Logo de La Jornada de Oriente
Cargando...

La miserabilización del trabajo

Por: Samuel Porras Rugerio

2013-04-17 04:00:00

La reforma de la Ley Federal del Trabajo –junto con la educativa, que ya perfila un gran movimiento social de inconformidad– está representando la culminación, en el aspecto laboral, del desmantelamiento de las instituciones jurídicas que en algún momento tuvieron a la justicia social como aspiración. La apropiación privada de los resultados de la investigación científica, de las nuevas tecnologías, así como la utilización facciosa de los aparatos estatales, ha dado lugar a que, en la sociedad globalizada, esa vital actividad humana que llamamos trabajo, esté condenada –y con ello, los hombres que viven de su esfuerzo para desarrollarlo– a la vituperación y al desprecio. En la medida que las máquinas van sustituyendo la actividad productiva del hombre, el hombre trabajador está siendo degradado en sus condiciones de trabajo y, por consecuencia, su modo de vivir, sus aspiraciones, su sentido mismo de ser humano.

Esas categorías sociológicas de “pobre moderado”, “pobre en extremo”, “no pobre”, “no vulnerable social”, “pobreza multidimensional” u otros eufemismos, encuentran explicación y referencia en función de la posición de las personas frente a la tenencia, o no, de un trabajo digno. Podrá decirse que los efectos de la reforma laboral no pueden mostrarse en apenas cinco meses pero, hasta entre sus beneficiarios existe ya una percepción negativa: “Así, los grupos de análisis del sector privado elevaron la tasa de desocupación nacional de un promedio de 4.73 por ciento proyectado en febrero, a otro de 4.80 por ciento en marzo, cuando ya se contó con algunos resultados tangibles del acontecer económico del primer bimestre de 2013, indicó el banco central.”i Esto significa y demuestra que la mutilación de derechos laborales “legalizada” en la reforma, no ha sido ni es condición de creación de empleos, sino únicamente de “miserabilización” de los existentes. La creación de empleo es un hecho económico, no jurídico. 

Con la ‘nueva’ Ley Federal del Trabajo el gobierno ha establecido una tenaza que sujeta y aprieta a los trabajadores en los tres planos básicos de la relación laboral: contratación, permanencia y terminación. Las modalidades de contratación a prueba, de capacitación inicial y por temporada constituyen la punta de lanza que permitirá, a corto plazo y por la vía de los hechos, que la clase empresarial vaya erradicando el tipo de contratación que, formalmente hasta el 30 de noviembre de 2012, fue la médula del derecho del trabajo: la contratación por tiempo indefinido, que dio cuerpo y sustento al principio de estabilidad en el empleo que caracterizó a la anterior ley. Bajo la vigencia de dicho principio los trabajadores construyeron un proyecto de vida y un modo de vivir sabiendo que al día siguiente el trabajo –y con él, el modo digno de ganarse la vida– los estaría esperando.

Hoy las nuevas formas de contratación (conllevan el virus legal que permite prescindir de los trabajadores sin responsabilidad alguna para el patrón) convierten a la fuerza de trabajo en materia desechable y tendrán, como efectos directos: a) alta rotación de trabajadores en las empresas en tanto, la permisividad legal, dará rienda suelta al empresariado para buscar ‘mejores trabajadores’; b) baja en los niveles salariales, debido a que las empresas podrán mantener el rótulo ‘se solicitan trabajadores’ propiciando la competencia entre éstos por alcanzar alguno de los puestos ofrecidos a costa de aceptar salarios cada vez menores; c) disposición para aceptar las modalidades de outsourcing, con tal de obtener un puesto de trabajo; d) mayor control político pues, en las actuales circunstancias políticas y económicas impuestas electoralmente al país, se naturaliza el contratismo colectivo de protección patronal augurable por las recientes muestras de respaldo oficial a la CTM, como cabeza del sindicalismo oficial.

Por tanto, si la ley (ahora puede comprenderse claramente aquella expresión marxista: “El derecho no es más que la voluntad de la clase dominante erigida en ley”) otorga a la clase empresarial una gran libertad para contratar y despedir a los trabajadores, entonces el punto nodal de las relaciones laborales se centra en la permanencia en el trabajo. ¿Cómo lograr convencer al patrón de que soy ‘un buen’ trabajador y acepte mi permanencia en el trabajo? En esto hay  actitudes que tienen que ver con la dignidad de los trabajadores.

La competencia por una plaza de trabajo, de cualquier nivel, hace que el salario ofrecido sea el más bajo aceptable y que la obtenga el trabajador más calificado o el que ponga mayor esfuerzo, como regla elemental de oferta y demanda. El trabajador aceptado buscará permanecer. Los demás solicitantes estarán a la espera de que no rinda y deje el puesto. Existe, pues, una doble presión psico–social hacia cada trabajador que cuenta con un empleo. Para permanecer en él tendrá que, verdaderamente, trabajar de tal modo que casi desfallezca en el intento por conservarlo. De por sí, el bajo salario, orillará al trabajo en tiempo extra; es decir, a laborar jornadas que exceden a la legal para la obtención de un ingreso que, por lo menos, permita satisfacer las mínimas necesidades personales y familiares.

Las otras aportaciones de los trabajadores a su permanencia en el empleo fueron fijadas en el proyecto: “Impulsar la multihabilidad de los trabajadores, a efecto de que se involucren en otras actividades de su entorno laboral…Consideramos que aprovechar las capacidades de los trabajadores, además de propiciar beneficios directos a su persona, incluso a sus familias, incrementan la productividad de las empresas.”ii  

Esta mutilación de derechos laborales propiciada por la reforma aparece acompañada de otras dos acciones de gobierno que, quizá, pudieran no tener conexión política alguna entre sí, pero cuya presencia concurrente en la realidad socio–económica de hoy, les proporciona la fuerza que posee todo mensaje subliminal: la cruzada nacional contra el hambre y la propuesta de modificación a la ley sobre delincuencia organizada.               

La realidad del México actual es compleja y presenta facetas causadas por el trabajo miserable como forjador de modos específicos de vida para muchos miembros de la clase trabajadora: “Hace 13 años, por falta de dinero y de un empleo con prestaciones sociales, María Quesada, de 42 años, y su esposo Antonio González, de 48, compraron un terreno en el asentamiento irregular Cruz de la Soledad. Con sacrificio hicieron una casa de ladrillo de 16 metros cuadrados, con cocina de lámina y cartón, pero con los años han perdido la esperanza de que el ayuntamiento les brinde los servicios básicos. La colonia, habitada por unas 100 familias, está en medio de la nada. No hay agua, luz, drenaje, transporte, escuelas, centros de salud, calles pavimentadas; no hay servicio de recolección de basura ni seguridad, sólo lodo y arroyos en temporada de lluvia. ”iii

Al mismo tiempo, un proyecto de modificación legal establece: “La proliferación de la delincuencia en México, concretamente el narcotráfico, ubica esta actividad ilícita entre las mayores fuentes de empleo. El trasiego de estupefacientes ha generado trabajo en años recientes para miles de personas, incluso más que Pemex y la industria maderera.”iv

¿Qué relación lógica puede encontrarse entre la fijación legal de condiciones miserables para el trabajo y la cruzada contra el hambre y la delincuencia organizada? ¿Elección de vida para los trabajadores? ¿Acaso no, la vigencia del discurso de combate al hambre tiene como condición lógica la creación de las condiciones económicas que aseguren la proliferación de ella? El perverso juego de eliminar mecanismos básicos de justicia social fundada en el producto del trabajo y su sustitución por la esperanza en la caridad gubernamental o el ingreso a las filas delictivas, sigue su renovada marcha como actitud del poder. Es la miseria moral convertida en proyecto político, económico y social.     

 

iLa Jornada, Juan Carlos Miranda y Juan Antonio Zúñiga, “Previsión de crecimiento anticipa una baja en actividad económica”, 2 de abril de 2013, p. 20.

iiExposición de motivos del proyecto de reforma a la Ley Federal del Trabajo.

iiiLa Jornada, Armando Cruz Sánchez, “La cruzada contra el hambre, limitada, asegura el Coneval”, 1 de abril 2013, p. 28.

ivLa Jornada, Roberto Garduño, “Ocupa el narco tres veces más personal que Pemex: diputados”, 31 de marzo de 2013, p. 5.

Share
La Jornada
Nacional Michoacan
Aguascalientes Guerrero
San Luis Veracruz
Jalisco Morelos
Zacatecas  
Tematicas
Defraudados Izquierda
AMLO Precandidatos 2012
Servicios Generales
Publicidad
Contacto
© Derechos Reservados, 2013. Sierra Nevada Comunicaciones S.A. de C.V.