Investigadores de la Universidad de Yunnan en China, hallaron el fósil de una larva de hace 520 millones de años con el cerebro y vísceras totalmente conservadas. Esto ayudaría a mejorar la comprensión de la historia evolutiva de las especies.
El fósil llamado Youti yuanshi, perteneciente al grupo de los euartrópodos, presenta una conservación excepcional de sus órganos internos, lo cual ha proporcionado nuevas pistas sobre los pasos evolutivos que han sufrido seres vivos como los insectos, arañas y cangrejos modernos.
La larva fosilizada data del periodo Cámbrico, cuando empezaron a evolucionar los principales grupos de animales conocidos hoy en día. Su hallazgo ha permitido reconocer que la anatomía de estos primeros artrópodos era aún más compleja de lo que se creía.
Para estudiar al artrópodo investigadores de la Universidad de Durham en Reino Unido usaron técnicas avanzadas de escaneo de tomografía de rayos X, logrando generar imágenes en 3D de regiones cerebrales en miniatura, glándulas digestivas y de un sistema circulatorio primitivo. Un análisis detallado reveló también se habían encontraban rastros de nervios, los cuales habrían irritado las patas y ojos de las larvas según el estudio publicado Nature.
Una conservación sin igual
“Siempre es interesante ver que hay dentro de una muestra utilizando imágenes 3D, pero en esta increíble y diminuta larva, la fosilización natural ha logrado una conservación casi perfecta” destacó la coautora del estudio Katherine Dobson de la Universidad de Strathclyde en Reino Unido.
Actualmente el fósil se encuentra en la Universidad de Yunnan en China, lugar donde fue descubierto originalmente.
El estudio proporciona información clave sobre los pasos evolutivos necesarios para que criaturas parecidas a gusanos se transformaran en sofisticados artrópodos con extremidades, ojos y cerebros.
“Las larvas son tan pequeñas y frágiles que las posibilidades de encontrar una fosilizada son prácticamente nulas, !o eso creía!” afirmó el investigador, Martin Smith, de la Universidad de Durham.
Se cree que hallazgo de este fósil llena un importante vacío en la comprensión de la formación del plan corporal de los artrópodos y su gran éxito durante la Explosión Cámbrica de la vida.