron comunidades en la Costa Chica de Guerrero, así como en territorios de Oaxaca y Veracruz donde actualmente existen poblaciones que se reconocen como afromexicanos. 

Luchas por la abolición de la esclavitud en México

Todas las anteriores rebeliones fueron la antesala de la lucha revolucionaria por la independencia de México. Las fuerzas independentistas dirigidas por el cura Miguel Hidalgo y Costilla estaban conformadas por pueblos originarios y afrodescendientes que se unieron a la causa para consagrar la abolición de la esclavitud tal y como ocurrió en Haití

En 1910, Miguel Hidalgo declaró la abolición de la esclavitud en el territorio del pujante México independiente. Sin embargo, dicha lucha fue sofocada por las fuerzas reales que capturaron al cura y a otros insurgentes en 1911 para ser fusilados y luego sus cabezas fueron expuestas en la alhóndiga de Granaditas de Guanajuato

Después, la lucha independentista fue comandada por José María Morelos y Pavón que retomó entre las consignas de su ejército revolucionario la abolición de la esclavitud, lo anterior quedó reflejado en el Congreso de Anáhuac, el 14 de septiembre de 1913. 

“Que la esclavitud se proscriba para siempre y lo mismo la distinción de castas. Quedando todos iguales, y sólo distinguirá a un americano de otro el vicio y la virtud” José María Morelos y Pavón en Sentimientos de la Nación.

Sin embargo, la captura de Morelos y su ejecución provocó que la revolución se estancara por años y las consignas para abolir la esclavitud se mantuvieron únicamente en el flanco de Vicente Guerrero, seguidor fiel de Morelos. Por este hecho, fue que aunque la independencia se consumó en 1821 no se consagraron las disposiciones expuestas por los luchadores que dieron forma a los planes de Miguel Hidalgo y Morelos

Ante esta realidad, en 1829, Vicente Guerrero como presidente de México (1 de abril a 17 de diciembre de 1829) emitió un decreto que declaró la abolición de la esclavitud con el apoyo de las clases populares y las comunidades afrodescendientes. 

Sin embargo, los esclavistas al norte de México, específicamente en Texas, comenzaron las presiones al gobierno mexicano para emitir excepciones en aquella región que luego declaró su independencia para ser anexada como territorio de Estados Unidos de América

Las legislaciones liberales del siglo XIX establecieron que en México la esclavitud estaba prohibida y que cualquier esclavo de otra nación adquiría su libertad con sólo pisar territorio mexicano

“En la República todos nacen libres. Los esclavos que pisen el territorio nacional, recobran por sólo ese hecho su libertad y tienen derecho a la protección de las leyes” Segundo Artículo de la Constitución de 1857.

Sin embargo, las leyes no reflejaron la realidad del país durante el resto del siglo XIX y principios del siglo XX que llevarían al estallido revolucionario de 1910. Como lo plasmó John Kenneth Turner en México Bárbaro, la esclavitud no desapareció sólo se invisibilizó ante el mundo. Asimismo, Ricardo Flores Magón junto a los magonistas, denunciaron las circunstancias en las que se encontraban los trabajadores, campesinos y en general, las clases populares: una esclavitud moderna

Los revolucionarios previos al estallido del movimiento armado en 1910 como los magonistas y los posteriores como los zapatistas, se alzaron en contra de un sistema de injusticias que entre muchas de sus formas de dominación se contenía a las clases populares bajo el yugo de la esclavitud. 

Hasta nuestro presente, las luchas de pueblos originarios, proletariado, campesinado, así como investigaciones de periodistas como Lydia Cacho, retratan las condiciones de una esclavitud contemporánea en la que el capitalismo se alimenta de la trata de personas o del trabajo forzoso, al no haber otras oportunidades para millones de mexicanas y mexicanos, o empleos con salarios paupérrimos como lo denuncia la Asociación Ciudadana contra la Pobreza que sostiene que un sueldo digno para cubrir todas las necesidades de una familia es entre 15 mil pesos a 20 mil pesos mensuales sin embargo, el 80 por ciento de la población mexicana se encuentra bajo este umbral.

Fuentes consultadas

Cope, R. D. (2020). Pablo Miguel Sierra Silva. Urban Slavery in Colonial Mexico: Puebla de los Ángeles, 1531–1706. The American Historical Review, 125(2), 689–690. 

Delgadillo Núñez, J. E. (2019). La esclavitud, la abolición y los afrodescendientes: memoria histórica y construcción de identidades en la prensa mexicana, 1840-1860. Historia Mexicana, 69(2), 743–788. 

Reynoso Medina, A.,  (2005). Revueltas y rebeliones de los esclavos africanos en la Nueva España. Revista del CESLA,  (7), 125-134. 

Día Internacional del Recuerdo de la Trata de Esclavos y de su Abolición. (2023, enero 31). Unesco.org. https://www.unesco.org/es/days/slave-trade-remembrance

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