La noche del 1 de julio

A pesar de la decisión del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) de no permitir que el IFE realice su tradicional conteo rápido, la noche del 1 de julio tendremos ganador de la contienda electoral. La razón es simple, si no es el IFE serán los medios y las empresas encuestadoras las que harán el ejercicio, pues no dejarán de hacer encuestas de salida, ni conteos rápidos. Todos quieren tener ganador.

El conteo rápido ha acompañado a la transición política de México y es una estrategia para reportar datos de las actas que permita saber el comportamiento del voto y cuando la distancia entre el primero y el segundo es muy amplia permite que el IFE anuncie el triunfador, con ello se da certeza a los resultados evitando conflictos creados artificialmente, mientras que cuando la distancia es muy pequeña la propia autoridad electoral se pronuncia a favor de esperar el desarrollo del PREP; en ambos casos los datos no son oficiales, pero sirven para tener información muy cercana al conteo oficial que seguirá en los días posteriores a la jornada electoral.

El conteo rápido respondió históricamente para tener información a la mano de lo que había ocurrido en las urnas, fue uno de los dos mecanismos que las instituciones electorales construyeron para blindar los resultados, pues debería haber coincidencia entre el conteo, el PREP y las actas originales. Estos tres mecanismos daban confiabilidad del desempeño de la jornada electoral y cerraban la posibilidad de conflictos poselectorales, el caso más exitoso a nivel federal ocurrió en la elección de 2000, el conteo rápido permitió que el propio Ernesto Zedillo anunciara en cadena nacional que el ganador de la contienda por la Presidencia de esa época fuera Vicente Fox, la misma noche del 2 de julio.

A nivel estatal, los conteos rápidos han sido por lo regular exitosos y fueron muy bien recibidos por los ciudadanos, los partidos políticos y las propias autoridades electorales, al grado que los recomendaban, tan es así que las empresas encuestadoras los aplicaban adicional a la encuesta de salida, el éxito se debió a la necesidad de otorgar confianza a las instituciones encargadas de organizar las elecciones, sobre todo porque históricamente la ausencia de información favorecía la alquimia electoral, tal como ocurrió el 6 de julio de 1988, la caída del sistema y el fraude electoral fue posible por el nulo acceso a la información, de ahí que las reformas electorales de los años noventa dieron importancia al acceso de datos electorales durante la jornada.

Sin embargo, no siempre han tenido éxito, las propias circunstancias que rodean a las campañas electorales han tenido impacto en la jornada electoral y la rapidez o lentitud con que empiezan a fluir los resultados electorales. La elección de 2006 fue el factor que seguramente motivó la decisión del TEPJF, pues el comportamiento de los consejeros electorales antes, durante y posterior a la jornada electoral de ese año provocó que distintos sectores de la población dudaran de la actuación del árbitro, la incapacidad del IFE para nulificar la participación de Vicente Fox o para exigir que se detuviera la guerra sucia del PAN en contra de Andrés Manuel López Obrador o evitar una investigación a fondo sobre el acceso al padrón electoral y el posible acceso a datos personales a través del control de la información del PREP por parte de la empresa Hildebrando –del cuñado de Felipe Calderón– generaron suspicacias sobre la objetividad e imparcialidad del IFE, la misma forma en que se dio a conocer que no había resultados electorales y dado el contexto de la campaña se construyó una enorme confusión sobre quién había ganado la elección presidencial, para colmo los datos del PREP fluyeron muy lentamente, elementos que alimentaron la idea del fraude electoral.

Ese evento provocó la caída de la credibilidad del IFE y de sus consejeros hasta la salida de Carlos Ugalde, el instituto se desplomó en confianza en cuestión de días, ¿falló el conteo, falló el PREP o qué ocurrió?, sus efectos posteriores llevaron a una nueva reforma electoral y a una reestructuración de los consejeros electorales; sin embargo, la actuación del árbitro sigue siendo cuestionada y ese hecho ha sido retomado por los magistrados quienes para evitar la confusión han decidido no permitir que haya conteo rápido por parte del IFE, habría que ver si el fallo del TEPJF tendrá efectos para las empresas encuestadoras, pero es de esperarse que con o sin el aval de la autoridad electoral éstas lo realizarán, pues la presión de los medios, de los partidos políticos y de los propios candidatos será lo suficientemente fuerte para que esa misma noche haya resultados.

Hasta el día de hoy casi todos los candidatos se han pronunciado por aceptar los resultados electorales, salvo el PAN que ha colocado en la mesa la posibilidad de conflictos poselectorales, el mismo AMLO ha declarado que si el triunfo no lo favorece aceptará su derrota, el hecho de reconocer el voto ciudadano no significa que le estén dando un voto de confianza al IFE, en realidad pasa lo contrario, la autoridad electoral está sumamente cuestionada, por ello el Tribunal decidió blindarlo, quitándoles responsabilidad, veremos que tal les resulta.