2012-04-26 11:21:25
Recientemente se publicó la noticia de los efectos sobre la alimentación que ha tenido el Tratado de Libre Comercio entre los Estados Unidos y México. La industria de la alimenticia inundó de comida chatarra el país y saturó el mercado con alimentos de baja calidad pero accesible en grandes cantidades debido a su bajo costo. El desarrollo de la comida chatarra, más comida de inferior calidad por menos dinero, la venta de alimentos con alto contenido calórico y bajo contenido nutricional, la incorporación de sustitutos tóxicos y la utilización de aditivos y conservadores han caracterizado a la industria alimenticia en su embate competitivo. Las consecuencias es una epidemia de obesidad y diabetes.
Los estímulos subliminales, la organización dentro de los supermercados, hecha para atraer nuestra atención, y el engaño del bajo costo crean un ambiente que evocan el deseo de comer sin apetito. No es un secreto que la comida es una de las mayores fuentes de placer, y en términos anímicos nuestro cuerpo sabe que al comer, aún sin apetito, la comida nos va a quitar esa incomodidad que sentimos. El objetivo de los anuncios en radio, prensa y televisión sobre la comida es el de generar un estímulo emocionalmente competente, esto es, un acontecimiento cuya presencia, real o en rememoración mental, desencadene una emoción que evoque una necesidad de comer. Los anuncios sobre comida están dirigidos a manipular sus emociones. Recuerde que la Coca Cola es “La chispa de la vida” y que los refrescos son una de las principales causas de obesidad.
Podemos aprender a decir no a la comida chatarra ya que no estamos hablando de comer cuando tenemos necesidad de ello. Estamos hablando de comer sin hambre, precisamente donde interviene todos los anuncios comerciales de comida basura. El consumo de la comida chatarra, la ingesta de comida de inferior calidad por menos dinero, la compra de alimentos con alto contenido calórico y bajo contenido nutricional que contiene aditivos y conservadores son algunas de las cosas a las que podemos modular y decir No. Cuando se pueda.
Un buen comienzo, es un desayuno que aporte entre 20 y 25 por ciento de las calorías ingeridas a lo largo del día. No olvidemos que el comer es una conducta motivada, la cual es favorecida y mantenida cuando el sistema nervioso es activado por estímulos específicos como el alimento. La convergencia de los estímulos provenientes de nuestros órganos viscerales como el esófago, el estómago, el intestino, etcétera, y las propiedades de los alimentos como su olor, su sabor, su textura, etcétera, sobre áreas cerebrales específicas tiene una participación primordial en la iniciación y en el control de comer.
Al comer debemos tener en cuenta que la comida es una de las mayores fuentes de placer y los estímulos sensoriales gustativos están íntimamente correlacionados con ese placer, tenemos que comer conscientemente para evitar sobre saltos en la salud. Por ejemplo, el azúcar es innata y hedónicamente positiva para los seres humanos. Una pequeña cantidad es suficiente para obtener una respuesta gustativa y la respuesta hedónica se incrementará con la intensidad del estimulo. Mientras que los sabores amargos tendrán una respuesta que disminuirá en el gusto. En los sabores salados, mientras se mantenga en bajas concentraciones producirán una respuesta placentera que irá disminuyendo hasta convertirse en desagradable cuando aumenta su concentración.
Salir de casa sin ingerir alimentos representa un gran desequilibrio, en especial de glucosa, el combustible energético del cuerpo humano, elemento vital para que se lleven a cabo las diferentes funciones del cuerpo. El cerebro es el primer órgano que sufre estos desajustes; en casos extremos se presentan síntomas de confusión e inconsciencia. Ya sea la falta de desayuno o un consumo deficiente del mismo es causa de múltiples alteraciones. El ayuno nos afecta en la concentración y en el estado de ánimo, lo cual puede perjudicar notablemente su desempeño laboral al mermar las capacidades de memorización, expresión y creatividad.
El mantenerse en ayunas después de haberse levantado obliga al cuerpo a buscar fuentes de energías en otros compuestos orgánicos que no sean la azúcar. El cuerpo estimula la transformación de las proteínas en glucosa para así poder generar el principal transportador de energía que el ATP. Esto hace que nuestros músculos adelgacen y se debiliten. Equivocadamente pensamos que mientras más tarde comencemos a comer menos calorías consumiremos durante el día. Sin embargo, la falta de azúcar en el cuerpo estará estimulando el apetito hasta que se sacie. La hambruna, producto del ayuno, hará que comamos mucho más de lo que debiéramos en el momento en que iniciemos a comer. El ayuno nos traerá como consecuencia la perdida de la masa muscular y el almacenamiento de grasa en nuestro cuerpo.
Si usted desea mantener un consumo bajo en alientos deberá poner atención en lo que come y donde come. Los procesos de atención y de memoria que se activan mientras se lleva a cabo una comida facilitan la regulación del consumo de esta. Las personas que comen con distracción comen significativamente más que aquellos que no lo hace. El sentarse a ver televisión mientras se come aumente los niveles de consumo de alimentos. Tomados en conjunto, estos estudios indican que prestar una atención específica a las características gustativas de la comida durante el consumo, facilita la saciedad y la decisión de dejar de comer.
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