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La diabetes Mellitus y la retiopatía

Por: Rafael H. Pagán Santini

2012-04-12 04:00:00

La diabetes Mellitus es una enfermedad metabólica y su síntoma más importante es el aumento del nivel de azúcar (glucosa) en la sangre por deficiencia en la producción de insulina en el páncreas. La diabetes se clasifica en dos grandes grupos: Diabetes tipo 1 y Diabetes tipo 2.

La diabetes tipo 1, también llamada insulina dependiente: es el resultado de la destrucción autoinmune de las células beta de los Islotes de Langerhans en el páncreas. La destrucción de estas células provoca la deficiencia absoluta de la hormona insulina. La diabetes tipo 1 es un padecimiento autoinmune. La Diabetes tipo 2, a diferencia de la tipo 1, no es dependiente de insulina, esto quiere decir que la deficiencia de insulina no es absoluta. Esta condición de salud se caracteriza por una pérdida progresiva de la función de las células betas del páncreas.

La obesidad es el primer factor de riesgo para la diabetes tipo 2. La razón de esta asociación tan estrecha entre obesidad y diabetes tipo 2 es la resistencia a la insulina. Lo que implica que aun habiendo insulina en la sangre las células dianas (células sobre las que debería actuar la insulina) no responden a ella. Cuando la resistencia a la insulina se combina con una disminución en la secreción de ésta, la glucosa sanguínea sube a los rangos de la diabetes. Los cambios fisiológicos responsables de las manifestaciones clínicas de la diabetes tipo 2 incluyen: la secreción defectuosa de la insulina, el aumento en la producción de glucosa por el hígado, la resistencia a la acción de la insulina en tejidos sensibles a ella (músculo, tejido graso, e hígado) y los niveles altos en sangre de triglicéridos y ácidos grasos libres.

Tanto la diabetes tipo 1 como la tipo 2 producen complicaciones a largo plazo. Estas se clasifican en enfermedad microvasculare (porque afecta pequeños vasos sanguíneos) y en enfermedad macrovascular (porque afecta la red arterial periférica). Las principales afecciones microvasculares son: la retinopatía (micro angiopatías), la nefropatía (insuficiencia renal), y la neuropatía (autonómica y periférica). Las afecciones macrovasculares incluyen: enfermedad cardiovascular (infarto agudo al miocardio), la enfermedad cerebrovascular (accidente cerebrovascular) y la enfermedad vascular periférica (amputación, ulcera de pie).

Ocurre cuando la diabetes daña a los pequeños vasos sanguíneos de la retina, que es el tejido sensible a la luz situado en la parte posterior del ojo. Generalmente ocurere en ambos ojos. A la primera etapa de esta complicación se le denomina, retinopatía no proliferativa ligera. En ella aparecen los microaneurismas., que son pequeñas áreas de inflamación, que parecen ampollas, en los pequeños vasos sanguíneos de la retina. Otra etapa es la retinopatía no proliferativa moderada. Según avanza la enfermedad, algunos vasos sanguíneos que alimentan la retina se obstruyen. Una tercera etapa es la retinopatía no proliferativa severa. En esta etapa muchos más vasos sanguíneos se bloquean, haciendo que varias partes de la retina dejen de recibir sangre. La respuesta corporal es la de hacer crecer nuevos vasos sanguíneos. Por último, la retinopatía proliferativa. En esta etapa avanzada se crecen y se desarrollan nuevos vasos sanguíneos, por esa razón se le denomina proliferativa. Estos nuevos vasos sanguíneos son anormales y frágiles. Crecen a lo largo de la retina y de la superficie del gel vítreo, el gel incoloro que llena el interior del ojo. Por sí mismos, estos vasos sanguíneos no causan ningún síntoma o pérdida de la visión. Sin embargo, tienen paredes muy delgadas y frágiles. Si llegaran a gotear sangre, podría haber una pérdida severa en la visión o incluso resultar en la ceguera.

Hasta hace poco tiempo, el único tratamiento disponible para la retinopatía era el tratamiento el control metabólico de la diabetes hasta que el nivel de severidad de la lesión en la retina obligaba una cirugía con rayos laser. El descubrimiento de la actividad del factor de crecimiento del endotelial vascular (VEGF) ha permitido la elaboración de bloqueadores contra este factor de crecimiento.  El hecho de que el tratamiento de las lesiones vasculares en la retina mantiene la agudeza visual en personas con retinopatía diabética resalta la interconexión entre la retina neural y la retina vascular subrayando la unidad neurovascular funcional de la retina. El concepto de unidad neurovascular se extiende hasta los componentes inmunológicos neurales, lo que indica la relación inflamatoria en la destrucción de la barrea hematológica de la retina. Un tratamiento efectivo para la preservación de la visión en personas con retinopatía diabética tiene que contemplar todos estos factores. 

 

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