2013-01-10 04:00:00
Una de las pocas cosas geniales que podemos reconocer en el cine de Paul Verhoeven es su sutil crítica a la sociedad de finales de los 80 que se encontraba plagada de un incipiente sentido privatizador y globalizador. En efecto, en las películas del cineasta de origen holandés, la voracidad corporativa se adueña de lo público, espacio que aparentemente no permitía el negocio, pero que en la práctica ha significado jugosas ganancias para muchos empresarios. En RoboCop (1987), película ubicada en un no tan lejano futuro, una corporación llamada OCP se agencia la policía de la ciudad de Detroit que al carecer de recursos debe subcontratarla al mejor postor. La resultante es el lanzamiento de cyber policías que aparentemente resultan más baratos y controlables, pero que en realidad son un total fracaso. La crítica se centra en el hecho de que la seguridad de los ciudadanos importa poco a la compañía y lo único que interesa es el posible negocio que se pueda lograr. La premisa de la cinta tiene una actualidad inusitada pues después de años, la idea sigue siendo la misma, pese a los contundentes chascos del modelo imperante y los más que evidentes casos de corrupción entre particulares y gobierno que se han expuesto en el mundo y en nuestro país.
Como un excelente ejemplo de lo anterior, vemos que en la edición de La Jornada nacional del pasado 3 de enero, se publicaron varios reportajes que giraban en torno a las reformas educativas que han emprendido los gobiernos de Estados Unidos desde las administraciones republicanas de George Bush Jr. y que han visto su continuidad en la administración demócrata actual. Como reporta David Brooks, corresponsal de esta casa editorial en esa nación, “la ofensiva de los autoproclamados reformadores de la educación está compuesta por algunas de las fuerzas más poderosas del país, entre ellos los hombres más ricos de Estados Unidos, el gobierno federal, el sector financiero, los grandes medios y cabilderos, quienes afirman que el problema central de un sistema de enseñanza público en descomposición son los maestros de baja calidad y sus sindicatos que defienden el statu quo”. Ellos proponen de acuerdo a lo reportado, que el sistema educativo público ha de estar vinculado a modelos empresariales “en torno a exámenes estandarizados y se mide todo por esquemas de datos bajo normas que se aplican al sector privado”. La meta es, sin duda, el fomento de la “eficacia” en los sectores públicos de la educación vía la aplicación de modelos de “probada” confianza en la praxis empresarial. Para los entusiastas de “los hábitos de la gente altamente efectiva”, lo anterior se vuelve un dogma de fe y la empresa es la realización del paraíso terrenal, ni más ni menos. Lo que es más, todo lo que tiene el mundo moderno de hoy de “impoluto y auténtico” –ingenuidad total–, está tocado por las manos privadas, pues aparentemente son manos que trabajan y que no se corrompen; el gobierno y el Estado claro que lo hacen de acuerdo a estos argumentos y lo logran gracias a los perniciosos oficios de los sindicatos, ultra enemigos del desarrollo económico de los países y regiones. Mentira total en un mundo decadente y corrupto donde tanto los políticos en el poder y los empresarios, han demostrado ser inigualables aliados en cuanto a corruptelas se refiere.
Hasta este momento no he hecho más que hablar del asunto norteamericano y su reforma educativa que incluye la construcción de escuelas “charter” de financiamiento público pero administración privada… negocio redondo si se le mira con atención. Sin embargo, el amable lector habrá detectado ya que existe una perversa semejanza con lo que acontece en nuestro país que ha aplicado a ciegas y sin chistar las mismas políticas que hoy, según analistas citados en los reportajes mencionados, no han producido resultados positivos; todo lo contrario, la reforma estaría destruyendo el sistema de enseñanza en Estados Unidos. Se privilegia un sistema de enseñanza centrado en la respuesta de exámenes por parte de los educandos para avalar a los profesores y su labor –cualquier semejanza con la prueba Enlace y el Ceneval es mera coincidencia– dejando de lado la formación, tema central de la educación en cualquier circunstancia. Sé que suena bien la supuesta acotación del SNTE en nuestro país a partir de la aplicación de pruebas para certificar a los docentes, pero como lo comenté hace unas semanas, la llamada Reforma Educativa de Peña Nieto, huele más a negociación política con el sindicalismo y su líder, que al auténtico cambio que requiere nuestra educación. Sin embargo, las cosas no quedan ahí, pues se suman a los reformistas gringos poderosos empresarios que a la par resultan ser líderes de opinión de la sociedad estadounidense, como son Rupert Murdoch, dueño de Fox News y Bill Gates que seguramente ve en estas reformas un suculento negocio para su compañía Microsoft… Si Verhoeven hiciera una película del caso mexicano, la compañía beneficiaria sería Televisa y crearían cyber maestros que vigilarían el correcto desempeño de los alumnos en los exámenes departamentales. RoboTeacher se llamaría, la estrella pudiera ser Latin Lover y su co estrella, el “Bombón Asesino” que interpretaría a la líder indical de los súper maestros. Suena a un hitazo de taquilla, igual que De Panzazo, ¿no lo creen?
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