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La maldición minera

Por: Guillermo Aragón Loranca

2013-06-25 04:00:00

Así denomina el maestro Gilberto López y Rivas a los irracionales, depredadores y antisustentables proyectos de las empresas mineras, que no encuentran otra manera mejor de acumular dinero, que volteando y pulverizando regiones enteras, para recoger hasta la última partícula de metales preciosos mediante agresivos procedimientos tóxicos que contaminan de forma irreversible los mantos freáticos, destruyendo toda forma de vida a su paso; todo ello arropado con el manto piadoso de “promover el desarrollo” y “generar empleos”. Tres fotografías instantáneas de esta maldición minera. En un fallo inesperado, la Semarnat negó la autorización al proyecto de establecer una mina de tajo a cielo abierto en el cerro del Jumil, municipio de Temixco, Morelos, por parte de la empresa Esperanza Silver de México, a quienes las administraciones pasadas les habían concesionado cientos de hectáreas, dentro de las cuales quedaba incluida la zona arqueológica de Xochicalco, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Esto ha sido el resultado de una larga batalla de muchos años por parte de la sociedad civil organizada que ya no se deja engañar con las promesas de desarrollo y empleo, a cambio de entregar sus recursos naturales. La trama de esta historia revela la red de corrupción, compra y complicidad de funcionarios de todos los niveles de gobierno, de pobladores esquiroles y de falsos ejidatarios que la empresa estuvo tejiendo durante años para lograr su propósito.

Simultáneamente, en los límites de Puebla y Tlaxcala, en Ixtacamaxtitlán, otra empresa canadiense, la Almaden Minerals, está en pleno proceso de corromper y comprar a las autoridades (igualmente de todos niveles) para otro proyecto criminal similar, usándolos de punta de lanza contra sus propios gobernados, para convencerlos, por las buenas o por las malas, de que  “tienen que aceptar y apoyar el proyecto” por órdenes del gobierno federal y estatal. Así se los hizo saber el presidente municipal a los funcionarios del cabildo la semana pasada. Anteriormente, el Comité de Defensa de Ixtacamaxtitlán ya había denunciado públicamente que el funcionario municipal recibía varios cientos de miles de pesos por parte de la empresa para que eliminara toda oposición a su proyecto. Algo similar está sucediendo en Tetela de Ocampo, en la misma región serrana.

En un breve artículo aparecido en La Jornada, Magdalena Gómez daba cuenta la semana pasada de la ofensiva empresarial a nivel internacional, a través de la “Organización Internacional de Empleadores” (nótese el nombre, no son empresarios, sino empleadores), que forma parte de la Organización Internacional del Trabajo, organismo de la ONU, expresando su desaprobación a la consulta obligatoria que los estados deben hacer a los pueblos indígenas para la aceptación de proyectos que involucren sus territorios y sus recursos naturales, aduciendo que las negativas de esos pueblos afectan los proyectos, los negocios, las inversiones y la reputación de las empresas, lo cual es el preámbulo para retroceder en el reconocimiento de los derechos de los pueblos originarios. Estas imágenes hablan claramente de lo que significa la “maldición minera” y su amenaza a toda forma de vida.

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