Una trampa

El PRI había planeado su regreso desde el primer día que perdió el poder. Controlados los grupos al interior y redefinidos los objetivos, los priistas saben trabajar para un beneficio en común: el suyo. Atrás quedó Roberto Madrazo y su terrible campaña a la Presidencia. Los diferentes liderazgos se unieron al que se veía más arrollador, el del personaje de televisión proveniente de Atlacomulco. Hank Rhon tuvo que hacerse a un lado al perder la gubernatura de Baja California. Manlio Fabio Beltrones nunca pudo despegar y Fidel Herrera apoyó todo lo que pudo luego de unirse al camión que los llevaría de regreso a Los Pinos.

Mi amigo y tocayo Iván Gómez César, catedrático de la UACM, hizo un análisis muy certero de lo que hacía la izquierda mientras Enrique Peña Nieto recibía la banda presidencial: “Retrato de la izquierda desgajada. Ante el ceremonia de elevación de EPN a la presidencia teníamos, en un ala, a los chuchos y los gracos, ansiosos, de firmar con el nuevo poder, a los marcelos obsequisos en la foto; en la otra ola, los chavos ácratas rompiendo vidrios y descargando su rabia; a los de Morena, lejos de los incidentes y llamando a un nuevo partido; y a una parte del PRD reuniendo a su huestes en el Monumento a la Revolución. Además, las marchas del movimiento #YoSoy132, los panchos villas y los sindicatos de izquierda... Todo un mar que no logra ser tsunami.”

Los priistas tenían muy bien planeado todo desde que les entregaron la constancia de mayoría. Propusieron un pacto nacional, hicieron un discurso adecuado en el que recordaron la historia y se solazaron un nacionalismo hueco, nacionalismo que tantos buenos votos les dio en el pasado. Enrique Peña casi no se equivocó y en palabras tendió un puente hacia las administraciones de antaño y carpetazo a lo hecho por los gobiernos panistas.

Mientras tanto, afuera, infiltrados y radicales les sirvieron de contraparte para mostrar que ellos “sí sabían gobernar” y que los otros significaban violencia. Adentro trajes negros de diseñador y discursos tranquilizadores; afuera bombas molotov, agresiones, toletazos. Les pusieron la trampa y fueron directa a ella.