Mayra saca la basura mental de los adultos

Al igual que a otros especialistas de su rama, a Mayra López Lara le “ha costado lágrimas” que la sociedad tlaxcalteca adquiera poco a poco la cultura de recurrir a la ayuda profesional de un psicólogo.

Tiene una teoría: “Hay que sacar la basura mental de los adultos para que puedan educar a los niños”.

Desde su posición como titular del área de psicología de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), Mayra brinda a la sociedad la oportunidad de buscar alternativas para defender sus derechos, así como recuperar y elevar su autoestima.

No podría determinar bien qué fue lo que la motivó a estudiar esta carrera, pero en siete años de ejercerla ha definido el ámbito que más le interesa y ha tenido experiencias que le han dejado satisfecha.

“Alguna vez veía una película que manejaba esta cuestión de que el psicólogo estaba con el paciente en el diván y estas cuestiones de la mente me parecieron interesantes y desde ahí me fijé ese objetivo y finalmente lo conseguí. Me llamó la atención”, cuenta aLa Jornada de Oriente.

Mayra López recuerda que en el transcurso de la carrera, la psicología se le hizo más interesante. “Esta cuestión  de evaluar pruebas, la grafología, etcétera... y eso me conllevó a que sí me gustaba”.

Se ha desempeñado en el ámbito criminológico. Laboró en la Policía Federal y en centros de Reinserción Social (Ceresos).

“La verdad es que el conocer ese ambiente, a ese tipo de personas, a población vulnerable, es muy distinto a como lo tenemos planteado socialmente. Me ha gustado mucho. Es bastante interesante”, anota.

Sin embargo, también se inclina por el ámbito clínico. “De todo tipo de trastornos, de enfermedades mentales. Pues en ciertos lugares de pronto hay un índice alto de algo que es aludido a alguna enfermedad mental”.

Por ello, Mayra concluye: “Si algo me gusta más es lo que sucede en el medio criminológico, basado en el clínico”.

Y vuelve a plantear otra teoría “mínima” y propia.

“Aquellas personitas que llegan a la cárcel, obvio que tienen una historia detrás y una cuestión familiar. Alguna emoción mal manejada desde pequeñas o una situación mal contemplada por parte de los padres, que sí la van reflejando en conductas delictivas de cualquier tipo”.

Es más, la psicóloga sentencia: “He creído y considerado que aquél que miente puede llegar a robar y el que llega a robar podría llegar a matar, a delinquir contra la vida de otra persona. Después podría decir que se vuelve un ser bastante susceptible, incluso para quitarse la vida. Hay patrones interesantes”.

Mayra comparte una vivencia profesional cuando trabajaba en los Ceresos.

Recuerda a un indígena de la sierra de Puebla preso por robo. “No había tenido qué comer ese día y se robó unas Barritas, unas galletas. Ya llevaba dos años y medio en la cárcel. Por qué, bueno por el hecho de no saber, de no contar con un apoyo, en fin”.

Continúa: “Eso me pareció impresionante porque unas galletas, en cuanto a costo, es bastante poco... y ver cómo había injusticia entre sus compañeros, había discriminación y demás. Como esa persona hay muchas que ya ni siquiera tienen visita ni posibilidad de trabajar.

“En ese entonces estaba del lado de la institución legal, de hacer cumplir la ley, pero ahora que estoy del otro lado, sí es una oportunidad para buscarle todas las alternativas posibles a ese tipo de personas, para defender sus derechos y se reinserten en una vida social”.

Mayra reconoce que es “bastante difícil” concientizar a una persona para que defienda sus derechos, porque en ocasiones tiene la creencia de que su condición es normal y que es cierto aquello de lo que la señalan. “Pero nada es imposible y se puede conseguir el objetivo”.

Su función actual en la CEDH le ha dejado “la mejor” experiencia para apoyar a la sociedad en general. “Es una satisfacción bastante grande”.

–¿Cómo le hace para que no le afecten los problemas de sus pacientes?

–Se consigue con la práctica. En la universidad nos recalcan que no es bueno contaminarse y mucho menos quedarse con el problema de los demás. Ya en la práctica, en la sesión, se enfoca uno a buscar una solución, después de ahí cambia toda la perspectiva, volvemos al ámbito personal o a poner atención a otro paciente.

“Afortunadamente siempre hemos tenido trabajo y muchas personas creen en mi trabajo”, abunda.

–Muchas veces dicen para qué ir con un psicólogo, ¿qué piensa de eso?

–Claro, hay quienes dicen, está más loco o loca que yo, y eso nos ha costado lágrimas, porque en la sociedad, al menos aquí en el estado, no hay mucha cultura de, sin embargo, vamos avanzando poco a poquito y eso es bastante bueno.

Mayra señala que frecuentemente el trabajo de un psicólogo es cuestionado. “Llevan a los adolescentes, al esposo o a la esposa, casi, casi a la fuerza. Esos momentos negativos los he vivido, directamente han dicho, no nos va a ayudar”.

–¿Y en la vida personal aplica la psicología?

–Sí, hasta de manera indirecta e inconsciente, pero la verdad es que antes de ser psicóloga soy humano, me doy chance de equivocarme, la oportunidad de cuestionarme y demás, como cualquier individuo, cuando tengo un suceso problemático de vida.

La psicóloga prefiere brindar terapia de pareja. “Porque parto de una teoría personal, de que los niños son educados por personas adultas y parto de esa raíz, hay que sacar la basura mental de los adultos para que puedan educar a los niños”.

Mayra López habla de su proyecto a corto plazo: “Me veo continuando con mi consultorio particular, dando terapia y sobre todo en el ámbito clínico. Y con cuestiones de apoyo a la sociedad de los ámbitos más vulnerables”.