Logo de La Jornada de Oriente
Cargando...

Arqueología guatemalteca

Por: Israel León O’farrill

2012-08-23 04:00:00

Del 16 al 20 de julio de este año se llevó a cabo el XXVI Simposio de Investigaciones Arqueológicas de Guatemala en Ciudad de Guatemala. Su importancia radica en que dentro de territorio guatemalteco se encuentran vestigios de grandes civilizaciones de filiación maya que vivieron su desarrollo en todos los periodos pasando desde el preclásico (del 2500 a.C., al 200 d.C.) al periodo Clásico (150/ 200 al 900 d.C.) y asentándose en el Posclásico desde el 900 hasta la conquista de Tayasal en el Petén en 1697. Por su grandiosidad arquitectónica, sistema escriturario y expresión artística, los estudiosos de lo maya han privilegiado el estudio de las ciudades cuyo esplendor se centra en el Clásico. Y Guatemala tiene algunos de los más imponentes en este sentido, principalmente en el Petén: Tikal, Uaxactún, Piedras Negras, Naranjo, Yaxhá, Ceibal, Xultún, por mencionar algunos.

Sin embargo, hay que puntualizar que investigaciones recientes –expuestas en el Simposio– están dotando de mayor interés al periodo Preclásico, no sólo por ser claro antecedente del desenvolvimiento que comentamos en el Clásico, sino por sus propias características estéticas, arquitectónicas, urbanas y demás atributos que le quitan el sentido de supuesta “inferioridad” con el que se le había visto por muchos investigadores que trabajan sitios del Clásico. El Mirador es un ejemplo perfecto de lo que hablamos y la cuenca a la que pertenece y que recibe su nombre también. En ella –un territorio de más de 2 mil kilómetros al norte de Tikal y sur del estado de Campeche– convivieron muchas ciudades que, de acuerdo a especialistas, pertenecieron a lo que se ha denominado  “El Reino de Kan”. Mirador, Nakbé y otras 26 ciudades más componen una estructura territorial, cuya importancia regional perfectamente hace tambalear la idea de que la cultura Olmeca haya sido la “cultura madre”.

El periodo Posclásico sufre una discriminación peor, tanto por los arqueólogos como por los historiadores. Tan es así, que es aceptada en libros de texto, medios de comunicación y en congresos y ponencias, la idea de que hubo un colapso y que los mayas desaparecieron en torno al año 900 de nuestra era… Nada más alejado de la realidad. Durante mi estancia en el Simposio, como en el Petén tuve la oportunidad de entrevistarme con numerosos arqueólogos y trabar conversaciones interesantísimas en torno a estas temáticas. Me entrevisté con miembros del proyecto Arqueológico de Tayasal en el lago Petén Itzá, en las excavaciones que realizan al momento y que se centran en el contacto entre colonos e indígenas itzaes posterior a la conquista de Noh Petén en 1697. El equipo es encabezado por Timothy Pugh, arqueólogo de larga trayectoria en la región y por Francisco Sánchez de la Universidad de San Carlos. Participan Francisco Hernández y los talentosos jóvenes Evelyn Chan y Pablo Lizano, arqueólogos de los que hemos de esperar muchas cosas en el futuro. De sus hallazgos podemos entender la larga ocupación del lugar y la realidad de la colonización en la región del lago Petén Itzá. Por cierto, mientras estábamos ahí, encontraron una punta de pedernal del Clásico, cosa que nos llenó de emoción: tocar un instrumento tan viejo es sin duda emocionante. Posteriormente tuve la oportunidad de conversar con Tom Schreiner, arqueólogo de el Mirador y especialista en el aprovechamiento de la cal para la construcción de los grandes edificios mayas. De él tuve una excelente visión de la inmensidad de la zona y noticia de los más recientes hallazgos en el Mirador y de la cuenca que lleva su nombre.

También en el Petén estuve con el arqueólogo Mario Zetina, quien fue un guía sin igual para comprender la problemática arqueológica guatemalteca y los titánicos esfuerzos que se realizan para continuar con la exploración; de igual manera, como especialista en cuestiones ambientales, me mostró el delicado equilibrio ecológico que constantemente se ve amenazado en la Reserva de la Biósfera Maya. Él, a la vez de ser profesor de la Universidad de San Carlos se dedica a una interesante labor, que es la de formar a los guías de zonas arqueológicas para que su trabajo sea más completo. Gracias a él conocí a un arqueólogo genial: Rómulo Sánchez Polo, autoridad en la región del Petén y que me comentó la importancia de reivindicar al Posclásico como un periodo de desarrollo cultural, económico, político, arquitectónico y estético que siguió pese al llamado “colapso”… Con todos ellos coincidí en que falta divulgación de los hallazgos y de las nuevas interpretaciones pues difícilmente llegan estos datos a figurar en libros de texto y en las clases de historia de diversos niveles. Lo anterior se debe a la falta de interés de las autoridades por difundir información que trascienda lo meramente turístico y porque muchos arqueólogos son sumamente celosos de su trabajo y no publican a menos que sea en congresos que no llegan a la población en general; por otro lado, coincidimos en la precaria formación que tienen reporteros y comunicadores en general –especialmente en la televisión, tanto en Guatemala como acá–, lo que propicia que el tratamiento de las noticias sea deficiente y en ocasiones ridículo. Falta mucho por hacer, pero el intercambio con estos especialistas y lo expuesto en el Simposio han resultado ser lo mismo reveladores que esperanzadores: se está trabajando y eso es lo importante.

Share
La Jornada
Nacional Michoacan
Aguascalientes Guerrero
San Luis Veracruz
Jalisco Morelos
Zacatecas  
Tematicas
Defraudados Izquierda
AMLO Precandidatos 2012
Servicios Generales
Publicidad
Contacto
© Derechos Reservados, 2013. Sierra Nevada Comunicaciones S.A. de C.V.