Ray Bradbury sería 132

No he encontrado alguna evidencia de que Ray Bradbury se afiliara al movimiento Yo soy 132, pero sus ideas acerca de los libros me hacen sospechar seriamente que su actitud inquieta y rebelde, lo habría llevado a afirmar “Soy 132”. Bradbury decía:

–“Sin bibliotecas, ¿qué tenemos?: ni pasado, ni futuro”.

–“Los libros están para recordarnos lo tontos y estúpidos que somos”.

–“No hace falta quemar libros si el mundo empieza a llenarse de gente que no lee, que no aprende, que no sabe...”

Al inicio de la década de los 70, en las clases de literatura y redacción, con pasión desbordada, los jóvenes maestros que habían vivido el 68 y el 10 de junio nos invitaban a sus alumnos a descubrir y a enamorarnos de la ciencia y de la literatura.

Entre los muchos autores que descubrimos destacaba Ray Bradbury que, con una enorme cantidad de libros y relatos fantásticos, funcionaba muy bien como promotor de la lectura. Nos envolvía y nos atrapaba en una atmósfera de fantasía y humanismo. Nos ayudó a entender, imaginar y enfrentar esa realidad que empezaba a cambiar a una velocidad cada vez mayor. Y cada vez más difícil de manejar. Por eso Bradbury decía: “Yo no trato de describir el futuro. Trato de prevenirlo.”

Cada uno de sus libros nos llevaba a mundos internos y externos increíbles, maravillosos y siempre fascinantes y cautivadores. Acababas de leer un relato y te dejaba tan buen sabor de boca, que querías inmediatamente leer el siguiente, hasta acabar el libro; acababas de leer un libro y quedabas tan fascinado que ya querías leer el siguiente. Y el proceso era inagotable, porque Ray Bradbury era un escritor con una extraordinaria pasión creativa y sumamente productivo. Él decía: “No pienses. El pensamiento es el enemigo de la creatividad. Simplemente dedícate a hacer cosas.”

Escribió desde los 12 años cuando el Sr. Eléctrico, un personaje de circo, le tocó con una espada y le dijo “vive para siempre”. Y pensó que la mejor manera en que podría vivir para siempre sería convirtiéndose en escritor. Y así lo hizo, para nuestra suerte.

A continuación, tres sugerencias para invitar a la lectura de este fantástico autor:

1) El inicio del libro El Hombre Ilustrado dice: “En una tarde calurosa de principios de septiembre me encontré por primera vez con el hombre ilustrado. Yo caminaba por una carretera asfaltada (...) Al atardecer me detuve, comí un poco de carne de cerdo, unas habas y un bizcocho. Me preparaba a descansar y a leer cuando el hombre ilustrado apareció sobre la colina (...)

“El hombre se sacó la camisa y la apretó entre las manos. Tenía el pecho cubierto de ilustraciones (...)

“–Y así en todas partes –me dijo adivinándome el pensamiento–. Estoy totalmente tatuado (...)

“Las imágenes se movían, una por vez, uno o dos minutos (...) 18 ilustraciones, 18 cuentos. Primero, mis ojos se posaron en una escena, una casa grande con dos personas. Vi unos buitres que volaban en un cielo rosado y ardiente. Vi leones amarillos, y oí voces.

“La primera ilustración tembló y se animó.”

2) En 1952, Ray Bradbury se anticipó a los juegos imaginarios de que el aleteo de una mariposa puede provocar una catástrofe. En su relato El Ruido de un Trueno, nos lleva a acompañar a unos viajeros que se desplazan en el tiempo, millones de años atrás, y que sólo tienen permitido fotografiar lo que observan. Sin embargo, un imprudente viajero se sale del sendero y pisa una mariposa, lo cual provoca una enorme  tragedia: al regresar del pasado se encuentran con que ahora llega al poder un dictador.

3) El último libro que publicó retrata muy bien su obra y su visión. El título dice mucho: Ahora y siempre. Son dos novelas cortas que nos llevan a valorar, por un lado, la fuerza que da el ser conscientes del ahora y vivirlo intensamente, pero por otro lado, la fuerza que da el soñar e imaginar, también con intensidad, la divinidad eterna de la que somos portadores.

Podemos tomar como despedida del maestro Ray Bradbury una frase que le gustaba repetir, apropiada para las juventudes inquietas e inquisitivas de todos los tiempos (representada en estos meses en México por los 132). Es una guía para vida a la vez sencilla y profunda: “haz lo que amas y ama lo que haces”.