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Entre gritos, sombrerazos y algo más

Por: Juvenal González González

2012-12-06 04:00:00

 

Cuando alguien asume un cargo público debe considerarse a sí mismo como propiedad pública.

Thomas Jefferson

 

Nadie esperaba una toma de posesión tersa y arropada entre algodones, ni mucho menos. Había (hay) fuerzas políticas y sectores sociales agraviados por los turbios procederes de las élites del poder, que no estaban (están) dispuestos a dejar hacer y dejar pasar así nomás. Reitero la cita de Milan Kundera: “La lucha del hombre contra el poder es la lucha de la memoria contra el olvido”.

Las primeras transmisiones del sábado transcurrieron sin mayores novedades, nada que no se hubiera visto antes. En la Cámara se desplegaron mantas de protesta con las consabidas acusaciones, intentos de quitarlas y, entre gritos, chiflidos y aplausos mecánicos, los partidos fijaban su patriótica “posición” sin que nadie los tomara muy en serio.

Desde las afueras del recinto se empezaron a reportar refriegas entre policías y manifestantes que, al correr los minutos, fueron subiendo de tono a medida que se acercaba la hora programada para el acto solemne.

Entraron Calderón y Peña al salón de plenos y los gritos y sombrerazos también subieron de tono, apenas audibles porque, como ya se hizo costumbre, los encargados de la transmisión se las arreglaron para silenciar el sonido. En acto fast track se realizó el cambio de la banda presidencial, el juramento de rigor y ahí se ven. Que se sigan divirtiendo, jóvenes.

Y afuera ya era un soberano desgarriate. Manifestantes lanzaban bombas molotov y los federales les dispararon sus “inofensivas” pero mortales balas de goma y cayeron varios heridos de gravedad. Tanto, que uno de ellos se reportó muerto y, efectivamente, las fotos que empezaron a circular en la red así parecían constatarlo. Luego resultó que no era así, aunque el herido sigue hospitalizado y no se ha reportado fuera de peligro. Pero el legislador Ricardo Montreal se fue con la finta y desde “la más alta tribuna de la nación” anunció el deceso.

Mientras tanto, algunos grupos habían llegado al clímax del vandalismo, rompían vidrios a diestra y siniestra, destrozando cuanta cosa se les travesaba en el camino y durante horas no hubo manera de controlarlos. Las escenas de los hechos no dejan lugar a dudas respecto al afán destructivo de las hordas desatadas.

Pasados varios días de la zacapela, hay más dudas que certezas respecto a lo que realmente ocurrió y, sobre todo, quienes fueron los operadores y autores intelectuales del zafarrancho, porque alegar “espontaneidad de las masas” es insostenible. Y a falta de información dura, las versiones libres surgen y se esparcen al gusto y medida del o los autores. En algo coinciden todos, nadie se asume como responsable y reparten culpas con singular alegría, pero sin pruebas suficientes que acrediten sus dichos.

Y las autoridades, unas porque ya se fueron y otras porque acaban de llegar, parecen más interesadas en el borrón y cuenta nueva, que en esclarecer la guerra de los cristales rotos. Todo apunta a que la apuesta es esperar a que se seque el lodo y la tierrita se caiga sola. Pero nota bene, el antecedente quedará y sus consecuencias son impredecibles, por ahora.

Haiga sido como haiga sido, Peña Nieto se cruzó la banda tricolor en el pecho, es el nuevo inquilino de Los Pinos y ya despacha en el Palacio Nacional. Y nadie podrá negar que de inmediato se hiciera evidente la diferencia entre los priistas piratas y los auténticos y originales tricolores. Para bien y para mal.

Desde la conformación de su gabinete (salvo la inclusión de género que incumple los acuerdos y recomendaciones internacionales), el anuncio de sus ejes y primeras acciones de gobierno, hasta la firma del Pacto por México, se hizo ver un Ejecutivo que toma las riendas, que sabe a dónde quiere ir con quiénes. Que no todos le crean o no estén de acuerdo, ese es otro cantar. Pero el tipo se toma en serio su papel, asume la responsabilidad de sus acciones y no le anda haciendo al tío lolo. Como otros de cuyo nombre ya no quiero ni acordarme.

Por otra parte, tampoco está en condiciones de andar prometiendo lo que no piensa hacer. Ahora sobran quienes le harán marcaje personal y ejercerán la presión necesaria para que cumpla y rinda cuentas en tiempo y forma.

Por lo pronto llamo la atención respecto al compromiso de otorgar apoyo económico a los adultos mayores. Ahora resulta que no será universal como había prometido en campaña, sino solo para quienes no tienen pensión por jubilación. Se le olvida que en este país la mayoría de los jubilados tienen pensiones miserables. Al menos debiera otorgarse el apoyo a quienes están en los niveles más bajos del escalafón pensionario.

Lo peor que puede ocurrir en materia de desarrollo social es que prevalezca el asistencialismo y la simulación electorera que han predominado hasta ahora. Hacerlo sería una pésima señal respecto a la verdadera intencionalidad de las medidas anunciadas. Es de esperarse que las organizaciones sociales alcen la voz desde ahora y marquen el paso del son al que quieren bailar, antes de que los bailen. Otra vez.

Cheiser:Pregunta indiscreta. ¿Cuánto habrán ganado las casas de apuestas con “la chica” del campeonato del Tijuana Xolos Club? ya que, casualmente, resulta que el propietario de unas y otro es el mismo. ¿Usted cree en las casualidades? Yo tampoco.

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