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El desempeño mediocre del consejo general del IEE pone en riesgo el proceso electoral del 7 de julio de 2013

Por: Herón García Martínez

2013-05-14 04:00:00

 

Para Lau, por existir, y por su apoyo en los momentos más difíciles de estas horas, de estos días.

 

Supongamos que un paciente con problemas en sus sistemas cardiovascular y circulatorio, necesita con urgencia una cirugía que no admite demoras ¿a quién se le canalizara este paciente? Sin duda al cardiólogo. Supongamos también, que un paciente con graves problemas en el esófago, estómago, colón, es decir, su sistema digestivo, acude al médico general, ¿es el indicado?, pues no, el indicado es el gastroenterólogo. En ambos casos, si el paciente es ignorante de a quién debe acudir, visitara al médico general y este lo canalizara al especialista, al experto.

Los señores diputados de la LVIII Legislatura del Estado de Puebla al nombrar a los integrantes del consejo general del IEE el martes 23 de octubre de 2012, no sólo no actuaron como médicos generales, sino como verdaderos ignorantes y títeres de quién desde arriba “mueve los hilos”; ¿a quién se le ocurre colocar como consejero presidente del Instituto Electoral del Estado a un hombre que no sabía, ni sabe nada de asuntos electorales, ni de ciudadanía, ni de procesos electorales? En efecto el abogado Armando Guerrero Ramírez en el momento de ser investido, –en una farsa democrática de los diputados– como consejero presidente del Instituto Electoral del Estado ese martes 23 de octubre, no tenía la más mínima idea del cargo, y de la altísima responsabilidad que implica encabezar un “organismo autónomo” como lo es el Instituto Electoral del Estado. En el sitio del Instituto Electoral del Estado, se lee que este personaje entre 1993–2001 desempeño cargos diversos en el Banco Santander, antes Santander Serfin, antes Banco Mexicano, más tarde entre 2001–2012 fue director general de Daja Grupo Consultor, SC, y en 2011 fue encargado de despacho del Instituto Poblano para la Productividad Competitiva, de ahí dio el gran salto a la presidencia del Instituto Electoral del Estado, pero no por su talento o por la suerte que le acompañara, sino porque las señales vinieron desde la poderosa Secretaría General de Gobierno, en ese entonces a cargo de Fernando Manzanilla Prieto, necesitaban un títere como consejero presidente, y ese fue Armando Guerrero Ramírez.

En la sesión del pasado martes 23 de octubre las diputadas y los diputados de la LVIII Legislatura, cooptados y bajo las órdenes del Poder Ejecutivo, sólo hicieron de la sesión un trámite. Las órdenes de quienes serían los nueve consejeros ya se habían transmitido a los líderes de los partidos, y estos a sus compañeros de bancada, el reportero Martín Hernández Alcántara de La Jornada de Oriente lo relata excelente, “A tal grado fue exhibida la línea a la que se sometieron los representantes populares, que muchos no pudieron ocultar que alguien les entregó un listado idéntico ordenándoles cómo emitir su voto, para que no se equivocaran de candidatos. Consultando constantemente su acordeón fueron captados por los fotoperiodistas que cubrieron la sesión ordinaria de ayer en el edificio camaral, la presidenta de la Comisión Especial para el proceso de elección de consejeros del Instituto Electoral del Estado, Zenorina González; también el presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política Édgar Jesús Salomón Escorza; el diputado Inés Saturnino López Ponce, afiliado al Partido Acción Nacional (PAN); Víctor Hugo Islas Hernández, legislador integrado a la bancada del Partido Nueva Alianza, entre otros” .

Nombrar a Armando Guerrero como consejero presidente fue un gravísimo error de las diputadas y diputados, el puesto de consejero electoral requiere de conocimientos previos en materia electoral, haber estado en procesos electorales que permiten obtener experiencias y vivencias, no cometer pifias como las que en cada momento vemos que comete el consejero presidente, su experiencia es nula, bueno ni siquiera funcionario de casilla u observador electoral fue en su etapa previa de “ciudadano” como él se autocalifica ¿sabrá Armando Guerrero el significado de ciudadanía, de ciudadano? El mismo lo dice: “No, jamás he tenido que ver con ninguna afiliación política partidista, ni funcionario de casilla, yo no he participado de manera activa en ninguna organización electoral (…)” , sino ha participado alguna vez ¿tendrá la capacidad para que la elección del 7 de julio salga bien? Guerrero le apuesta a la experiencia de los consejeros Olga Lazcano Ponce, Fidencio Aguilar Víquez y Paul Monterrosas Roman, pero también allí está la ignorancia electoral de Alejandra Guadalupe Esquitín Lastiri y de Gustavo Garmendia Domínguez, que llegaron a aprender igual que el consejero presidente.

Los que decidieron quienes serían los consejeros le apostaron al manejo político de un “organismo autónomo” que en los hechos debe garantizar a los electores, –que no ciudadanos– los principios rectores que deben guiar toda elección: 1. legalidad, 2. imparcialidad, 3. objetividad, 4. certeza y, 5. independencia. Ninguno de estos principios rectores aparece en el desempeño actual del consejo general del Instituto Electoral del Estado. Si los “padrinos” de los actuales consejeros pensaron que tener a incondicionales al frente del IEE les garantiza ganar las elecciones, deberían de repasar lo sucedido en la elección del 4 de julio de 2010, donde aun con el aparato gubernamental del gobierno de Mario Marín Torres y de la supuesta complicidad del consejo general del Instituto Electoral del Estado, encabezado por el consejero presidente Jorge Sánchez Morales, la coalición Compromiso por Puebla (PAN / PRD / Nueva Alianza / Convergencia) hizo morder el polvo a la coalición Puebla Avanza (PRI / PVEM). Manejar el Instituto Electoral del Estado no es garantía de que la voluntad de los electores se incline a favor de los candidatos que han sido los favoritos, y que se mueven bajo las complicidades del consejo general del Instituto Electoral del Estado encabezado por Armando Guerrero Ramírez. Habría que recordar al gran florentino Dante Alighieri, el que decía: “De buenas intenciones está empedrado el camino al infierno”.

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