El fósil del hueso de un brazo de 700 mil años de antigüedad fue encontrado en la isla Indonesia de Flores, arrojando luz sobre la evolución del Homo Floresiensis, la especie antigua más pequeña jamás encontrada, un antiguo pariente del ser humano moderno. Científicos que están detrás del descubrimiento creen que esto podría reforzar la teoría de que los “hobbits” descienden del Homo Erectus.
El descubrimiento del fragmento de hueso de tan solo 88 milímetros, fue publicado el 6 de agosto en Nature Communications. El artículo está basado en la idea de que los ancestros del Homo floresiensis evolucionaron en una especie más pequeña hace unos miles de años después de llegar a la isla remota de Flores en lo que hoy es Indonesia.
El enanismo insular, proceso por el cual los animales adquieren un tamaño corporal menor al usual como resultado de estar aislados en una isla, es un fenómeno que ha ocurrido con frecuencia en la historia. Hasta el descubrimiento del Homo Floresiensis en 2004 “nadie pensó que pudiera sucederle a los humanos”, dice el autor Yosuke Kaifu, antropólogo de la Universidad de Tokio.
La velocidad con la que el H. Floresiensis desarrolló enanismo después de llegar a la isla es “sorprendente, pero también emocionante” añadió el investigador.
El efecto isla
Al hallarse atrapadas dentro de una isla, las especies suelen sufrir cambios para adaptarse a su nuevo entorno. Se cree que el enanismo insular surge debido a que un tamaño corporal más pequeño puede llegar a ser ventaja para sobrevivir a la escasez periódica de alimentos en una isla.
Los científicos sospechan que una situación similar pudo haber sucedido con los antepasados del Homo Floresiensis. Una teoría sugiere que posiblemente el Homo Erectus llegó a la isla de Flores después de un tsunami o una gran tormenta. El primer yacimiento de Homo Floresiensis encontrado contiene fósiles que data de hace unos 60 mil años, pocos de miles de años antes de que la especie se extinguiera. Pero herramientas encontradas en la isla sugieren que los homínidos llegaron ahí mucho antes, hace alrededor de un millón de años.
Durante años, el aspecto de los primeros colonos fue un misterio. Las primeras pistas empezaron a sugerir en 2010 que el H. Floresiensis era un ser pequeño, cuando una excavación descubrió mandíbulas y dientes inusualmente pequeños que datan de hace unos 7000 mil años. Pero inferir el tamaño del cuerpo a partir de los dientes o huesos faciales tiende a ser imperfecto, dice Karen Baab, paleoantropología de la Universidad Midwestern en Glendale, Arizona.
En 2015, el equipo logró un gran avance cuando estaban reconstruyendo huesos fragmentados en el laboratorio y se dieron cuenta de que algunos fragmentos pertenecían a un húmero, el hueso que conecta el hombro con el codo. Lo cual proporcionó pistas sobre el tamaño del antiguo humano.
Un hueso diminuto
Aunque el tamaño del húmero era diminuto, existía la posibilidad de que este hubiera pertenecido a un niño. Kaifu y su equipo examinaron una parte del hueso bajo el microscopio para investigar esta posibilidad. Sin embarazo la estructura del hueso indicó que pertenecía a un adulto completamente desarrollado.
El hueso del brazo hallado fue entre un 9 y un 16 por ciento más pequeño y delgado, lo que logró despejar las dudas y confirmar que su dueño era “al menos tan pequeño” como los miembros posteriores de la especie, afirmó Baab.
Basándose en la longitud del hueso, los investigadores han estimado que la altura de este individuo no habría sido superior a los 108 centímetros, lo cual contrasta con la altura de su ancestro, el Homo Erectus, quien se cree midió alrededor de los 180 centímetros.
Los hallazgos sugieren que el H. Floresiensis evolucionó durante 300 mil años antes de la llegada de su ancestro a la isla hasta llegar a su altura característica. Los fósiles craneales indican que sus cerebros también se encogieron durante mucho tiempo. El rápido desarrollo de un nuevo tipo de cuerpo revela los muchos cambios que puede tomar la evolución humana, comentó Kaifu.
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