Los conceptos o ideas religiosas producen unas conductas simbólicas que, al menos aparentemente, siempre han estado presentes en las comunidades humanas. Sin embargo, toda conducta tiene dos premisas incuestionables, como son la capacidad necesaria para su producción (biológica y cultural), y su inicio en un tiempo determinado. Esto lo expone Rivera–Arrizabalaga1, al señalar las condiciones necesarias...