Zombis

De hace unos años para acá, los zombis se han puesto de moda, a tal grado que llegaron a tocar a la alta cultura, siempre inmune y reticente a aceptar en su seno a la cultura popular. Los libros Ensayo Z, Economía zombie y Generación Z, entre otros, demuestran como los no–muertos han impactado directamente en muchos aspectos de la cultura.

Algunos datan su renovada popularidad cuando coinciden con el estreno de la película Contagio–28 días después y la novela El Alzamiento de Brian Keene. Algunos más lo achacan al remake de Dawn of the death. Lo cierto es que esta obsesión lleva ya más de cinco años y ha producido algunos libros buenos, otros malos y mucha pero mucha basura literaria y cinematográfica.

Sin embargo, este gusto por los muertos revividos no es nuevo. No comienza con esas dos películas, es más ni si quiera con la multicitada La Noche de los muertos vivientes de George A. Romero, es anterior. El mismo Romero lo explica en entrevista en el documental Zombiemanía, al citar La legión de los hombres sin alma de 1932, como el trabajo que lo llevó a volverse fanático de estos seres. Romero también apunta que luego de ver la primera adaptación de Soy leyenda, donde el protagonista Vincent Price es atacado por vampiros muy parecidos a zombis, es como le viene la idea de hacer una película homenaje a la historia de Richard Mathenson.

¿Qué nos atrae de los zombis?, me he llegado a preguntar. En otros tiempos los vampiros causaban fascinación al dejar de ser esos entes infernales que bebían sangre para convertirse en bellos efebos de juventud perpetua. Los zombis, luego de la reescritura que hizo de ellos Romero, es la de detritus andantes de la sociedad posmoderna. Seres sin vida que caminan llevados por su hambre perene para seguir haciendo lo mismo que en su vida pasada.

Los zombis son multitudes sin vida, sin sentido, sin más divisa que consumir. Tal vez de ahí viene esa fascinación, que en las grandes ciudades, en la entrada del metro, en los centros comerciales, en los grandes conciertos, nos enfrentamos a diario a estos seres sin identidad.

El apocalipsis zombi tan bien nos recuerda que a pesar de la tecnología estamos a la merced de regresar a una vida salvaje o cuando menos de comunidad primitiva. En Walkingdead, la serie proveniente de los cómics del mismo nombre, campean estas dos visiones del mundo: salvaje violento o el salvaje comunitario. Ahí la fascinación.