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El primer Papa jesuita

Por: Ramón Beltrán López

2013-03-20 04:00:00

 

Finalmente el velo se descorrió y ya sabemos que hay un nuevo Papa: Francisco. Ni primero ni segundo, simplemente Francisco,   y la explicación del por qué se escogió el nombre corrió a cargo  de él mismo, y precisó que se debe al Santo Francisco de Asís. Pobre y pacifista.

El primer Papa jesuita. Proveniente de una orden religiosa que ha estado en el ojo del huracán desde hace siglos. Que ha sido perseguida en múltiples ocasiones y que, inclusive, hasta hace poco tiempo fue denunciada por mantener supuestas simpatías hacia la Teología de la Liberación. En el pasado se acusó al padre Arrupe, su superior, de ser el “Papa negro”, y de mantener una actitud de enfrentamiento y desobediencia hacia la Santa Sede.

Finalmente, se trata de un giro inesperado,  y como tal muy a propósito para las especulaciones, porque finalmente no se trata únicamente de conocer a fondo a quien encabezará a la iglesia católica, sino también al Estado Vaticano. Un jefe de Estado que, como todos los seres humanos,  debe tener filias y fobias, simpatías y antipatías.

Inmediatamente, y como era de esperarse, dieron inicio las especulaciones…y las acusaciones. Principalmente respecto a su origen argentino y a sus relaciones con el sanguinario régimen del general Videla.

Especulaciones aparte, pronto podremos conocer la verdad de lo sucedido. Las investigaciones periodísticas y las redes sociales se encargarán de llevar toda la información asequible hasta el último rincón del mundo.

Además de esto ya circulan numerosos artículos periodísticos que intentan explorar cuales fueron las relaciones entre la Compañía de Jesús y los Legionarios de Cristo durante la época dorada de Marcial Maciel. Y es obvio que esto afectará principalmente a México  y a los mexicanos. Sean o no católicos. Simplemente porque  los escándalos de Maciel se centraron principalmente en nuestro país. Porque era paisano nuestro y porque aquí inició y consolidó a esa nueva orden y a su sistema educativo y de adoctrinamiento. Y porque muchas de las críticas más severas hacia la iglesia católica provienen del encubrimiento de esas actividades, tanto de las que se pueden catalogar como propiamente delictuosas  como de aquellas otras que implican violaciones flagrantes tanto a sus votos como sacerdote como a las normas morales  de su comunidad.

Por todo esto el affaire Maciel continúa vivo y vigente, doloroso y lacerante para los fieles como para la jerarquía de la iglesia. Y ahora empiezan a circular notas periodísticas y artículos que hacen suponer que con el arribo del nuevo Pontífice muchas cosas pueden cambiar.

Basta con reproducir algunos párrafos del artículo publicado por la revista Emmequis hace unos cuantos días, firmado por el periodista Jacinto Rodríguez Munguía, en el cual se refiere a los documentos que aparecen en el Archivo General de la Nación, en relación a la temible y ya desaparecida Dirección Federal de Seguridad: Veamos:

“El sábado 29 de julio de 1972 un agente de la Dirección de Investigaciones Políticas y Sociales (DIPS) redactaba para sus superiores y para el entonces secretario de Gobernación, Mario Moya Palencia, el siguiente reporte:

“El sacerdote Marcial Maciel, director general de la Orden Legionarios de Cristo, manifestó que tiene una profunda preocupación porque ha observado que dentro de su Orden, los jóvenes están siendo seducidos por la Orden del Sagrado Corazón de Jesús (Jesuitas), los que han hecho desertar de sus legionarios a numeroso grupo…”

…Considera que los elementos que más fácilmente son inducidos a un adoctrinamiento son los jóvenes mexicanos, entre los que predominan grupos de Chihuahua y Monterrey; éstos son enviados a la ciudad de Roma, en donde los jesuitas poseen un colegio al que denominan ‘Mundo Mejor’, en el cual son sujetos a un sistema de ‘mentalización’, que no es otra cosa que adoctrinarlos en el comunismo, maoísmo y técnicas de subversión…”.

“Estos son dos párrafos de un documento casi perdido entre millones de folios de la galería uno del Archivo General de la Nación, donde se resguardan acervos mayormente de la Dirección Federal de Seguridad (DFS) y, en menor cantidad, de la Dirección de Investigaciones Políticas y Sociales (DIPS). Dos de cinco párrafos extraviados durante décadas, que alumbran otra parte del perfil de uno de los hombres más cuestionados y polémicos de la historia reciente: Marcial Maciel Degollado, el sacerdote pederasta, pero esta vez en su papel de delator de “jesuitas subversivos”.

“Estas 27 líneas escritas con máquina mecánica remiten también a la época de mayor tensión social y política de los últimos 50 años en México, la Guerra Sucia, uno de cuyos saldos es la desaparición de al menos 500 personas por razones políticas e ideológicas, de acuerdo con las cifras más conservadoras…

“De acuerdo con la redacción del agente que elaboró el reporte del 19 de julio del 72, Marcial Maciel habría dado más detalles del supuesto trabajo subversivo de los jesuitas:

“Se sabe que siete jóvenes que pertenecen a su orden han sido enviados al norte de palestina (sic) a recibir instrucción sobre tácticas subversibas (sic) por los jesuitas y ahora pretenden venir a nuestro país para poner en práctica sus conocimientos, y dentro de la iglesia crear problemas graves al gobierno.

“Lo que sí está documentado en esos mismos archivos es que los aparatos de inteligencia dedicaron horas y amplios recursos para espiar a miembros de la Orden del Sagrado Corazón de Jesús. El capítulo VI de una amplia investigación–libro realizada por la DFS sobre la Liga Comunista 23 de Septiembre, en los tiempos en que Nazar Haro era su director, está dedicado a este grupo…

Y continúa el artículo refiriendo la estrecha relación que Maciel mantuvo siempre con el hombre fuerte de Benedicto XVI, el Cardenal Sodano:

…“Digamos que don Angelo –en palabras de sus amigos– fue desde su alto cargo de secretario de Estado (1990–2006) el que ayudó y protegió, hasta el fin, a Marcial Maciel y su legión de Cristo. Se comenta en ambientes vaticanos que don Angelo trató de detener la drástica sanción a Marcial que el papa Benedicto tenía in rectore (sic) desde que asumió el trono de S. Pedro. Es más, Sodano hasta horas antes de que la Santa Sede interviniera a los Legionarios, se encargaba de enviar señales a la prensa en sentido contrario a lo que diría el propio vocero papal desde la sala de prensa vaticana; ‘tolerancia cero a los abusadores’, dictada por el papa Benedicto XVI…”

¿Será que estos antecedentes, así como otros muchos que aún no conocemos,  presagian importantes cambios en la política interior y exterior de la Santa Sede?

Seguramente pronto lo sabremos.

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