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Un medicamento para la prevención del sida

Por: Rafael H. Pagán Santini

2012-05-17 04:00:00

Finalmente, el 15 de junio del presente, la evidencia clínica sobre la efectividad en la prevención de la infección del VIH del medicamento Truvada será analizada por un panel del FDA (Foog and Drug Administration). La importancia de esta evaluación radica en que la mayoría de los países del mundo siguen sus recomendaciones. En esta ocasión se verá si los resultados preliminares que circulan en los pasillos son verdaderos.

El principio terapéutico detrás del tratamiento preventivo consiste en inhibir la replicación del virus desde el momento en que este entra al organismo, lo que impediría que se lleve a cabo una infección permanente y a su vez permitiría al sistema inmunológico poder destruirlo. El medicamento que se está utilizando es el tenofovir, sólo o combinado con emtricitabine. Los estudios con animales han demostrado que la administración de tenofovir combinado con emitricide antes de la exposición logra proteger significativamente a monos que habían sido expuestos repetidas veces a un virus como el VIH. El nombre comercial es Truvada.

Truvada es producido por la farmacéutica Gilead Sciences, basada en California, y combina dos medicamentos antirretrovirales que se utilizaban en el pasado por separado (tenofovir/emtricitabine) en pacientes VIH positivos. La eficacia de Truvada en reducir el riesgo de contagio de VIH fue uno de los hitos médicos de 2010. Ahora, expertos recomiendan que el uso de este medicamento en Estados Unidos se extienda a personas sanas consideradas en alto riesgo de contraer el virus. Truvada es un antiviral que se utiliza desde 2004 en personas que ya están contagiadas con el VIH y que se toma junto con otros fármacos antirretrovirales.  

La prevención del sida está indiscutiblemente vinculada al uso del condón. La efectividad del condón se extiende, además del VIH, a las principales enfermedades transmisibles sexualmente como lo son: la gonorrea y la clamidia. Además, es una barrera efectiva para evitar el embarazo. En los últimos años, muchos países han puesto su empeño en mejorar el sistema de tratamiento, lo cual no es erróneo, pero han olvidado a las nuevas generaciones que desconocen la gravedad de la infección.

Una estrategia preventiva que ha tenido un gran excito ha sido la de de tratar con medicamento anti–retroviral a las mujeres embarazadas reduciendo así el riesgo de que el producto naciera infectado. El primer tratamiento consistió en utilizar Zidovudina en los últimos tres meses del embarazo. Con este tratamiento la probabilidad de infección se redujo a 8 por ciento. La efectividad de este tipo de prevención fue demostrada desde el 1994.

Recientemente se han publicado varios estudios que presentan evidencia de cómo la circuncisión puede reducir el riesgo de infección del VIH. Junto con estos estudios también se ha presentado cierta evidencia que sugiere que las mujeres con parejas circuncidadas corren menos riesgo que otras de contraer cáncer cervico–uterino debido al virus de papiloma. La explicación que se tiene sobre este respecto es que la parte interna del prepucio contiene cierto tipo de células que son más propensas de ser infectadas. Aunque los estudios han sido llevados a cabo entre heterosexuales y la recomendación de circuncidarse va dirigida a los heterosexuales, habría que preguntarse cuál sería la diferencia entre homosexuales.

Históricamente, las campañas de prevención contra la transmisión del virus del sida han tenido como objetivo la modificación de comportamientos promoviendo el uso del condón, no sin antes promover la abstinencia y la monogamia. Solamente en caso como la exposición accidental al virus o la prevención para infantes ha incluido la utilización de medicamentos. Una de las campañas preventivas más inefectivas ha sido la promoción de la abstinencia a través de todo Estados Unidos.

Un análisis de la epidemia deja entrever lo ideológico en las campañas preventivas. El problema central del sida sigue siendo el sexo y no el virus. La preocupación central sigue siendo el poder evitar que las personas puedan tener relaciones sexuales libremente. Es por esto que todavía se insiste en la abstinencia o no se habla del tema. Tenemos de frente generaciones jóvenes que desconocen la gravedad de la epidemia. Si volvemos a cometer los errores del siglo pasado tendremos que enfrentar las mismas consecuencias, enterrar a nuestra juventud. 

 

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