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Empate de balón cuadrado

Por: Horacio Reiba

2013-03-25 04:00:00

De Honduras puede decirse que nunca había tenido una selección tan poderosa… físicamente hablando. Quita usted a Carlos Costly y lo que queda es una colección de troncos, eso sí, de impresionante catadura. Nada más. Si alguna vez tuvo aquel país jugadores que alegraban la vista por otros motivos –la cadencia poderosa, el regate, la flexibilidad corporal e imaginativa–, todo eso pasó a la historia. Como aquel Chelato Herrera, un entrenador en la línea del Pacho Maturana que no ha tenido sucesores en el banquillo catracho.

Con razón eligieron esta vez San Pedro Sula, con su estadio cuasi llanero y a una hora asfixiante para recibir a México, el odiado cuanto disminuido coloso del norte.

El Chícharo y nada más. En rigor, bajo esa temperatura de parrillada no sucedió nada futbolísticamente relevante. Salvo, claro está, los goles del Chícharo, dignos de un auténtico hombre de área en posesión de todas sus facultades: fue una delicia ver cómo se le escabullía al grandulón de turno para desviar sutilmente con la frente el forzado centro de Guardado y depositarlo en la red (28’), por no hablar de su milimétrica anticipación a arquero y defensas sobre un tiro libre de Salcido para sacudir las piolas antes que ningún hondureño se enterara (54’). Un 0–2 sin mucha relación con el partido, nulo el equipo local y ordenado, pero muy contenido México, que se encontró con ese par de goles sin mucho buscarlos y gracias exclusivamente al oportunismo ardillesco de Javier Hernández. Una ventaja que debió ser definitiva si se hubiera negociado adecuadamente.

A merced de los imponderables. Tan perdida se sintió entonces Honduras que durante un buen rato dio incluso la sensación –en la cancha y en la tribuna– de que iban a rendirse sin pelear. Pero México, lejos de aprovechar la coyuntura para tener el balón y asegurar el partido, lo único que hizo fue replegarse y esperar, con media hora por delante y los catrachos tan fundidos por el calor como los hombres de José Manuel de la Torre. Pero…

A los 77’, cede Moreno un córner innecesario, rompiendo el balón contra su línea de meta cuando pudo hacerlo a cualquier otro lado. La pésima marca del Maza y la estatura de Costly hicieron el resto, con Ochoa estático, como toda la defensa: 1–2.

El empate, solo tres minutos después, tuvo la inequívoca firma del árbitro jamaiquino Campbell, que se inventó un penal en zambullida del mismo Costly ante una descompuesta entrada del Maza Rodríguez, luego de desbordar a tres mexicanos por el costado izquierdo. No fue bueno el cobro de Bengtson, pero el rechace de Memo Ochoa le quedó servido para contrarrematar sin oposición.

Desempeños. Aunque la publicrónica diga otra cosa, estamos lejos de contar con una selección solvente y confiable. La verdad es que falta calidad, y esto incluye a los europeos. La libra Ochoa, que ha madurado, y estaba jugando bien Héctor Moreno hasta que se le ocurrió regalar el córner aquel. Porque Guardado mostró a las claras por qué no acaba de afianzarse como titular en el Valencia, y Dos Santos persiste en un malabarismo irrelevante y pernicioso, además de que no pueden medio tocarlo sin que se deje caer. Y si algo aportó Javier Aquino sería en la faceta de recuperador de balones, muy poco en su papel de puntero neto.

En cuanto a los que juegan en equipos mexicanos, la defensa pasó del orden a la desesperación –con Torres Nilo y Rodríguez a la cabeza–, el medio campo se mostró tan luchón como insulso y adelante no hubo prácticamente nada ni nadie.  Salvo, por supuesto, el Chicharito, que es punto y aparte.

En cuanto al Chepo, fuera de imponer un orden de corte militar a su tropa, tampoco supo qué hacer para cerrar un partido ganado.

Lo dicho: balón cuadrado. Con  todo,  el Tri la sigue teniendo servida la calificación. Pues Jamaica, que asustó en el Azteca, no pasó de otro mísero empate al recibir a Panamá. Y los gringos, en Denver y bajo una tormenta de nieve que debió determinar la suspensión del juego, despacharon apuradamente a Costa Rica al amparo de tempranero gol de Dempsey.

Si recordamos que el líder, con cuatro puntos, es esta Honduras llena de agujeros técnicos y tácticos, individuales y colectivos, y que EU, que marcha segundo con tres, visita mañana Santa Úrsula mañana, resulta que el Tri podría amanecer el miércoles como líder del hexagonal premundialista. Completando la jornada, los catrachos viajan al Canal y Costa Rica recibirá a Jamaica.

Así son las cosas en el mágico mundo de la Concacaf.

Goleadas y empates. La fecha FIFA se vivió con intensidad a uno y otro lado del Atlántico. Sorpresas las hubo a medias, entre un montón de confirmadoras goleadas –¡0–8 de Inglaterra sobre San Marino, por ejemplo!– y algún resultado para poner a cavilar a más de cuatro.

En Sudamérica, Argentina galopa en caballo de hacienda. El Monumental de River fue una fiesta –homenaje a Messi incluido, por sus cuatro balones de oro europeos– y Venezuela pagó un 3–0 de peaje. Lio anotó el segundo de penal e Higuaín los restantes, el último en claro fuera de juego. De todos modos, superioridad absoluta de la albiceleste. Incertidumbre, en cambio, en la otra margen del Río de la Plata, donde Uruguay no fue capaz de vencer a los paraguayos: tanto sufrir para romper el 0–0 (Suárez, a los 81’) para que el toluqueño Pájaro Benítez empatara enseguida. Y ya no hubo más, por lo que los charrúas son cuartos con 13 puntitos, a 10 del líder che y seis de Colombia, que con Pekerman al timón lleva cuatro ganados al hilo y no tiene para cuando parar. El viernes le tocó pagar a la tímida Bolivia, que visitaba Medellín y se llevó un 5–0 demoledor. Hasta Teófilo Gutiérrez se retrató en el marcador, como Torres, Valdés, Falcao y Armero.

Por la noche, en Lima, Perú y Chile ofrecieron un partido abierto y agradable, con los arqueros Fernández y Bravo en gran plan y un gol de última hora anotado por Jefferson Farfán que hizo ganar a los locales, coleros con apenas 8 puntos. El perjuicio fue para los chilenos, anclados en 12 y quintos detrás de Uruguay, su rival de mañana en Santiago.

Aparente normalidad. Europa, mientras tanto, fue el mar de la tranquilidad para Alemania y Holanda (3–0 ambos, sobre Kasajistán y Estonia respectivamente), líderes holgados de sus respectivos grupos. Menos claro lo tiene Inglaterra, pues al escandaloso 0–8 de San Marino respondió Montenegro venciendo por la mínima en Moldavia para llegar a 13 puntos, en un Grupo donde los ingleses son segundos con 11.

Partido cargado de simbolismo fue el que jugaron en Zagreb Croacia y Serbia (2–0). Era el primer enfrentamiento de los dos países que desataron la guerra de los Balcanes en 1990, cuyo origen algunos despistados sitúan en un encuentro entre el croata Dynamo y el Estrella Roja de Belgrado que terminó en espantosa batalla campal. Esta vez no hubo incidentes sino juego limpio. Curiosamente, mientras los croatas comparten con Bélgica la cabeza del G–A, los serbios flotan allí a la deriva. En cambio, las selecciones de otros países integrantes de la antigua Yugoeslavia –como Bosnia–Herzegovina y Montenegro– son líderes de grupo y candidatos firmes a Brasil 2014.

Liebre inesperada. Para embrollo, el del campeón. Absurdamente, la FIFA obligó esta vez a España a competir por un lugar en la siguiente Copa del Mundo, y no parecía contar Francia con un cuadro capaz de plantarle cara seriamente (el resto del grupo es masquiña pura). Pero sacó del Calderón aquel empate, con gol agónico de Giroud, y eso le hizo alentar ilusiones, disminuidas por el mejor goleo hispano: con que éstos devolvieran la igualada en París podían darse por calificados.

Pero he aquí que la Roja recibe el viernes en Gijón al supercolero Finlandia, y pensando más en Saint Denis que en el Molinón, invita al pueblo asturiano a una agradable velada cuajada de goles de fantasía. A la hora buena sólo fue uno y lo marcó Sergio Ramos cabeceando un córner, ya en el segundo tiempo. Y cercana la terminación del flojo encuentro, se aferra Finlandia a un contragolpe, les madruga su 10, un tal Pukki, a Valdés y sus confiados zagueros, y firma en corto el empate. Lo peor del caso es que, casi al mismo tiempo, en París, los galos despachaban con un 3–1 a Georgia, lo que obliga a España a derrotarlos mañana allí mismo si desea evitar el repechaje.

Repechaje que a estas alturas ya se tornó en la meta más deseada de Portugal, que por puro milagro no perdió en su visita Tel–Aviv (3–3, con gol de Coentrao en el descuento), un resultado bueno sobre todo para Rusia, que encabeza cómodamente el G–F con 12 puntos y un partido menos que Israel y Portugal, segundos allá lejos, con ocho unidades cada cual.

Francia–España y México–EU. Por supuesto, la Roja es más equipo –que Francia y que cualquiera–, pero imposible imaginar un suspenso mayor. Será, sin duda, el partido estrella de mañana, en que nosotros estaremos pendientes del México–­Estados Unidos, con el Tri obligado a romper en el Azteca su nefasta rachita de empates.

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