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Mesoamérica a través del tiempo

Por: Israel León O’farrill

2012-12-20 04:00:00

El trabajo editorial, como he comentado en otras ocasiones, es una labor fascinante y complicada, no sólo por las vicisitudes propias de la labor –su escritura producto de creación o de investigación, corrección de estilo, diseño, impresión, encuadernación, que no dejan de ser hasta cierto punto románticas y etéreas–, sino también porque intervienen en el proceso asuntos más pedestres, como la comercialización, distribución y mercadotecnia de esos productos, parte de un negocio específico. En efecto, la gran mayoría de la editoriales son empresas cuyo negocio es la venta de libros y la difusión de la cultura y el saber se les añade por la misma profesión. Planeta, Alfaguara (donde está la saga de Crepúsculo, negocio redondo), Diana son ejemplos de lo anterior… no obstante, hay otras editoriales, algunas pequeñas y otras grandes, pertenecientes a universidades y de dependencias de gobierno, como Conaculta o las editoriales de la UNAM, de la UAM, de la UAP, cuyo compromiso es la difusión del quehacer académico, cultural y literario. Todas ellas, salvo que monten su propias tiendas, tienen que padecer las desiguales condiciones que imponen ciertas librerías y negocios –como restaurantes y tiendas departamentales y de servicios– que tienen, entre muchas otras cosas, la venta de libros. Por tanto, habría que recalcar que editar textos es complicado y hacerlos llegar al público interesado, que suele ser muy reducido, es más complicado todavía. Por tanto, que sepamos de la edición de un nuevo libro siempre será una excelente noticia.

El libro en cuestión es Mesoamérica, una mirada a través del tiempo (2012), editado y publicado por la editorial Palabra de Clío, y coordinado por Rafael Flores Hernández, Andrea Medina Riancho, Osiris González e Iván Lina Ramos y que da cuenta de algunos de los trabajos presentados en el primer Coloquio de la Maestría en Estudios Mesoamericanos de la UNAM. Sus temáticas giran en torno a lo mesoamericano, espacio abierto al estudio y reflexión multidisciplinarios y que, de acuerdo a los antologadores, al hablar de la voz de los pueblos indígenas que se ha canalizado a través de movimientos sociales con propuestas divergentes al orden establecido a nivel internacional, afirman que “dichas propuestas están estrechamente enraizadas y ligadas con una forma particular de pensar y de actuar en este mundo, la cual es herencia de la civilización mesoamericana. Estas otras formas de ver y vivir el mundo nos permiten entender el sentido de la existencia humana con independencia de los paradigmas culturales imperantes en nuestra época”. Es decir, que los estudios mesoamericanos, más que buscar la mera descripción de las poblaciones indígenas pertenecientes a dicha súper área geográfica –más o menos de la mitad de México hasta Honduras– se trata de comprender su manera de pensar y su visión de mundo. Como se ve en el libro, dicha área de estudio ha conglomerado lo mismo historiadores, antropólogos, comunicólogos, sociólogos, trabajadores sociales, psicólogos, biólogos, matemáticos, químicos, ingenieros, lingüistas, arqueólogos, arquitectos, filósofos, y muchos otros especialistas que pretenden explicar la fascinante vida de estas comunidades, tanto en el pasado como en el presente. Para ellos,  “…la intención de este libro no radica en ser una obra puramente anticuaria o erudita; tampoco se trata de acercarse a piezas de museo o a culturas exóticas. El objetivo principal es presentar una investigación colectiva que permita disolver algunos de los estereotipos imperantes”. En efecto, es frecuente relacionar a lo indígena con la pobreza, no sólo económica, sino de raza… sí, aunque no se quiera reconocer, México es todavía hoy esencialmente racista; en este sentido se considera a los indígenas un obstáculo para el “progreso” del país, porque como escuché el otro día “ni siquiera hablan español”. Gracias a investigaciones como las presentes en este libro, se ayuda en mucho a eliminar estas ideas y evidenciar que se trata de pueblos vivos, con identidades claras y deseos bien establecidos.  

Destacan los trabajos de Osiris González, Xochilhuitl: rituales a los Dioses del canto y del baile en la cultura mexica; de Carlos Barona Las figuras híbridas del arte de representación Olmeca; de Eugenia Gutiérrez –hoy doctora en la especialidad– Rituales de culto a los dioses calendáricos en Quiriguá; de Gabriel Kenrick Kruell, Identidad, guerra y sacrificio en el cronotopo de la migración mexica; de Iván Lina Ramos Altepetl. Una organización territorial comunitaria en Mesoamérica; de Blanca Adriana Camacho, Los lienzos dzoo cuisi como documento histórico–cartográfico. El caso del lienzo de Tlapiltepec; de Rafael Flores Hernández Textos y contextos mayas coloniales: “el Título de don Francisco Izquin Nija’ib” y de Andrea Medina Riancho La Hacienda de Santa Rosa y los pueblos mayas del sureste. Diversificación agrícola en Yucatán. Hay en estos textos miradas a las expresiones mexicas prehispánicas, de la Mixteca Alta en la Colonia, mayas prehispánicos clásicos, coloniales y contemporáneos, olmecas del preclásico prehispánico, entre otros grupos. Finalmente, como dicen los autores, el estudio de lo mesoamericano nos permite conocer “saberes soterrados, olvidados por los paradigmas civilizatorios de las sociedades coloniales y las sociedades industrializadas…” necesarios para solucionar problemas de total actualidad. 

 

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