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Por las tierras del Mayab

Por: Amelia Domínguez

2012-01-17 04:00:00

Sin saber aún que 2012 sería declarado por el gobierno federal el año de la cultura maya, con motivo de lo cual se inaugurará el Museo del Mundo Maya, en Mérida, con 750 mil objetos y el Palacio Maya, en Yaxcaba, cerca de Chichén Itzá, los últimos días del año pasado y los primeros del nuevo, quien esto escribe decidió conocer in situalgo de la cultura maya de Yucatán, un estado que tiene innumerables riquezas, arqueológicas –el mayor número de zonas abiertas al público en el país– y naturales, como cenotes, grutas y una  biodiversidad dentro de la que se encuentra una singular fauna, entre la que destacan los flamingos, esas aves rosadas que han escogido Celestún y Río Lagartos para pasar largas temporadas y tener a sus crías en ese paradisíaco hábitat. Todos estos atractivos hacen que miles de turistas nacionales y extranjeros, visiten la entidad, que además de todo es una de las más seguras del país.

Conocer, recorrer todos esos sitios del Mayab, requiere de varios días y suficientes recursos económicos. Sin embargo, cuatro días fueron suficientes para suscitar el asombro, la admiración y el deseo de volver en cuanto el tiempo y los recursos lo permitan.

Para empezar, sólo llegar a la Plaza Grande, o sea el zócalo de Mérida se encuentra una construcción sobresaliente, la Casa de Montejo, erigida en el siglo XVI por el conquistador español Francisco de Montejo,  quien primero arrasó T–ho, la ciudad donde vivían los mayas de entonces, para edificar sobre sus ruinas la llamada ciudad Blanca. En esa plaza Diego de Landa, fraile franciscano que llegó en esa misma expedición mandó edificar la Catedral de San Idelfonso, edificio imponente, de sobrio estilo románico, fue la primera catedral de América en tierra firme. Sus torres miden más de 40 metros de altura.

Por lo que se refiere a las zonas arqueológicas, cada una tiene lo suyo –aparte de Chichén Itzá, una de las maravillas del mundo–, por ejemplo Dzibichaltún, que significa “escritura sobre piedra” y cuya pirámide principal, el Templo de las siete muñecas o Templo del Sol. A través de la puerta de la estructura cuadrangular que está en la parte superior penetra el sol durante los primeros días de primavera y otoño, debido a la extraordinaria precisión matemática que utilizaron los mayas para su construcción. Lamentablemente las esculturas de siete mujeres encontradas en este lugar, fueron trasladadas al Museo de Antropología de Mérida, por lo que al no existir un museo de sitio en la zona el recorrido se queda incompleto.

En otra zona del estado, rumbo a Campeche, se ubica Uxmal (la tres veces construída), capital regional del estilo Puuc (construida entre el año 600 y 1000 d.C.) y declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad. Al entrar a la zona y topar de frente con el Templo del Adivino, con 35 metros de altura y forma elíptica se queda uno sin habla y una serie de sentimientos y preguntas afloran a la mente: ¿quién o quienes concibieron estas magníficas construcciones?, ¿a qué grado llegó el conocimiento tan profundo de la arquitectura, la estética, la geometría, la ingeniería hidráulica alcanzado por los mayas de entonces, para edificar sin el apoyo de las herramientas y la tecnología de que se dispone ahora? A medida que se recorre la zona, los enigmas aumentan. La filigrana con la que se grabaron en la piedra las representaciones del dios Chaac, y otras figuras en el Cuadrángulo de las Monjas, en el Palacio del Gobernador o en el Templo de las Tortugas, ornamentados con grecas y motivos característicos del simbolismo de ese pueblo de cuya historia aún se sabe poco, sin embargo, excavaciones recientes lo definen como un centro de actividad ritual y residencia de Chaac, el último gobernante de Uxmal.

Al centro de la Península de Yucatán se encuentra Izamal, una bella ciudad en la cual conviven la cultura prehispánica con la colonial y contemporánea, pues al lado de un majestuoso convento franciscano, que posee uno de los atrios más grandes de América Latina, construido por el arquitecto Fray Juan Mérida, en 1562 bajo la dirección cel célebre Fray Diego de Landa, se encuentran todavía en pie dos importantes pirámides: Kinich Kakmó e Itzamatul, además de otras tres pequeñas que están prácticamente en ruinas.   

Todas estas construcciones fueron erigidas para el culto del dios Zamná, deidad sabia y benefactora de los antiguos mayas. El Kinich Kakmó es el edificio prehispánico de mayor tamaño en Yucatán, pues ocupa una superficie de cuatro hectáreas. Lamentablemente, quizá por tratarse del periodo vacacional, en los sitios arqueológicos tanto de Izamal como de Uxmal, había escasez de custodios del INAH, pues en Itzamatul y Kinich Kakmó pudimos observar a turistas que en vez de utilizar las escalinatas ascendían a las pirámides por los costados sin que nadie se los impidiera, mientras que en Uxmal, otro turista se introdujo cámara en mano al Palacio del Gobernador, quitando la malla ciclónica con la que se impedía temporalmente el paso, ante la ausencia de vigilancia.

Ante la limitante de espacio para continuar con la descripción de las extraordinarias riquezas del estado de Yucatán recién “descubiertas” para quien esto escribe, no queda más que reflexionar sobre la credibilidad de los investigadores que hablan de que profecías de los antiguos mayas auguran que el mundo llegará a su fin en diciembre de 2012. Quizá algo importante suceda, aunque no sea el fin del mundo, pues hace rato que los seres humanos se han empeñado en destruir lo que nos ha dado la naturaleza. En tanto, hay que vivir el presente lo mejor que podamos, como si hoy fuera el último día. ¡Feliz año!

 

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