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El otro pacto

Por: Juvenal González González

2013-05-02 04:00:00

Las palabras nunca alcanzan cuando lo que hay que decir desborda el alma.

Julio Cortázar

 

Parte sustantiva del quehacer político es la que se refiere a la capacidad para concertar alianzas y acuerdos; tanto con las fuerzas que se mueven al interior de la organización propia, como con las externas, así sean antagónicas. Suena y es lógico pero no es sencillo. Por eso sorprendió que a las primeras de cambio Peña Nieto anunciara el “Pacto por México”, suscrito por los principales partidos nacionales, luego de ganar una elección por demás cuestionada.

Ahora bien, una cosa es suscribir un convenio y otra, bien distinta, cumplirlo. Sobre todo en un país como el nuestro donde el adagio “prometer no empobrece…” es pan de cada día. Ya me referí alguna vez a que México es la pluma más rápida en materia de compromisos internacionales, pero de una lentitud exasperante, si acaso, a la hora de cumplirlos y rendir cuentas.

Lo mismo ocurre en la política interior. Una y otra vez hemos visto retractarse a las fuerzas comprometidas con algún proyecto de ley, una alianza o un pacto, aduciendo incumplimiento de su contraparte o, peor aún, introduciendo temas y problemas ajenos a lo pactado. Generalmente la manzana de la discordia son las elecciones.

Hecho explicable si consideramos que el calendario electoral en México es una pachanga de nunca acabar; no terminan de enfriarse las calenturas de un proceso cuando ya está encima el siguiente, séase federal, estatal o municipal. Siempre acompañados por una insufrible monserga de propaganda electoral que nos tortura intensa y eternamente.

Y es que las elecciones son la fuente donde abrevan y se nutren los partidos democráticos “modernos”. Son el origen de su eterna felicidad y su ansiada inmortalidad. Ahí es donde se pelan los machetes y sacan uñas y dientes para sacar ventajas, generalmente indebidas.

El “Pacto por México” marchaba ligero como ligeras eran las trabas que encontraba a su paso, ni siquiera el conflicto magisterial representaba un problema mayor; el encarcelamiento de “la maestra” le puso freno de mano (dura). Pero el desvelamiento del aldeano y torpe mapacheo de los priistas veracruzanos sí que alborotó la gallera.

Con fidelidad a sus más caras tradiciones, los panistas cogieron al Pacto de rehén y han venido negociando con inusitada habilidad su liberación. También Peña Nieto y sus operadores han reaccionado con presteza y pronto veremos de qué cuero salen más correas.

Entre finta y finta el PRI ya hizo importantes concesiones en cuanto a la transparencia en la operación de los programas sociales e incluso en el nombramiento de los delegados de la Sedesol, reconociendo tácitamente las culpas que les cayeron encima como agua helada en plena fiesta.

Esa actitud no es nueva, al contrario, es por esa vía que la oposición ha logrado sus mayores avances, sobre todo en materia electoral. Las grandes reformas al respecto (IFE, Cofipe, padrón y credencial con fotografía y demás) fueron concesiones del PRI para asegurar su legitimidad y permanencia en el poder, frente a una oposición cada vez más fuerte e intransigente y una ciudadanía cada vez más crítica y participativa. No hay ciencia.

Pero ese buen talante para reconocer fallas y ofrecer salidas viables y aceptables, se disminuye notablemente a la hora de ponerles nombre y apellido a los responsables directos y sancionarlos conforme a la ley. Lo más que ha ocurrido hasta ahora en casos similares, es quitarlos del puesto, en el entendido de que más adelante serán reciclados para que sigan haciendo lo mismo. Lo traen en la sangre.

Finalmente los opositores acaban aceptando cuando les pagan con la misma moneda y empiezan a sacarles sus trapitos al sol. En el caso veracruzano, donde la dinastía Yunes ha jugado un papel preponderante, ya se habla de la inexplicable riqueza de los susodichos y es apenas una leve amenaza de lo que les podrían sacar si la confrontación continúa.

Y esa espiral de exigencias de “llegar hasta las últimas consecuencias, caiga quien caiga” es la que ningún partido desea realmente, porque como todos tienen cola que les pisen, todos pierden. Se vale acusar pero no castigar. Las librerías, hemerotecas y la red, están rebosantes de historias y testimonios acumulados durante décadas que dan fe de lo que afirmo.

Esa es la gran asignatura pendiente para que en este país se inicie una verdadera cruzada contra la corrupción y por la transparencia del manejo de los recursos públicos. Pero ¿cómo esperar que las élites del poder económico y político, grandes beneficiarias del actual estado de cosas, encabecen una cruzada de tales magnitudes?

Entre bomberos no se pisan la manguera dice el dicho. Y entre los poderosos existe otro pacto, mucho más viejo y de resistencia probada. Ese es el pacto que tendría que romperse para salir del túnel. Pacto que ha desangrado al país, que impide cualquier cambio verdadero. Es el pacto de impunidad que, como verdaderos mafiosos, todos entienden y todos respetan. ¿A que sí?

 

Cheiser: Cuba informa que ya cumplió gran parte de las metas de desarrollo humano fijadas para 2015 por Naciones Unidas bajo el título de Objetivos del Milenio. ¿Alguien sabe cómo va México que también suscribió esos Objetivos?

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