¿Y qué sucedía hace 150 años? / IV parte

En la entrega anterior repasamos la celebración de los acuerdos llamados Preliminares de La Soledad, entre los representantes de las fuerzas invasoras, Inglaterra, España y Francia, mediante los cuales se les permitía el paso franco hasta Córdoba, Orizaba y Tehuacan, en tanto se hallaban las formas de resolver pacíficamente sus reclamos, principalmente aquellos que se referían al pago de diversas cantidades, y en el caso de España, también al cumplimiento del tratado Mon–Almonte.

Sin embargo, al inicio del mes de abril de 1862 queda en evidencia que las fuerzas militares francesas tienen órdenes de intervenir, tomar la capital del país y modificar, así la estructura del gobierno mexicano.

El 9 de abril, desde la ciudad de Orizaba, el Gral. Prim, comandante de las fuerzas españolas escribe:

Excmo. Gral. Ignacio Zaragoza:

“...No habiendo podido ponerme de acuerdo con los comisarios de España, Francia e Inglaterra en la conferencia que han celebrado en este día, los representantes de Francia separado de la acción mancomunada a que dio lugar la Convención de Londres y los Comisarios de España e Inglaterra han resuelto la retirada de las fuerzas de sus respectivas naciones, del territorio mexicano.

“...Doy a usted este aviso en cumplimiento de lo que le ofrecí en mi carta de la Cañada y, a fin de que nunca se pueda echar en cara a los jefes de las fuerzas aliadas, que se han aprovechado de hallarse desguarnecidas (por el Ejército Mexicano) las posiciones del (cerro del) Chiquihuite...

“...Con esta fecha pido a La Habana el suficiente número de buques a fin de efectuar el reembarco de tropas a mi mando, a la mayor brevedad posible.

El Conde de Reus.

Tres días más tarde el presidente Juárez envía una misiva al Sr. don Zeferino Macías, gobernador de Querétaro, en la cual parece estar absolutamente seguro de lo que está a punto de suceder y deja en claro cual será la conducta a seguir:

“...Cuento con la cooperación de usted y de todo ese Estado, pues en estos momentos necesitamos probar a la Francia y al mundo entero que somos dignos de ser libres, y que contamos con los recursos suficientes para defender nuestra nacionalidad e independencia...

Para el 2 de Mayo, el Gral. Zaragoza dirige una larga carta a Juárez, en la cual le expone los resultados del combate contra los franceses en las Cumbres de Acultzingo y delinea cual será su estrategia futura:

“...no he hecho más daño al enemigo porque no me ha sido posible; el combate ...ha sido muy honroso para nuestras armas, pero en la retirada se me dispersó bastante gente, parte por el abandono e impericia de los oficiales, como por lo novicio de la mayor parte de las tropas, pues las que no son de nueva creación enteramente, cuentan con pocos soldados veteranos ...el ejército francés marcha compacto, lentamente, y con todas las precauciones militares...

“...No hay guerrillas levantadas ni puedo formarlas de las fuerzas de caballería con que cuento, porque aquella parte de esta arma que para ello pudiera destinar está muy mal montada...

“...no quiero arriesgar un lance sin probabilidades de buen éxito, porque su resultado sería un serio compromiso para el gobierno...

“...Mi establecimiento en Puebla tiene por objeto fijar primero una base segura de operaciones, reparar la fuerza de las tropas, observar los movimientos del enemigo interior y exterior, caer sobre cualquiera de ellos oportunamente, obrar sobre los dos a corta distancia, poner obstáculos al invasor que le impidan aproximarse a la capital y defenderme en dicha ciudad, si me ataca, lo que creo muy probable, ya que es un ejército orgulloso y se sacrifica con denuedo, me propongo entretenerlo tenazmente, dando tiempo al a que el gobierno forme un ejército respetable, que pueda destruirlo en uno o dos golpes...

“...No será difícil que en México se hable mucho y se diga que nada se hace al enemigo; pero esto ya se ha hecho de estilo  y yo no esquivo el combate, sino que deseo prestar un verdadero servicio a mi Patria, causando al enemigo males positivos...

Ignacio Zaragoza.

Al día siguiente, 3 de mayo se dirige así al Excmo. Ministro de la Guerra.

“...Llegué hoy a esta ciudad con 3 mil hombres que componen la retaguardia del Ejército de Oriente.

“He mandado ocupar los cerros de San Juan y Loreto, que están pasajeramente fortificados y con la guarnición de esta plaza cubriré los fortines. El resto del ejército listo para cualquier cosa...

“...Si el gobierno, haciendo un esfuerzo supremo, me mandara violentamente, esto es, de preferencia, 2 mil infantes, yo le aseguraría hasta con mi vida que la división francesa sería derrotada precisamente el día 6...

“...Ya he pedido a las haciendas inmediatas algunos instrumentos de zapa, y creo que mandarán, pero siempre serán pocos...

Ignacio Zaragoza.

Telegrama recibido en México, mayo 4 de 1862.

“Excmo. Señor Presidente:

“...Quedo enterado de que salió la fuerza a las cuatro de la tarde.

“...La división francesa llegó esta tarde a Amozoc. No creo que salvando todas las reglas militares  nos ataquen mañana mismo, sin embargo, yo estoy preparado.

“...Será bueno que se repita la orden al jefe de la fuerza que viene, que llegue aquí el 6 muy temprano.

Ignacio Zaragoza.

Y así los defensores de Puebla y de México se aprestaban a rechazar el ataque de uno de los mejores ejércitos del mundo.

Las guerrillas mexicanas reportaban haber matado a dos soldados franceses habiéndoles quitado dos rifles, las cartucheras y dos mochilas.

Mientras tanto, Zaragoza informaba que el Gral. O’Horan, bajo su mando, había batido en Atlixco a mil 200 soldados reaccionarios quienes “abandonaron esa población para refugiarse en Matamoros, preparando su marcha para este rumbo...”

Los franceses no estaban solos, había mexicanos que los apoyaban y a los cuales era necesario combatir simultáneamente.