Logo de La Jornada de Oriente
Cargando...

Avances en la terapia contra el cáncer de próstata

Por: Rafael H. Pagán Santini

2012-04-19 04:00:00

 

Las investigaciones más recientes sobre el cáncer de próstata indican que existen varias opciones terapéuticas que permiten evitar los principales daños colaterales de la terapia tradicional. Todos los cánceres comparten cierta forma de riesgo, incluyendo el potencial de expandirse tanto a los tejidos que rodean al tumor original como el de invadir otros sitios distantes de éste, pero la realidad es que el curso de la enfermedad varía tremendamente de un órgano a otro y de un una persona a otra. Sin embargo, el panorama del cáncer de próstata ha mejorado dramáticamente en los últimos 25 años. 
La próstata es una glándula sexual masculina del tamaño de una nuez. El término utilizado para su descripción es el de un órgano que produce fluido, como el de las glándulas salivares que producen saliva. El fluido que produce es espeso y su función es el de proteger y el formar parte del esperma mientras este navega hasta el órgano reproductor femenino. Está localizada debajo de la vejiga y rodea la parte superior de la uretra.  
Hay tres procesos patológicos que afecten la próstata con la frecuencia suficiente como para señalarlas: La inflamación, que sería uno de los procesos patológicos importantes de la próstata y que ocurre por infecciones bacterianas agudas o crónicas. Puede encontrarse una prostatitis crónica abacteriana, pera esta es indistinguible de la forma bacteriana crónica; Un segundo procesos patológico es la hiperplasia prostática benigna. Se caracteriza por un aumento del tamaño del cuerpo de la glándula y de las células epiteliales de la próstata, seguida de la formación de grandes nódulos. Esto es un proceso sumamente frecuente después de los 50 años de edad. La próstata, a diferencia de otros órganos que al madurar dejan de crecer o al envejecer se encogen, puede aumentar su tamaño durante el proceso de envejecimiento. Esto ocasiona síntomas de obstrucción urinaria, y al igual que en los procesos inflamatorios, presenta un aumento de APE a nivel sanguíneo; El tercer proceso es el cáncer. Es un cáncer que se presenta raramente antes de los 50 años de edad, pero después de esa edad se dispara dramáticamente. Poco se sabe sobre las causas del cáncer de próstata. Se sospecha que desempeñan algún papel ciertos factores de riesgo, como la edad, los antecedentes familiares, predisposición genética, los niveles hormonales e influencias ambientales. 
Al igual que en la hiperplasia nodular de la próstata, se piensa que los andrógenos desempeñan un papel en el origen del cáncer de próstata. A favor de esta idea está el hecho de estos tumores pueden inhibirse con la orquiectomía (castración). Las células epiteliales neoplásicas, al igual que sus equivalentes normales, poseen receptores para los andrógenos, lo que indica que son sensibles a estas hormonas. Sin embargo, ningún estudio ha descubierto alteraciones significativas o constantes de los niveles de testosterona ni de sus metabólitos. Por ello, es más probable que el papel de las hormonas en esta neoplasia maligna sea fundamentalmente permisivo, puesto que los andrógenos son necesarios para el mantenimiento del epitelio de la próstata. 
Hay dos marcadores bioquímicos: la fosfatasa ácida prostática y el APE, que se han utilizado para diagnosticar y orientar el enfoque terapéutico del cáncer de próstata. Ambos son elaborados por el epitelio prostático normal y neoplásico. En la mayoría de los laboratorios se emplea la cifra de 4 ng/ml de APE como límite de separación entre lo normal y lo anormal.
Entre las formas más utilizadas de tratamiento estándar está la radioterapia. La radiación afecta a las células cancerosas y también a las normales. Las células normales se restaurarán por sí mismas, pero las cancerosas no. La dosis de radiación se administra desde fuera del cuerpo o a través de de braquiterapia (la fuente de radiación se coloca dentro del cuerpo). La cirugía es otra opción, sobre todo, esta puede ser la opción para una cura permanente. Las técnicas modernas, y un cirujano experto pueden salvar los efectos secundarios más incómodos de este tratamiento: la impotencia y la incontinencia urinaria. Actualmente, se están llevando a cabo investigaciones clínicas utilizando la terapia de ultrasonido focalizado de alta intensidad (HIFU), el cual puede reducir el riesgo de impotencia e incontinencia que provocan las terapias que se usan actualmente. Tomando en consideración que, en muchos casos los tumores no llegan a progresar ni se vuelven letales para muchos hombres el riesgo de esos efectos secundarios puede ser innecesario.
Según la BBCmundo, los estudios clínicos en este nuevo tipo de tratamiento están financiados por el Consejo de Investigación Médica (MRC) del Reino Unido, aparece publicado en The Lancet Oncology. La nueva técnica de ultrasonido focalizado de alta intensidad parece ofrecer esta solución. Ésta consiste en la aplicación dirigida de un haz de ultrasonido de alta frecuencia y alta energía –con temperaturas de hasta 100º C– para destruir con ablación térmica las células cancerosas. Como el haz es dirigido selectivamente, los tejidos circundantes sanos no resultan afectados
La mejor noticia consiste en los avances de terapias no invasivas, lo cual evita los efectos secundarios de los tratamientos anteriores. Además, como la terapia es focalizada, dirigida a áreas individuales de células cancerosas, evita el daño colateral.
 
Si desea más información sobre esta columna puede escribir al correo electrónico [email protected]
Share
La Jornada
Nacional Michoacan
Aguascalientes Guerrero
San Luis Veracruz
Jalisco Morelos
Zacatecas  
Tematicas
Defraudados Izquierda
AMLO Precandidatos 2012
Servicios Generales
Publicidad
Contacto
© Derechos Reservados, 2013. Sierra Nevada Comunicaciones S.A. de C.V.