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Los de adelante corren mucho y los de atrás se quedarán

Por: Juvenal González González

2012-09-06 04:00:00

 

Los charlatanes son los hombres

más discretos: hablan y hablan

y no dicen nada.

Alfred d’ Houdetot

 

Un político serio y responsable tendría que haber hecho un balance de doce años de gobiernos panistas que ya llegan a su fin. No es el caso de Felipe Calderón.

En el discurso pronunciado con motivo de su último “informe de gobierno”, calderón se solazó en el autoelogio y en la descripción de un país que solo existe en su cabecita loca. Para su fortuna nadie le pedirá cuentas ni exhibirá sus mentiras; menos aún los legisladores, quienes tendrían la obligación de hacerlo, que estarán más ocupados por el reparto de huesos y prebendas en las cámaras y en el presupuesto de egresos del año próximo.

Los 12 años de “alternancia” pasaron con pena y sin gloria. Y para vergüenza propia y ajena, tendrán que devolver el poder a quienes en el año 2000 “sacaron a patadas” de Los Pinos. No es un dato menor, es la mayor evidencia de su fracaso. De su incapacidad para gobernar y cumplir la carretada de promesas y compromisos de campaña; para ser fieles a sus principios, su historia y el legado de sus próceres.

Por respeto a sí mismo y a sus seguidores, tendría que haber hecho un esfuerzo de autocrítica y explicar por qué su partido recibió el mayor castigo por parte de los votantes que registra la historia electoral del país. Castigo que no fue tan sorpresivo si se revisan los resultados de las elecciones locales en los últimos años. Hecho que agrava la responsabilidad de Calderón quien, al no tener la visión y entereza para realizar los cambios necesarios dentro y fuera del gobierno, mantuvo tercamente “el mismo camino” hacia el desastre final.

Dedicó sus mayores esfuerzos y una inversión descomunal de recursos a una guerra “inútil, absurda y sin resultados” (Fox dixit) cuyo costo en vidas y tragedias humanas es incalculable. Ya se habla de una cifra cercana a las 100 mil muertes violentas en el sexenio y con esa marca macabra será registrado en la historia criminal de México y el mundo.

En cuanto a la política interior los resultados no son mejores. Parapetado tras “la peor crisis económica de la historia” pretende ocultar sus fracasos en materia de crecimiento, empleo, ingreso, educación, pobreza, desigualdad, corrupción, impunidad, et al. Oculta sin rubor alguno que el resto de países latinoamericanos, la mayoría de ellos sin el petróleo, capital humano e infraestructura de que México dispone, hicieron frente a esa misma crisis con mucho mejores resultados.

En política exterior el país tocó fondo. El persistente sometimiento a los intereses de Washington, convirtió al gobierno mexicano en un dócil cachorro del imperio, con la consecuente pérdida del tradicional liderazgo en la región. Ahora Brasil, con sus políticas de defensa de la soberanía nacional y desarrollo incluyente, se erige como un gigante sin discusión alguna.

Colombia, bajo el belicoso mandato de Álvaro Uribe, se convirtió en el paradigma de los gobiernos panistas. La militarización del combate al narcotráfico, inspirada en la política prohibicionista, es el mejor ejemplo. El actual presidente, Juan Manuel Santos, ha ido desmontando esas políticas y en estos momentos discute con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) a las que los gringos y Uribe descalifican como narcoguerrilla, los términos de un acuerdo de paz que ponga fin a un conflicto armado de medio siglo.

De llegar a feliz término las negociaciones, se desbrozará el camino para poner en otra dimensión el tema de las drogas prohibidas, en particular la cocaína, donde Colombia juega un rol protagónico. Estos afanes visionarios del presidente Santos, abren nuevos horizontes a su país y a la región.

Dentro de 85 días habrá cambio de poderes en México. Calderón entregará (devolverá) la banda presidencial al PRI y el PAN se va para no volver, al menos por un buen rato. El problema es que no sabemos cuáles son los paradigmas que habrán de inspirar al gobierno de Peña Nieto. Porque el Partido Revolucionrio Institucional más que un partido es, desde su origen, una alianza de fuerzas que cubre un amplio espectro ideológico. Abanico que se abre y se cierra con un pragmatismo que durante décadas nadie ha podido descifrar.

De entrada Peña Nieto tiene un hándicap a favor, los panistas le dejaron la vara muy bajita. Con muy poco podrá superar el tiradero azul. Pero el país no está para chiquitas, le urge una buena zarandeada y ese es el gran reto para el mexiquense.

12 años perdidos no se recuperan con una manita de gato. En esta vorágine globalizadora un gobierno sin objetivos claros y precisos, sin un proyecto de nación que convenza e incluya a las grandes mayorías no tiene futuro. Y como reza el clásico: los de adelante corren mucho y los de atrás se quedarán.

Cheiser:Asquito. Vicente Fox se alegra de que su partido devuelva el gobierno al PRI. Cinco diputados del Verde se pasan al PRI y cuatro del PT al PRD. Diputado del PRD pide licencia y deja el cargo a su hermano. Diputados poblanos de todos los partidos aprueban fas track una ley para favorecer los intereses políticos del “señor gobernador”. Ex presidente del Partido de la Revolución Democrática aparece como colaboradora “cercana” de Enrique Peña Nieto. Y a eso le llaman hacer política. Ajá.

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