Esto no es poesía

Un promedio anual

de quince millones mueren

porque son parias de la tierra.

 

Subsisten sin medicamentos esenciales

dos mil millones de personas.

Otros dos mil quinientos millones de terrícolas

carecen de alcantarillado

y ochocientos ochenta y cuatro millones

de sedientos no tienen agua potable

(sin contar a quienes les han dicho que, oficialmente,

tienen tuberías para ese tipo de agua en sus hogares,

así sus llaves no goteen ni medio día al la semana).

 

Somos siete mil millones los habitantes del planeta.

 

Mil doscientos millones son muchachos y muchachas

que no pasan de veinte, esos a quienes con cursilería

llaman: ¡Juventud, divino tesoro

o el banco mundial: bono demográfico.

Seis de cada diez menores de dieciséis años

(medida definida por la costumbre dominante

como edad para presentarse ante la sociedad mercantil),

sufren agresiones sexuales

dentro o fuera de sus hogares.

Las chavalas de esas edades

que se convierten en madres

cada año suman dieciséis millones

y cada día se agregan

dos mil jóvenes que contraen el SIDA.

 

Esto no es poesía, es pura sangre fría,

fría como lógica del capital,

y aunque parecieran rimar,

no, lo siento por hoy, esto no es poesía.

 

*Con datos de la columna: “A Sangre Fría”, de Salvador López Arnal, en la revista El Viejo Topo. Junio de 2012.

 

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