La feria de las ferias políticas inicia en Tlaxcala, aunque la promoción del evento ha sido escasa. Lo cierto es que muchos esperan que se abra la puerta de acceso para presentar boleto otorgado o adquirido con anterioridad.
Lo primero que hacen es ver quién más tiene acceso. Porque su suerte en los juegos depende, en mucho, de aquellos que también se encuentran en el recinto ferial porque compiten por la misma oportunidad.
Para disimular se van a jugar a las canicas, los peces o los aros. Saben que tienen que pagar un precio para lanzar cada uno de los objetos. Pero, no se van con las manos vacías.
Conforme pasa el día, se acercan a los juegos mecánicos. Unos de forma tradicional optan por el carrusel. Es más lento y seguro. Su experiencia les permite saber que todos los animales se mueven al mismo ritmo. Por tanto, no hay mucho de que preocuparse.
Otros optan por un mayor riesgo y se incorporan a juegos que suben y bajan a mayor velocidad. Saben que la rueda de la fortuna ha dejado de dar vueltas y la vida pública es más de saltos y cambios bruscos.
Superada la velocidad, toman el camino para recorrer la vida económica de la entidad. Le dan una vuelta al exterior e interior del centro de convenciones. A casi nadie le convence comprar porque lo que se ofrece son chácharas.
Para estar a tono con la vida pública entran al lienzo charro en espera de ingresar a la paella. Es el evento para dejarse ver y ser mirados. Pero sobre todo identificar quién más alcanza boleto en el desfile público entre los públicos.