La base de la cultura es el maíz y es ahí donde radica la grandeza del México como nación, puesto que está vinculado a las zonas arqueológicas, danzas, textiles, artesanías y más, consideró la secretaria de Cultura federal Alejandra Frausto Guerrero al participar en el Foro nacional en defensa del decreto presidencial sobre maíz transgénico, glifosato y transición agroecológica.
Celebrado este 29 de septiembre en el Complejo Cultural Los Pinos en el marco del Día Nacional del Maíz, la funcionaria federal dijo que esta semilla no crece sola, puesto que necesita del frijol, la calabaza, los quelites, el maguey y otros elementos de los cultivos múltiples, dando una lección sobre trabajar en comunidad en beneficio de todos debe permear en la sociedad.
“Por eso estamos en contra de los agroquímicos, en contra de los venenos para nuestra alimentación, porque eso mata la diversidad, eso es una avalancha en contra de la diversidad cultural”, aseveró en el acto multidisciplinario que cobijó a artistas como Carlos Arellano, cantautor avecindado en Puebla, quien presentó el concierto Canciones creadas con mucho sabor.
En su discurso, Alejandra Frausto hizo un llamado para seguir cuidando las culturas de México, las lenguas originarias y el campo: “El decreto merece el acompañamiento de todos, cuando veamos peligro en nuestra riqueza, que es el maíz, tenemos que salir a la batalla y por eso estamos en este foro”.
En su turno, la titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), María Luisa Albores González afirmó que “el maíz nativo crece en la milpa, y cuando crece en milpa nos enseña que es solidario, compartido, colaborativo y crece en comunidad, mientras que el maíz híbrido o transgénico es individualista y competitivo, y se acompaña de paquetes tecnológicos con muchos agrotóxicos que son tóxicos para el agua, el aire, para las otras plantas y para los seres vivos, y es una realidad”. Por tanto, aseveró que “hablar del maíz es hablar de la comunidad, de la milpa”.
Asimismo, expuso que al ser México el centro de origen de este grano, el gobierno actual promueve su protección a través de programas como Sembrando Vida, Producción para el Bienestar y de huertos agroecológicos, para que los campesinos puedan tener formación, capacitación, asistencia técnica o acompañamiento, y con ello revertir lo que se incentivó en administraciones pasadas.
Quien fuera parte de la Cooperativa Tosepan Titataniske, en Cuetzalan del Progreso, aquí en Puebla destacó la importancia de los decretos que se impulsaron para prohibir la siembra de maíz transgénico al ser México “el centro del origen” del grano a nivel mundial, así como la eliminación del glifosato, una sustancia química que es herbicida.
“El maíz nativo crece en la milpa, en comunidad, mientras que el maíz transgénico es individualista y se acompaña de paquetes tecnológicos que incluyen sustancias que dañan la vida”, abundó.
Por último, María Luisa Albores comparó que incluso la “resistencia” que ha encontrado el actual gobierno es la misma resistencia que enseñan la milpa y el maíz, pues entre más adverso el camino, más se fortalece.
De igual forma, la directora general del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt), María Elena Álvarez-Buylla Roces recordó que las semillas transgénicas y los agrotóxicos como el glifosato, han afectado severamente la salud, el ambiente y los procesos culturales en México.
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“El decreto está sustentado por evidencia científica que demuestra que estos transgénicos y agrotóxicos producen grandes daños a la salud, grandes daños a nuestra riqueza biocultural, suelos, aire, cuerpos de agua y, por lo tanto, no los queremos. La totalidad de nuestra riqueza biocultural no tiene transgénicos y así debe permanecer”.
Reafirmó el compromiso del Conahcyt por sumarse, desde el quehacer humanístico y científico respaldado por la primera Ley General en materia de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación (LGHCTI), a la defensa del decreto presidencial en favor de la salud de los mexicanos, la procuración ambiental y la recuperación del campo mexicano.
En ese sentido, la integrante más joven del Consejo del Cencalli, casa del maíz y la cultura alimentaria, Paloma Vázquez Díaz, puntualizó que en México 90 por ciento de las tortillas, tostadas y antojitos tienen trazas del maíz transgénico. “Esto debe terminar, pareciera que siempre olvidamos que existen al menos 59 variedades nativas del maíz y que son ricas en vitaminas, hierro, fosforo y calcio”, dijo la menor.
De igual forma, el integrante del Consejo del Cencalli y cocinero de la península de Yucatán, Eliodoro Xicum Cobá expuso que en las cocinas del país se cuentan las historias de un pueblo que sigue vivo, tan vivo como el maíz de cada uno de los estados. Por tanto, hizo un llamado para que las nuevas generaciones usen las técnicas, herramientas y cuidados de la cocina tradicional.
Cabe recordar que México es centro de origen de más de 55 razas de maíz. En febrero de 2023, el gobierno de México publicó un decreto que prohíbe el uso del maíz genéticamente modificado para la fabricación de masa y tortilla, buscando consolidar la soberanía y seguridad alimentaria en un insumo central en la cultura.