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De cambios de nomenclatura y capitalismo deportivo

Por: Horacio Reiba

2012-09-03 04:00:00

Durante la semana circuló la especie de que el Cuauhtémoc perdía su nombre en favor de alguna marca comercial, de acuerdo con un contrato ya firmado entre el “dueño” del equipo y la citada razón social patrocinante. Entre dudas, confirmaciones y desmentidos transcurrieron los días, hasta que el gobierno, atinadamente, notificó que, en tanto propietario del inmueble, desautorizaba cualquier tentativa de cambiarle el nombre. Y así quedó zanjado el tema.

Que la tentativa existió no hay dudas. Es práctica común en Estados Unidos, que Europa –y en especial Inglaterra– no ha visto precisamente con desdén: el club firma un contrato o convenio con un sponsor que aspira a la exclusividad, y a cambio de cierta demasía monetaria, se establece con toda formalidad que, en lo sucesivo y mientras el acuerdo permanezca vigente, el estadio correspondiente llevará el nombre de la marca patrocinante. Ya hay, en nómina, numerosos casos así.

Si no un innovador en sentido amplio, quien mal atiende los asuntos del Puebla en calidad de mandamás andaba gastándose la puntada de estrenar en nuestro país la modalidad mercantil mencionada. Sólo que el Cuauhtémoc no es suyo y hubo que recordárselo.

Carlos Slim salta a la cancha. Aunque uno de sus yernos, Elías Ayub, fue, durante años, presidente de Pumas, nunca se sospechó que hubiese en el horizonte mercantil de la principal fortuna del planeta apetitos futboleros. Esta semana, sin embargo, se anunció de firme la adquisición por don Carlos de un paquete equivalente a 30 por ciento del valor en acciones de la organización del Pachuca, que incluye también al León y hasta a algo llamado Universidad del futbol, cualquier cosa que eso signifique.

Si ya los Tuzos eran un equipo importante –aunque no exento de pifias como firmar a Hugo Sánchez de DT–, con esto seguramente terminarán de armarse, si no en lo inmediato, sí para un plazo razonablemente corto. Y como el señor Slim se apuntó a una empresa multipropietaria de equipos de futbol, nada impide suponer que, de caminar las cosas por derroteros gratos al flamante copropietario –gratos en sentido económico, se entiende–, cederá el monopólico impulso, tan arraigado en él, de adquirir más clubes y ampliar la multipropiedad.

Por lo pronto, ahí tienen los otros tres o cuatro consorcios nacionales multipropietarios de clubes “profesionales” de futbol un competidor formidable, bastante más audaz que Televisa, que gusta de ir a todo bien amarradito y de cargarles los gastos a gobiernos estatales tan irresponsables como ingenuos, y desde luego menos dado a caprichos que el estrambótico Jorge Vergara, que ya ven el margallate en que tiene metidas a las Chivas.

En cuanto a lo de consorcios nacionales, una rectificación: está por verse lo que vaya a ocurrir con el Toluca y el Santos, propiedad  ambos del Grupo Modelo, que ya fue vendido a una transnacional cervecera de capital belga.

Y para no seguir metiéndonos en honduras, mejor olvidar, por el momento, los señalamientos de la DEA en el sentido de que cárteles colombianos habrían convertido en lavanderías a ciertos clubes mexicanos. Es noticia añeja –2001–2003 o algo así– y entre las organizaciones presuntamente involucradas se menciona al Puebla, que emitió un desmentido sin agregar mayores explicaciones.       

Supercopa para el Madrid. El miércoles, Real Madrid obtuvo la Supercopa de España, correspondiente al curso 2011–2012, venciendo en el Bernabeu a un Barcelona arrollado en el primer tiempo –cuando se escribió el marcador– y recompuesto en el segundo pese a jugar con sólo 10 elementos por la temprana expulsión de  Adriano (’27), incidente que llegó cuando ya el ataque blanco había percutido por dos veces en la red de Valdés (Higuaín y Cristiano); no faltó el gol ritual de Messi (esta vez en tiro libre: ’45), pero su chispa habitual sí se echó de menos.

 En cualquier caso, el triunfo merengue ha llegado por vía del doble valor de los goles en terreno contrario (el 3–2 de la ida frente a este 2–1 de Chamartín), y por tanto no aclara mayor cosa sobre la presunta superioridad de ninguno de los dos, a menos que alguien se aferre a la diferencia de los cinco unidades que la jovencísima liga 2012–2013 por el momento arroja: nueve puntos para el Barça contra apenas cuatro del Madrid. Ambos ganaron ayer jugando en casa, los azulgranas al Valencia (1–0) y los blancos al Granada (3–0). 

Lo demás está por verse. Incluidos sus respectivos destinos en la Champions 2012–2013, cuyo sorteo ubicó al Madrid en el grupo D con Manchester City, Borussia Dortmund y Ajax –campeones de Inglaterra, Alemania y Holanda, plato pesado si los hay. Aparentemente, los azulgranas cayeron en un grupo más llevadero, el G, completado por Benfica, Spartak de Moscú y Celtic Glasgow.

Y Supercopísima para el Atlético. Pero, con perdón de madridistas y catalanes, por ahora no hay equipo español más en forma que el Atlético de Madrid. El lunes, jugando en casa, masacró sin piedad al Athlétic de Bielsa, metido en profundo bache tras las deserciones de sus “estrellas” Javi Martínez y Llorente. El colombiano Radamel Falcao (Santa Marta, 1986) fue responsable de tres de los cuatro tantos de la blanqueada colchonera. Y para el viernes, en Mónaco, estaba anunciada la disputa de la Supercopa europea 2012 entre el Chelsea, actual dueño de la Champions, y los rojiblancos madrileños, vencedores de la Europa League, un torneo menor.

A la hora de los mameyes, sin embargo, el modesto se merendó sabrosamente al millonario. Con todo su cuadro titular en liza –excepto Drogbá, emigrado al futbol chino– el equipo de Di Matteo pretendió llegar al área contraria con un futbol aseadito y raso que tiene poco que ver con sus costumbres, ligadas al contragolpe trepidante. La defensa atlética cerró espacios con mucho sentido –impecable la marca de Mario sobre Torres– y se encomendó al Tigre de Santa Marta para todo lo demás.  Y lo demás fueron tres golazos, tras una temprana sacudida al larguero de Peter Cech, que pronto pusieron groggy a los blues, cuyo solitario tanto (Cahill, ’74) llegó cuando ya esplendía en la pizarra un 4–0 rotundo, pues a las tres dianas de Radamel (6, 19 y 45 minutos), el brasileño Miranda les había añadido una más (’60), directo a la soberbia del ruso Abramovich, propietario de la franquicia londinense.

Algo muy interesante está pasando, pues, con el elenco madrileño confiado a la conducción de Diego Simeone. Si cuando jugador el Cholo cobró fama de implacable, como entrenador puede que esté tocando teclas más sutiles. Y lo que todavía le falta…

Button vence en Bélgica. Sin duda, uno de los trazados más exigentes y atractivos de la F–1 es Spa Francorchamps. Aunque esta vez resultó ingrato para el actual líder del campeonato, el astur Fernando Alonso, eliminado tras espectacular choque con Lewis Hamilton, ilesos ambos a pesar de la violencia del encontronazo. Pese al percance, Alonso conserva la punta con 164 puntos, a 24 de Sebastian Vettel, 32 de Mark Webber y 33 de Kimi Räikkönen.

El GP belga fue para Jeson Button, ganador de punta a punta en su McLaren, con Vettel y Räikkönen como compañeros de podio. Checo Pérez, que el sábado había calificado cuarto y se las prometía felices, abandonó en la primera vuelta del circuito flamenco.

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