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El emperador de las enfermedades

Por: Yassir Zárate Méndez

2012-01-27 04:00:00

El cáncer es un grupo de enfermedades caracterizadas por más de 100 diferentes tipos de tumores, originados por una serie de daños en el material genético. La transformación provoca una alteración en el ciclo celular, lo que trae como consecuencia que la célula literalmente se vuelva inmortal y empiece a replicarse de manera descontrolada.

Algunos datos duros

El cáncer se ha convertido en un problema de salud pública por el número de muertes, por los estragos que causa en el entorno de los pacientes y por los costos de la atención médica que demanda.

La Secretaría de Salud federal reporta que en México cada hora mueren seis personas por culpa de este mal; en los mismos 60 minutos, otras 11 más reciben la noticia de que padecen cáncer. Cada año se diagnostican en el país 120 mil nuevos casos, de los cuales 75 mil fallecen debido a una detección tardía.

Las cifras convierten a este padecimiento como una de las principales causas de muerte en la población mexicana. Por género, las estadísticas arrojan que hasta ahora hay una mayor incidencia entre las mujeres, quienes representan el 55 por ciento de los pacientes, por 45 por ciento de los varones.

El cáncer de pulmón es el más extendido entre ambos sexos; en el caso del sector femenino destacan los de mama y el cérvico-uterino, mientras que en los hombres se encuentran los de próstata, testicular y de colon.

Lo que sabemos del cáncer

¿Pero qué es el cáncer? “En términos muy básicos, es la proliferación anormal de una sola célula, que crece por miles, luego por millones y por billones, conformando lo que llamamos una masa tumoral, una neoformación, también conocida como neoplasia, que tiene la capacidad de invadir los tejidos vecinos, irrumpir en el torrente circulatorio, recorrer  todo el organismo y hacer implantes de sí mismo”, nos explica el director general del Instituto Nacional de Cancerología, Alejandro Mohar.

La mortalidad de este padecimiento se debe a su capacidad de inmigración de las células dañadas hacia órganos vitales que sustituyen su función normal. Hay un mecanismo muy preciso de ciclo celular,  que incluyen la proliferación, diferenciación y supervivencia de las células. Sin embargo, debido a los daños ocasionados a los genes que regulan esos mecanismos, se pierde el control. En consecuencia, una célula maligna se vuelve eternamente joven y se hace inmortal.

El papel de los genes

En síntesis, las investigaciones confirman que el cáncer es una enfermedad genética. Esto no quiere decir que sea hereditaria, aunque una persona con antecedentes de la enfermedad en su ascendencia es más susceptible de desarrollarla que una que no cuenta con parientes diagnosticados.

Los carcinógenos, una infección provocada por algún virus (como el del papiloma humano) o la herencia de un gen pueden ocasionar averías en los genes encargados de la división celular; estos genes alterados reciben el nombre de oncogenes.

Aunque las células pueden reparar los daños ocasionados en su información genética, si no se arreglan adecuadamente pueden ocasionar que la célula se vuelva cancerosa e inicie un vertiginoso y acelerado proceso de multiplicación. Los genes afectados codifican por lo general a moléculas con funciones semejantes, implicados en la señalización celular.

La capacidad de infiltrar poco a poco los tejidos u órganos vecinos hasta diseminarse hacia sitios distantes del organismo es el atributo biológico más relevante del cáncer. La metástasis es cualquier nuevo foco que no mantiene una relación de contigüidad con el tumor original del cual derivan las células cancerosas. La capacidad o no de generar metástasis de una neoplasia determina su tipificación como maligna o benigna.

El crecimiento autónomo maligno, después de alcanzar cierto tamaño, puede extenderse por todo el organismo y ocasionar metástasis que amenazan la vida del enfermo.

Los factores de riesgo

Las causas de la enfermedad son múltiples. Por ejemplo, se ha demostrado que la exposición al humo de los cigarrillos está estrechamente relacionada con el cáncer pulmonar. La interacción con el alcohol, la exposición prolongada a la radiación solar, la ingesta de ciertos alimentos y la intervención de virus como el de la hepatitis B forman parte de la lista de carcinógenos.

Además, “hay un componente más ambiental, que llamamos de exposición crónica, que es el caso de las hormonas, la dieta y la falta de ejercicio. Son causas no directas pero que de alguna manera la cronicidad ocasiona daños”, añade Mohar.

Prevención y tratamiento

Un diagnóstico de cáncer sigue provocando terror en la gente, ya que suele asociarse con una muerte inminente y muy dolorosa. Sin embargo, los avances científicos han cambiado radicalmente la situación.

Ahora, entre 30 y 40 por ciento de los casos se pueden curar por completo. Un porcentaje similar es tratable para convertir al cáncer en una enfermedad crónica y no mortal; solo una parte muy reducida lleva a la muerte, pero incluso en esos casos se puede ofrecer al paciente un tratamiento que le permita sobrellevar el padecimiento.

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